KOMO KOMPARTIR KULTURA
Hola ciberactivista, no es mi deseo hacerte perder el tiempo con tonterías, pero como sabrás nuestra noble tarea de difusión cultural está amenazada por los poderes fácticos del estado y las multinacionales. Es por ello conveniente rescatar del olvido antiguas formas de distribución cultural por si fuera necesario volver a ellas cuando se perpetre el primer golpe de estado global y la red de redes caiga en manos de los opresores y nos sea vetada.
Lo primero de todo es contar con todo el material necesario para llevar a cabo nuestra tarea, a saber:
Sí, la lija es en realidad fieltro para las patas de los muebles, no encontré nada que se le pareciera más, lo siento.
– Disquetes a casco porro.
– Un destornillador de estrella, un mechero, una lija y unas pinzas de quitar pelos del entrecejo, para poder aumentar la capacidad de nuestros disquetes SD hasta la asombrosa cifra de 1.4 MB.
– Gomitas para poder transportar los disquetes cómodamente.
– Rotulador si el material a difundir es de categoría o un lápiz de punta blanda en caso de tratarse de un traspaso puntual de información.
– No está en la foto, pero también necesitaremos el bien cultural a difundir convenientemente digitalizado, el cual nos habrá llegado gracias a otro camarada, conocido u anónimo, o incluso, Dios no quiera que lleguemos a esos extremos, adquiriéndolo.
Paso 1: Borrado del soporte, A.K.A: los Putos Disquetes: los discos que habrán de contener la información deberán ser borrados previamente. Es conveniente revisar antes su contenido no sea que tengan algo que deseemos guardar. El borrado puede hacerse de varias maneras siendo format a: /q la más rápida pero en este tutorial recomendamos el formateo simple (sin el /q) para poder ir descartando discos estropeados, que ya adelanto que serán muchos al final del proceso.
Paso 2: Comprimir la información en los disquetes: para ello nos valdremos una valiosa herramienta ARJ gratuita para usos no comerciales, como son los nuestros, que nunca debe faltar en nuestro ordenador ni en nuestro path. Para ello usaremos un comando similar a éste:
donde solo deberemos cambiar a conveniencia el nombre del archivo a generar y que directorio comprimir. En este ejemplo hemos escogido el Warcraft 2, conocido RTS de la compañía Blizzard, lanzado hace 15 años y al que por tanto tenemos derecho a jugar. Si tenéis reparos recordar a los caídos en su maldita red del WoW.
Es de vital importancia escuchar el sonido de la disquetera mientras se realiza la transferencia de datos: mientras haga un ruido rítmico parecido al de un cercanías subiendo un puerto de montaña todo va bien, si en algún momento suena como el abuelo carraspeando con insistencia para librarse de una flema estaremos ante un disco defectuoso y deberemos abortar la operación y recomenzar desde este mismo Paso 2.
Paso 3: una vez finalizada la compresión es MUY conveniente comprobar que los disquetes se hayan grabado correctamente por si nuestro fino oído nos hubiera jugado una mala pasada. Para ello nada mejor que usar el HD-Copy, programa en principio destinado a copiar disquetes para realizar una lectura de cada uno de esos cabroncetes cuadrados. Si durante la lectura en lugar de una tranquilizadora R azul apareciera una E roja, estaremos otra vez ante un disco jodido, lanzarlo hábilmente a la basura y recomenzar en el paso 2. Aviso importante: desactivar el modo experto del HD-Copy o empezará a grabar el contenido del primer disco que lea en el segundo que metas sin previo aviso, debiendo recomenzar en el paso… 2.
Paso 4: Es fácil que durante todo este trasiego de disquetes te quedes sin material, y debas ir a reponer existencias. En ese caso recuerda que las perversas multinacionales nos timaron con la distinción entre disquetes SD / HD (720 KB / 1.44 MB de capacidad): Su única diferencia es un agujero en la parte inferior derecha del mismo. Así pues compra discos SD y hazles tu mismo el boquete con ayuda del destornillador estrella calentado con un mechero. Eso sí: no te olvides de limar las asperezas suavemente con la lija o el disco se quedará atorado en la disquetera, debiendo rescatarlo con las pinzas del entrecejo.
Ejemplo de disquete «hackeado». Aviso de que si vas a «hackear» muchos disquetes usar un destornillador enteramente metálico como el de la primera foto no es una buena idea. Dejaré que descubras el porqué por ti mismo.
Nota: habrás notado que el baile de discos es constante, por ello es necesario seguir un orden, desde aquí recomendamos dejar los discos vacíos boca arriba a un lado del ordenador y los llenos boca abajo al otro lado. De esa manera no los confundirás jodiendo todo el proceso y al acabar tendrás los discos llenos ordenaditos solo con cogerlos y darle la vuelta al montón.
Paso 5: embutir los discos en gomas para su mejor transporte y pasárselos al siguiente camarada de la lista de distribución. Hay que hacer hincapié en la fragilidad del medio y es que a los discos no les sienta nada bien el calor, el frío, la humedad el fuego o los campos electromagnéticos.
Paso 6: como seguramente el camarada no se haya leído este tutorial, deberás acompañarlo a casa para enseñarle como se descomprimen los archivos. Es muy conveniente llevar el programa ARJ contigo para ahorrarte el viaje de vuelta a tu casa. Puedes llevarlo en cualquier soporte, pero yo recomiendo un USB Kingston de 16 GB, pero no lo lleves comprimido o estarás ante una curiosa paradoja. Una vez metidos en faena y tras previo pago de una cerveza o una raya según la cantidad de disquetes involucrados en el proceso, la descompresión se realizaría mediante una serie de comandos como estos (recuerda haber transferido el ARJ a su ordenador):
Aunque para mayor seguridad y profilaxis, no estaría nada mal pasar a cada disquete previamente el antivirus, no sea que se le vaya a colar el virus «Barrotes» que te jode el ordenata los 29 de febrero lluviosos. Tampoco estaría mal que al volver a tu casita hicieras lo propio no fuera a ser que el infectado fuera él.
Paso 7: en el improbable caso de que todos los disquetes funcionaran podréis dar por finalizada la misión con el saludo secreto de los D.K.S.A.L. (Distribuidores Kulturales Sin Animo de Lucro). En caso contrario deberá retroceder hasta la casilla de salida, digo… hasta el Paso 2. En cuanto subas de nivel te explicaré nuestro truquillo mas oculto: el uso del AIN en lugar del ARJ para poder comprimir en archivos del tamaño de un disquete, pero en el disco duro, y así solo tener que recopiar el disco fallido.
Para la próxima semana:
Distribución Digital Next Gen: Grabadoras de CD-ROM 2x y cómo evitar el Buffer Underrun