MIERDA

Hay cierto arte en parir un truño como Dios manda. Quiero decir, no es lo mismo lo último de Alejandro Sanz o Shakira, que un disco de Sevillanas cantado con gracejo y salero por la madre del Padre Apeles. Sí, todos son una mierda, pero no son ni por asomo la misma clase de mierda. A lo que vamos, decir «Este juego es una puta mierda» es una simplificación que se me antoja vácua, infantil, pueril y sobre todo recanfutoide, término este último que obviamente me acabo de inventar pero que no me negarán que no quedaría de puta madre en un anál-isis de mercado realizado por Price Waterhouse: «Las tendencias de mercado resultaron recanfutoides durante toda la semana de manera sorprendente». Ya me he vuelto a perder, coño. Pues eso, que hya que ir un poco más allá y este no es otro si no el verdadero leif garret y leif motiv de Gamesajare. Porqie para los juegos que están bien nos basta decir «Está bien, gástate tu dinero porque merece la pena. Disfrútalo. No hace falta que yo te diga más». Sin embargo, amigos, cuando un juego es un truño y allí dónde otros se despachan a gusto con cuatro líneas llenas de suficiencia y desprecio, es justo dónde nosotros nos sentimos como una colegiala japonesa rodeada de tentáculos (Cat dixit). Porque hay algo bello en la tragedia de un experimento fallido. Cuando un juego va para super estrella rompelistas y se convierte en Boiling Point (y es algo sucede mucho más a menudo de lo que otras publicaciones están interesadas económicamente en hacer ver)

JU YU GONNA COL?

Exacto. Ahí es justo dónde entramos nosotros. Porque sí amigos, jugar juegos buenos es divertido, pero ser asaltado en mitad de la isla colombiana por un jaguar que vuela, es hilarante como poco. Colocar el DVD del «GEtaway» en la PS2 y no ser capaz de pasar de la primera misión tras más de 25 años jugando videojuegos tiene su gracia, siniestra sí, pero la tiene. Y es que la mierda, como todo (y volviendo al principio) tiene sus grados. Hay mierdas de varios tipos. Las pequeñas mierdas. Las mierdas pastelosas. Las líquidas y las mierdas tan mierdosas que merecen la puntuación máxima de nuestros analistas, porque siguiendo la lógica Gaussiana, dado que no hay nada que pueda ser TAN malo, en el mundo, por obligación ha de ser obra de un genio y por tanto una obra maestra. Ahí tienen «Barbie Horse Adventures» (merecedor de un 10 Ajare), casi toda la filmografía de Bigas Luna (Con excepción de los planos en los que se le ven las tetas a Penélope Cruz) y por supuesto todo el cine de Uwe Boll, que sin duda alguna será comprnedido en toda su magnitud dentro de cien mil millones de años en otra dimensión de otra galaxia lejana de cojones por una raza alienígena compuesta fundamentalmente por stafilococos y algún que otro Bífidus Activo.

 Así pues, cuando digan que un juego es una mierda, maticen; hay infinitas tonalidades de «marrón» escondidas entre el marrón mierda y el marrón moco seco.