JUGAMOS
Soy padre de dos mellizos de 3 años y medio. Como no podría ser de otra manera la paternidad ha cambiado mi vida por completo. Quizá lo más grande que te pasa emocionalmente al ser padre es que dejas de ser tú, con tus historias personales y difícilmente transferibles, para pasar a ser el responsable de otra persona.
Prácticamente dejas de importarte a ti mismo para preocuperte única y exclusivamente por ese par de señores extraños sin bigote que, entre otras cosas, comienzan robándote todo lo que hasta el momento era tuyo y sólo tuyo ( cosas tan importantes como las tetas de tu mujer o tu tiempo libre)… y cambia incluso tu forma de mirar los videojuegos y tu concepto acerca de lo que es «Jugar».
Uno de mis hijos lleva los genes de su madre. El otro creo que sólo lleva los míos. Nunca le he enseñado un videojuego. Nunca le he dejado coger la DS de su madre. Jamás me ha visto jugar en la consola.
Y sin embargo le encantan los móviles, las consolas (que ha visto en casa de su primo), los aparatos electrónicos, los ordenadores… maneja la televisión con los ojos cerrados y con mi móvil sabe hacer fotos, vídeos e incluso después se maneja por dentro de los menús para revisar lo que ha hecho. Como comprenderán; estamos hablando de un «ser» que todavía no sabe lo que son los números, no distingue las letras, no sabe sumar ni restar… resumo: el niño ha salido Friki como su padre.
Me niego a que descubra todavía los videojuegos a sabiendas de que me resultaría comodísimo «olvidarme» del niño durante «un rato», porque creo que todavía no tiene la edad suficiente para «comprender» un videojuego. Sé que suena rancio, pero un niño de tres años, lo que tiene que hacer es jugar con otros niños y a ser posible al aire libre.
Ya trendrá tiempo de deducir, comprender y asimilar por si mismo que la mayoría de la gente no merece la pena. Ya se encerrará en sí mismo cuando le toque y si no le toca, mejor, más suerte que yo habrá tenido y eso es algo que sin duda me hará feliz.
Hay otros motivos para impedir una temprana entrada en el mundo del videojuego; un niño de 3 años carece por completo de autocontrol… es lo más parecido que puedan ustedes imaginarse a un «yonki»; con esa actitud de «lo que necesito lo necesito ahora y además en grandes cantidades» tan conocida por cualquier padre del mundo, así que muchas veces tratas de no «abrir un melón» que sabes que te va a llevar muchos disgustos y esfuerzos controlar.
¿Y por qué les doy la chapa de esta manera tan inmunda?
Bueno, un niño de 3 años puede llegar a ser «muy pesado» (a fin de cuentas si es hijo mío, era de esperar que fuera friki y cabezón) así que en una reunión con su profesora, le pregunté: «¿Cree usted que sería adecuado que le compráramos una «maquineta»?
Profesora: No. No lo veo adecuado, la verdad. Los videojuegos son algo predefinido que no estimulan la imaginación del que los usa.
Y yo, padre, sí, pero también friki empedernido, no supe argumentar nada en contra… primero porque no era el momento ni el lugar y segundo porque qué quieren que les diga, esta señora, tiene toda la jodida razón del mundo.
Porque vamos a ver; a fin de cuentas, y por más que uno se empeñe… un juego nunca te va a dejar hacer algo para lo que el propio juego no esté programado (hasta dónde yo sé no creo que prácticamente no se ha empleado la «lógica difusa» en la programación de ningún juego; ¿Recuerdan los más viejunos «Animal, Vegetal o mineral» de la era de los 8 bits?) y la experiencia variará de jugador a jugador en función de las «posibilidades» que te da el juego en una escala en la que el cero es el «Call of Duty»; «el cinco un «Dragon Age» o un «Deus Ex» y el 10; una caja de cartón enorme.
