LA BSO DE PORTAL 2
Smooth jazz will be deployed in 3…2…1…
Gafapastas musicales del mundo: NO, lo siento, la banda sonora de Portal 2 no se parece a nada de lo que hayan podido hacer Aphex Twin, Amon Tobin o Boards of Canada. Es cojonudo cómo se leen estas comparaciones innecesarias que sólo comparten el género electrónico. No seamos tan obtusos cuando se trata de electrónica, que tenemos muchos matices encapsulados ahí. El soundtrack de Portal 2 es oro puro, y digo sin exagerar que es la mejor OST videojueguil que he oído en mucho tiempo. Ale, ya está dicho, y ahora voy a convenceros de ello si es que no pensáis lo mismo. Monstruos.
¡AH! Y he intentado no spoilear nada por las amenazas vertidas en Twitter hacia mi persona. Quiero vivir, soy joven.
Está claro que Portal no es Portal sin su colchón musical continuo, y desde luego, la primera banda sonora no era mala, pero en esta se han lucido. Esta maravilla que se han sacado de la manga Mike Morasky, Jonathan Coulton y Ellen McLain es absolutamente original, no podría meternos más en el contexto de Aperture Science y tiene tal cantidad de variaciones para cada maldito detalle, que me ha dejado acojonada. Sin ir más lejos, para esos momentos speed racer en naranja, la banda sonora tiene NUEVE pistas. Decidme en qué otro juego veis tantísimo mimo a la hora de componer hasta el sonido del láser más desapercibido.
Los acordes vierten desde desolación, ternura o melancolía hasta optimismo y… No, sobre todo el primer conjunto. Estamos ante composiciones muy versátiles que permiten variar toda la estructura melódica y convertirla en algo completamente diferente sin salirse de esa línea electrónica con arreglos retro y formando un todo en el que nada falta y nada sobra. UYLOCADICHO.
Por supuesto, con el sistema de capas, es el jugador el que activa cada variante musical, convirtiendo la experiencia acústica en un misterio cojonudo. ¿Y si cojo y me cargo a esta torreta? No, mejor voy a intentar abrir un portal allí para salir a aquel otro sitio. Todo está pensado y cada nota acompaña a tus decisiones, aunque lo que intenten vendernos es una falsa aleatoriedad de los sonidos.
Lo que más agradezco de las partituras de Portal 2 es su sencillez y su capacidad de descripción. La música no interfiere en las acciones, no distrae y no entorpece los movimientos, sino que se percibe y te envuelve en la atmósfera futurista y cada vez más caótica. SE PERCIBE, que de por sí es algo muy difícil (acordaos de Crysis 2 y el intento fallido de monumentalidad de Zimmer). La percibimos porque está en absoluta consonancia con lo que sucede y el sistema compositivo de canales que se superponen es lo que hace las melodías totalmente disfrutables, juntas o por separado.
Digo yo que os acordáis de Exile Vilify, la aportación de The National que sumó un poco de hype al asunto Portal 2. Bien, pues yo esperaba oírla en los créditos, pero no (y me alegro). Como no queréis spoilers, yo solo digo que estéis atentos a las radios. Mierda, esto me ha quedado un poco spoiler, pero bah, sed hombres y no lloréis.
Quien haya disfrutado del juego, asociará este tema a un momento concreto y se dará cuenta de la importancia que tiene la música en muchas de las escenas. El juego y su música están íntimamente ligados, tanto que ya no podemos imaginar lo uno sin lo otro y eso es muy enorme. Portal 2 es probar, probar, probar, probar, repetir, repetir, repetir (obsesivamente) hasta acertar, y esta mecánica de ensayo-error es la que sigue también su partitura, que reitera estructuras y varía dentro de ellas de tal manera que no resultan repetitivas (que 10 horitas son 10 horitas y se agradecen los matices infinitamente).
Algo destacable de todo el background de Portal es las pistas que llegan a proporcionar las piezas musicales. Cuando nos acercamos a un elemento importante del puzzle, resuenan más y, por qué no, te llegan incluso a acojonar. Estas pistas sobre los puzzles son al más puro estilo HEY, LISTEN de la era futurista y de una forma mucho más elegante y sutil, sin desprestigiar a la tocapelotas de Navi.
Lo de que en ocasiones las notas derivaban en optimismo no era coña, y es que los compositores se permiten el lujo de jugar con las reminiscencias a la música italiana de acordeones y pizzas a lo más neorrealismo cinematográfico (o lo mismo es un rollo ruso, yo qué sé, me estoy tirando el moco) en esta Laser vs. Turret:
OJOCUIDAO, spoilers, ya sí que sí, no me jodáis, que tengo que hablar de la canción final.
SPOOOOOIIIIILEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEERRRRRRRRRRRSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Es una pena si no lo habéis jugado, porque a partir de aquí es donde se me hostia:
El papelón que tenía Jonathan Coulton era inmenso: queremos otra Still Alive para esta secuela, y además queremos explicaciones y respuestas a los enigmas de la vida y, sobre todo, qué ha pasado con Bin Laden o la PS4. Lo peor es que lo ha conseguido. Want you gone es todo un himno a la expresión «amores que matan». Una declaración de amor, dolorosa, irónica y exteriorizada como himno electrónico con esa voz sin sentimientos a la que, de repente, se los encuentras. No voy a comparar Still Alive con Want You Gone, porque son dos píldoras de diferentes frascos, pero me voy a mojar: Want You Gone, para mí, tiene más sentido, más sensibilidad, mejor composición y sí, menor originalidad después del primer juego, pero ¿alguien esperaba semejante WIN después del himnazo en el que se ha convertido Still Alive? Es un cierre perfecto para el juego: ofrece respuestas satisfactorias sin llegar a desplegarlas y dártelas mascadas, te da una visión absolutamente diferente de muchos de los momentos del juego en los que ni siquiera te habías fijado y completa el pack con unas melodías más maduras (tanto en la base como en la voz).
Solo puedo decir: I’m GLaD this is the ending. TUCUTUM-CHÁS.
PD: Valve, marry me.
PD2: JUEGASO.
PD3: Si alguien me regala un Companion Cube de peluche, no volveré a escribir semejantes tochazos.