SEAMOS REALISTAS
En el circo romano, en medio de los espectáculos, se intercalaban anuncios publicitarios. Algún rico comerciante, o banquero, o similar, pagaba a algunos fulanos para que se montasen un espectáculo y promocionasen su producto. En “Gladiator” querían poner una escena para representar eso, pero al final decidieron que si lo ponían, iban a quedar como el culo, la gente iba a decir que eran falsos y burlarse de su enorme ijnorancia. No obstante, no tuvieron mucho pudor en bajar al emperador a la arena a luchar con su blanca armadura.
Parte de razón tienen porque si algún detalle se comentó de Gladiator, fue la facilidad con que en una escena puedes ver un reloj en la muñeca de un fulano, lo que al final, viene a confirmar que nada es tan valorado como lo falso.
Cuando yo tuve mi etapa de reírme de las mentiras del cine, venía de ver Arma Letal 4, y JJ y yo nos reíamos de las burradas que había. Hasta que le dije “¿Y viste como Jet Li desmonta la pipa de Mel Gibson de un tirón? ¡Que fantochada!” Y de repente, JJ me responde muy serio “No, pero eso es verdad. La pipa de Gibson era una beretta. Hasta que no revisaron el modelo, por un defecto de fabricación podías desarmarla de un simple tirón”.
Desde ese día, le tengo más respeto a las fantasmadas, y menos respeto a lo “serio”. He acabado dándome cuenta de que el realismo es prescindible para quien crea una historia. Los dramas intentan presumir de qué reflejan “la rialidad de la vida”, como decía mi abuela, pero cogen la realidad y la doblegan a sus propios clichés y dogmas.
Uno se puede preguntar, por ejemplo… “¿de donde vienen los arquetipos?” Todo personaje arquetipo fue, tiempo atrás, un héroe molón que creo escuela. Y lo que es más gracioso es ver, por lo menos hoy por hoy, aunque quizás fue así siempre, como a lo primero que se apela al intentar colocar un nuevo arquetipo, es al “mayor realismo”.
En los 80, el prototipo de “héroe americano” que hoy tomaríamos por un arquetipo, venía a venderse como alguien “más maduro” qué aquello de lo que venía, que eran las pelis de vaqueros. Que a su vez se hicieron “más maduras” dejando atrás a obras que antes eran divertimento exclusivo del adulto, que se emocionaba al ver tanta violencia volcada sobre indios, que no querían entrar en vereda y protestaban mucho porque no les ponían calefacción en el aula.
Luego eso quedo como “de niño”, como quedaron los vaqueros “serios” y como lo es hoy en día Jhon Cobretti (aunque no sé que cojones hace un niño viendo Cobra), porque ahora hay unos tíos, que son muy serios y muy duros y juegan MUY FUERTE, pero son más maduros porque en vez de matar a 50 matan a 10 (aunque en el libro de los cinco anillos explican muy bien que una desventaja de 10 a uno tampoco es mejor que una desventaja de 1 a 100) y porque en vez de decir “fromcradletothe grave”, apartan turbados la mirada harta de tanta violencia sin explicación… aunque luego te dejan claro, en un ejercicio filosófico, que la explicación la empezaron a buscar a mitad de la novela, cuando matan a una niña, o violan una elfa, o algo parecido. Hasta entonces, con cobrar no necesitaban que nadie les explicara nada.
En el fondo, “gasta una bala por mi” o “yipilkaye hijo de puta” No tiene tanta diferencia con aquello con lo que nos hayamos corrido últimamente, y si me apuras, no la tiene con gente como Aquiles o como Beowulf. El mismo personaje repetido hasta la saciedad, el héroe duro y quemado. Se le reconoce porque nunca sonríe, aunque en el mundo real la gente sonríe, hasta los tipos duros que se están jugando el cuello, hasta Cristian Bale y Russel Crowe en el tren de las 3:10.
A los dramas, por ejemplo, les sobran las bromas. Y los accidentes. La gente suele defecarse encima cuando la estrangulan. Luego huele mal, y para tirar el cadáver al rio trae problemas. Eso lo podemos ver en una de esas pelis de mafiosos tan de humor negro, que nos resultan absurdas, pero se acercan más a nuestro mundo. Pero no lo veremos en un drama. Habrá musiquita triste y primeros planos de gente llorando. Si no pones gente llorando, igual la impresión general es que no ha pasado nada. Sobra y se quita.
Pasa lo mismo con la naturaleza de la regeneración humana. Lo que te pasa al recibir un balazo en el biuty col no es diferente de lo que le pasa a Nicolas Cage en Con Air. Le duele un poco, y luego se olvida. En mi pueblo, las heridas te afectan menos en caliente, pero en fin. Hay que contar una historia y no queremos que el realismo nos joda el ritmo. Y a mi me parece cojonudo. La ficción no se inventó para contar lo que pasa. Para eso está el periodismo (el de verdad) o los documentales. La ficción se hizo para transmitir lo que se quiere transmitir.
