Mientras que el vídeo mató a la estrella de la radio, la red a su vez aniquiló la del vídeo. ¿Por qué? Pues sencillamente porque dejó de ser negocio. Antiguamente cuando un grupo quería hacerse famoso, había una importante cadena musical llamada MTV (Music TeleVision) que dedicaba todo su tiempo a la emisión de videoclips de todo tipo y pelaje. Sólo tenías que sintonizar la cadena en la franja horaria dedicada a tu tipo de música favorita (es decir, HeadBanger’s Ball) y sentarte a disfrutar, no sin, por supuesto, haber puesto el VHS (algo muy parecido en aspecto a un Xbox One) a grabar para a ver si había suerte y se te quedaba impreso en la cinta el vídeo de esa canción que tanto te gustaba y que tu hermana se encargaría de borrar grabando encima la primera MIERDA que se le pasara por la cabeza.
Eso generaba muchos ingresos por publicidad en una era en la que era rentable anunciarse en una cadena musical porque la gente compraba música. Tambien generaba mucho odio por las hermanas borradoras de contenido con capítulos de «Falcon Crest» pero esa es otra historia que tendrá que ser contada en otra ocasión.
En lo nacional eran tiempos de Tocata o Aplauso, espacios en los que entre videoclip y actuación playback en los estudios de RTVE, caía algún que otro concurso de «Breakdance» sorprendentemente llamado «A todo Break» comandado por un José Antonio Abellán absurdamente borracho de su imposible flequillo embutido en unas camisas que incluso para los 80 eran un jodido horror. Que ya es decir.
Y en el fondo era lo mismo y se sustentaba en el mismo principio: Aquí hay un negocio y alguien tiene que explotarlo.
Pero paulatinamente llegó la época de Napster, Youtube y el streaming que sólo dejaban dinero (y muchas veces pérdidas) al jefe del chiringuito, pero nunca al expositor, así que el videoclip, dejó de ser algo habitual para pasar a ser un objeto de culto. Algo que de aquí en adelante sólo harían las grandes bandas que contaban con ingresos millonarios y a los que por tanto la exposición provocada por el vídeo les salía rentable pese a no reportarle de manera directa ingreso económico alguno o aquellas pequeñas bandas a las que les hacía ilusión o bien entendían que necesitaban dotar a sus obras de una representación más visual, es decir aquellos que lo hacían lo hacían desde el punto de vista artístico.
Así, pasamos de las actuaciones en directo grabadas en programas musicales al «Thriller» de Michael Jackson, que supuso un empujón enorme para el medio hasta alcanzar el cenit con el millón de dólares gastado por los «Guns N’ Roses» para la «representación del sideral ego de Axl Rose» que es el incomprensible y fascinante videoclip de «Estranged», ahora con más delfines.
Y de semejante locurón y despilfarro acabamos en el ingenio de unos «OK Go» y sus «cintas de andar» en una nueva era en la que ya no se medían los videoclips en términos de rendimiento económico a no ser que fueras un rapero de mal gusto.
Ahora que una persona con éxito puede vivir de los ingresos que le de un videoclip de Youtube, es lógico pensar que viviremos una segunda época dorada (si no lo estamos viviendo ya) del videoclip como medio de expresión y como negocio, pero pensemos por un momento en el paralelismo que se ha vivido entre el videoclip y el videojuego.
También fueron un objeto de culto, también se pusieron de moda, también sufrieron una crisis, también fueron «víctimas» de nuevos modelos de negocio y también se reinventaron y volvieron con más fuerza que nunca.
Y todo ese camino lo hicieron de la mano. Si Thriller es de 1984, de ese año son los videojuegos Babaliba, Bomb Jack, Boulder Dash, Duck Hunt, Elite Jet Set Willy, King’s Quest, Knight Lore, Marble Madness, Sabre Wulf, Saimazoom y Underwurlde entre muchos otros.
Por tanto, tiene todo el sentido que los artistas, o sus productoras en su defecto hayan hecho que ambos vayan de la mano en más de una ocasión con variable resultado; veamos a continuación alguno de los ejemplos en los que la cosa ha dado más juego y ha resultado más divertida para su análisis.
ZZTop – TvDinners
¿Por qué narices una canción que versa sobre lo mucho que le gusta a Billy Gibbons las cenas congeladas de Microondas cuando llega a su casa por la noche se convierte en una especie de relato de terror en el que una criatura del Averno se le come las patatas y le cambia de canal?
Nadie lo sabe. Los 80 eran así de locos y de imprevisibles, ¡Y nos encantaba! Esto es algo que sin duda Lady Gaga ha sabido ver y explotar.
¿Y el videojuego? Una suerte de «Test Drive» con imágenes digitalizadas que el fulano juega SIN VOLANTE, pero como es característico, SUFRIENDO MUCHO. Ojo porque esto es un símbolo permanente en el cine y en los videoclips a la hora de mostrar a un señor jugando, no parece disfrutar, si no que pone ojos de loco y es ABSORBIDO por el videojuego ¿Queréis saber por qué el videojuego ha gozado de mala fama entre vuestros amigos y padres no jugadores?
Pues en este tipo de representaciones tenéis una de las claves ¡LOS NINTENDOS! ¡LA ABDUCCIÓN! ¡LA ALIENACIÓN! Y es que gráficamente es mucho más fácil y transmite más eso, que no una foto mía en calzoncillos, con medio huevo fuera, tirado en el sofá y sin mover un puto músculo facial.
