Se llama Willms y busca curro. Tiene mucho talento y el problema, como muchos de nosotros y de ustedes, de haber nacido en España. Hace un tiempo se la metió doblada a medio mundo (Dejando un poquito en evidencia a Tim Schaffer) con aquél vídeo en el que mostraba cómo se vería «Grim Fandango» bajo la última versión del motor Unreal. La pasada semana volvió a hacer de las suyas al hacer creer al personal con este maravilloso vídeo que el mítico Medievil iba a reaparecer en el próximo E3 y estaba a la vuelta de la esquina.
Miren:
Lo he dejado hasta ahora porque me apetecía hacer una reflexión sobre España, la madre que la parió, el mercado laboral, la fuga de cerebros y la tristeza que supone estar demasiado preparado para el país en el que vives, como mi tía Enriqueta que tuvo que emigrar de Villa Arriba a Villa Abajo porque estaba demasiado preparada y en su pueblo no entendían ni querían entender que el Fairy limpiaba mucho mejor la grasa. Malditos. Y sobre un sector de videojuegos incipiente, joven, luchador y por lo que pude observar en el documental «Detrás del videojuego» algo lánguido y tristón fundamentalmente porque hacer cosas como las que hacen en el país de Alejandro Sanz, Andy y Lucas y Jose Luis Moreno no es fácil. Y no hay ayudas. Y las que hay, oh sorpresa, se suelen ir misteriosamente siempre para los mismos. Que esto es ÉSPAÑA. ESPÁÑA. ESPAÑÁ.
Pero aunque grano no hace granero, todos ellos acabarán haciendo industria (más aún). Estoy convencido de ello. Y nos dejarán con el culo torcido. Y ojalá todos los Willms, dentro y fuera del mundo del videojuego a los que esta puta crisis no les está dando la oportunidad que se merecen, puedan acabar encontrando el sitio que les corresponde por derecho propio. Mi reflexión iba a ser más profunda que todo esto, pero las lágrimas me impiden ver el teclado. Maldita astenia primaveral.