¿Queréis un ejemplo? Videojuego ganador de multiples gotys X. Combate contra el final boss. Después de torturarle cruelmente el orto durante veinte minutos sin darle opción a nada, de repente en una cinemática final es él 7 veces más fuerte y rápido que tu y solo el sacrificio de tu compañero sirve para que finalmente le derrotes.
Y tu te dices… “¿Pero qué cojones ha pasado aquí? ¡Si estaba controlado, coño, y además me quedaban aun 7 pociones de vida! ¡Puta mierda, la culpa es del lateral izquierdo!”
Pero la ficción no se ha hecho para revelar que estás dopado, sobrado, y que además te meas en las reglas del juego y tienes 1500 de RD, y si quieres acabas tu solo con 312 hombres, matas al rey, y le robas su puto reino tu solo. Se hizo para que en cuanto entres por la puerta, dos guardias delgaduchos y mal alimentados te sujeten con poco esfuerzo y dejemos claro que el que manda aquí es EL REY. A pesar de que el hijo de puta no tiene ninguna jodida arma daédrica, vorpalina y portadora del SIDA. Y aunque podría robártela mientras duermes, que es una cosa que yo le hacía a mis jugadores en los RPG, cuando se pensaban que estaban por encima del bien y del mal, pues no,… él es más de capturarte pero dejarla en un baúl a dos metros de donde te han encerrado, para que luego le mates, si, pero eso si, siguiendo la historia que te lleva de la manita. Cuidadín.
En cierto modo, lo realista sería dejarte a tu puta bola, aunque bastante bien sé lo difícil – imposible- que eso sería en el desarrollo de un juego hoy por hoy,… pero sinceramente, la duda que tengo, es que realmente le interesase a alguien.
Porque al final, la gente prefiere ver una historia “bien estructurada”, que básicamente significa una historia estructurada de forma artificial, con sus giros, sus contragiros y sus tangentes. Quieren la misma historia que siempre les han contado, pero decorándola lo bastante como para que sea nueva, y original. ¿Por qué? Porque “La gente quiere leer lo que ya sabe”. Hay unas ideas preconcebidas, por ejemplo, del destino de un personaje. Unas “reglas heroicas”, las podríamos llamar. Los héroes “puros” representan virtudes, ESO es lo que realmente les mantiene con vida. Son gente asquerosamenteinhumana. No roban, no fuman, no insultan. Dan la vida por los demás. A cambio, siempre son los que sobreviven. La otra versión es el antihéroe. El antihéroe, el “malo redimido”, por el contrario, siempre tiene que morir. Siempre muere al final, después de cumplir el objetivo. Ha de cumplir su redención completa, que pasa por acabarse el juego, y ya entonces, morir.
Una historia realista es, por naturaleza, desestructurada. Incomoda, si me apuras. Te lees un libro de Sven Hassel y lo ves enseguida, ¿no?
Pero no hay nada malo en que una historia tenga una estructura, y un mensaje. Tiene que ver con nuestra propia naturaleza. Una estructura fuerte soporta las pedradas. Una estructura fuerte se diseña para resistir ataques. Cuanto más crítico es tu público, más tirará contra ello. No pasa nada, porque al final eso es lo de menos. Que haya listas enteras desgranando todos los imposibles de Oliver y Benji, por ejemplo, no hace que sus fans lo aprecien menos. Lo entienden en su contexto, solo que no son gilipollas. El problema es cuando si lo eres. Cuando entiendes perfectamente que Oliver solo es un dibujo mal hecho, pero tienes que ser más listo que todo el mundo. Cuando, como me paso hoy, estás viendo con los hijos de JJ un capítulo de Hello Kitty, un mundo de animales que hablan cuyas cabezas contienen el 65% de su peso corporal, y de repente su cuñado pregunta “Pero… ¿la ardilla no debería estar hibernando en invierno?”.
Y por encima de eso, por supuesto, está la figura magna, la del gafapasta. La del tipo que no tiene ni puta idea de lo que es el mundo real porque nunca mira lo que es por la ventana. Solo lee libros “realistas” que lo Ilustran. Porque el nunca leería un libro donde se desmonte una beretta con la mano. Quien carece de humildad siempre será un ignorante que vive en su mundo, porque por muchas cosas que sepa, lo que es la realidad se lo habrá inventado, y lo que no sienta como real, lo despreciará.
Y termino este artículo con una cita de un hombre que escribe para él… “Publicaría mis memorias si alguien estuviese dispuesto a creérselas” (Terry Pratxett, escritor de fantasía)