Queen – Invisible Man
Al chaval al principio le hace gracia, pero con esos movimientos y esas gafas que lleva el niño llega a una conclusión: «Freddie me quiere petar el trullas. Me quiere aparcar la Bultaco. Lleva idea de alicatarme el hojaldre». Y eso sí que no, porque amigos, hablamos de 1986 y Freddie YA TENÍA SIDA, por lo que el riesgo es doble. El chaval primero intenta atraparlo y al ver que no puede, coge el Joystick y rompiendo la barrera de lo virtual dispara láseres reales con el Joystick. Todo esto tan complejo sólo es comprensible si nos paramos a pensar que en los 80 la heroína causó MUCHOS estragos en los cerebros de muchos artistas.
La familia preocupada entra para ver qué está pasando con el Poltergeist pero el niño los echa momento que la PUTA BANDA DE MÚSICA AL COMPLETO aprovecha para SALIR DEL ARMARIO, algo que en el caso de Freddie alcanza un evidente doble sentido. Ahora de repente todo son risas ¿Eh niño de mierda? ¡Ahora resulta que ya son tus amigos! ¿Qué ha cambiado? Nadie lo sabe. Son los 80. No busquéis respuestas. Descansad ante un imposible. Relajaos.
Quiero hacer una observación al respecto y es que siempre que aparece el batería del grupo en momentos así de otros videoclips similares de otros grupos en los que todos los integrantes aparecen para tocar una canción, el pobre batería NO PUEDE APARECER CON LA BATERÍA (no creo que cupiera en el armario) así que se dedica a mover las baquetas fuerte en el aire como diciendo SOY EL BATERÍA, PERO NO PUEDO IR POR AHÍ ANDANDO CON MI PUTO INSTRUMENTO. Roger Taylor (batería) contaba cuando se rodó este videoclip con 37 palos de edad. ¡Ya me gustaría a mi veros a vosotros agitando palos al viento con esa edad! ¡Ni por todo el oro del mundo haríais un ridículo tan grande, ya os lo digo yo!
Sigamos: Llega el «solo de guitarra» y con él, la multiplicación de los panes, los peces y los Brian Mays. Ojo. Entonces todos se ponen a bailar como locos y aprovechando la algarabía, le regalan un sombrero… el puto niño ciclotímico se lo pone y queda atrapado para siempre en un mundo virtual andando de un lado a otro como un pelele ¡YA ESTAMOS CON LAS MORALINAS BARATAS ANTIVIDEOJUEGUILES! Freddie ha ganado una nueva presa y baila satisfecho junto a sus compañeros en la pantalla del ordenador. Poca risa. Podría parecer un final triste y desolador ya que el niño nunca volverá a casa pero pensad que al menos Roger Taylor sí que tiene, por fín, espacio para su jodida batería.
System of a Down en Apocalypse (con Bruss Güillis)
A fin de cuentas bastante cogido por los pelos estaba el hecho de que Bruce Willis protagonizara un videojuego como para no aprovechar y meter de refilón a «System of a Down».
Como curiosidad Bruce Willis iba a ser un personaje no jugable, pero finalmente y debido a que su implicación en el juego fue disminuyendo con el paso de los meses, decidieron usar sus líneas grabadas de diálogo para convertirlo en el protagonista en lugar de en el compañero o sidekick del mismo.
En cuanto al videoclip el maravilloso y habitual despiporre de Serj Tankian y los suyos, que pese a no pintar nada de nada, al menos ambientan una barbaridad aumentando la sensación de CAOS, algo que siempre es encomiable.
Andy y Lucas – Mi Barrio
Y cuidao con el RAP que es una herramienta que en las manos inadecuadas puede hacer temblar el universo conocido y parte del que está por conocer.
No puedo comentar ese párrafo de la canción. En serio. No puedo. Si esto no es un arma de destrucción masiva que venga Bush, lo vea y nos invada y nos meta un pepino nuclear por el culo a todos. ¿Cómo hemos permitido esto como sociedad? Lo más acojonante de todo es que estas «letras» raperas de reivindicación social las cantan sus avatares MONTADOS EN UN DESCAPOTABLE Y VIENDO A LA GENTE MURIÉNDOSE DE ASCO POR LAS CALLES. Pero esto qué es. Es que no me da la puta cabeza.
Cuidado con este momento en el que en un despiste uno de los componentes del grupo demuestra sus poderes oscuros.
Luego, se forma un corrillo improvisado y suben todos los implicados en el vídeo a bailar en la azotea. Los asquerosos con traje que nos roban TAMBIÉN. A esos también los han invitado. Ellos no hacen distinciones. Todos bailan y bailan hasta que en el minuto 2:41 el tiburón es saltado con pértiga y el poligonero hace BREAKDANCE. En serio que no puedo con mi vida.
La cámara se aleja y el cielo se torna de color rojizo. En cualquier otra circunstancia podríamos pensar que se quedan todos bailando hasta la puesta de sol, pero aquí la verdad es bien distinta, puesto que lo que se está anunciando es la llegada del señor oscuro. Del mismísimo Leviatan, que nos dominará a todos por los siglos de los siglos, bajo el yugo de la horrenda música de «Andy y Lucas».
Junior (pronunciado con «j» no con «y», es decir JUNIOR y no YUNIOR)- Échate Pallá.
Si los «jipis de su barrio se cabalgan a las foxys» y «la ley de los mahoneis se la pasa por forry» qué cojones quieren que les diga, poco o nada puedo decir, sólo que el mundo, insisto, es un lugar horrible.
Quedémonos con lo positivo. Quedémonos que tras todos estos momentazos musicales que anunciaban la llegada de belcebú para reinar sobre la tierra, nada sucedió ¿O quizá sí?
Recuerden que el mejor truco que el diablo inventó fue hacer creer al mundo de que no existía.