Y ahora les cuento lo de la caja de Cartón. Estando de mudanzas internas en mi casa, tuve que llevar unas cuantas cajas para el traslado de materiales peligrosos hasta la zona de almacén y olvido comunmente denominada «trastero». Y mis hijos se apoderaron de una de las cajas. Durante dos horas ¡¡¡Dos horas!! estuvieron jugando con la caja, cosa que no han hecho jamás con ninguno de los juguetes que les hemos regalado.
¿Y saben por qué? Porque la caja, no fue en ningún momento una caja; fue un coche, una casa, una nave espacial, un barco, una tienda de chuches con ventana , una cocina, ¡¡¡un parque para niños que se portaban bien», un columpio y en última instancia un coche de caballos al que le ataron una cuerda; es decir, la caja era lo que a mis nanos les salía del orto; era la caja la que se adaptaba a la imaginación de mis hijos sin límite alguno impuesto por código alguno y no al revés.
La caja no tenía un guión ni unos diálogos predefinidos, ni paredes invisibles, ni «quick time events» ni principio ni final, la caja no era nada y lo era todo a la vez.
Eso, señores, es jugar… pero jugar de verdad… y lo que nosotros hacemos frente a un ordenador o una consola, difícilmente podemos llamarle «jugar» si lo definimos desde ésta, su esencia más pura. Quizá podríamos ir un poco más allá y decir que estamos ante «juegos de habilidad» al igual que existen los «juegos de mesa» (que por cierto lo primero que te obligan todos ellos es a leerte «las reglas»), pero el «juego» real y auténtico, carece de reglas, de límites… de «scripts».
No pretendo resultar absolutista; es obvio que por ejemplo, «el fútbol» tiene reglas prefijadas y es un juego, pero ¿No se alcanza el cielo precisamente en esos momentos en que sucede lo imposible? ¿Aquello que a priori está destinado a no suceder jamás? Aquí pueden englobar desde el «Rafa no me jodas» hasta la mismísima «mano de Dios» del Pelusa, pasando por el Brasil de Zico, el malta de los doce goles o las paradas de Arconada.
A mi entender, esa esencia es algo que permanece oculta en absolutamente todos nosotros queramos o no, porque prácticamente a ninguno nos gustan las reglas. De hecho, observando a mis hijos me doy cuenta como padre de que las reglas «son necesarias» para su educación, pero ellos las odian… está en nuestra naturaleza impresa en alguna parte de nuestro código genético la libertad de la caverna de tiempos ascentrales en los que no existía regla alguna.
Porque al final llegó la civilización y la socialización del ser humano y con ello se ganaron muchas cosas, pero obviamente perdimos otras, no seré yo quien se queje desde luego pero en el terreno de los videojuegos la «civilización» y el aumento de «reglas de convivencia videojueguiles» creo que nos aleja del camino que debiéramos de seguir.
Curiosamente los juegos que más nos gustan a muchos (no a todos) son aquellos que nos permiten «estirarlos» y «moldearlos» como si fueran esa caja de cartón; y los momentos más memorables que muchos guardamos en la memoria colectiva de los jugones, son aquellos en los que precisamente, hemos tratado de saltarnos algo que entendíamos como una norma y el juego, en lugar de respondernos con un «fuck you» nos ha comprendido y nos ha recompensado adecuadamente.
Tan sólo supone una mayor amplitud de alternativas y libertad que ofrece el juego, pero no es menos cierto que esa mayor amplitud acerca a la obra a lo que podríamos considerar «un juego» en sí mismo; porque decidir matar a Anna Navarre en Deus Ex en el avión y que el juego en adelante, cambie sustancialmente, para mi es suficiente recompensa.
Y ejemplos como ese hay unos cuantos; desde los famosos «Easter Eggs» de Outcast o Duke Nukem 3D; que te premiaban con frases curiosas impresas en sus texturas que quizá nadie iba a ver nunca cuando decidías desafiar las leyes y tratar de llegar a puntos del mapa a los que se suponía que nadie debería de llegar; hasta los encuentros fortuítos de Fallout en los que «nunca sabías» lo que te ibas a encontar o la posibilidad de disfrazarte para entrar en el monasterio haciendo lo que te sale de la gana y sin malgastar ni una cochina bala para cumplir tu misión.
En definitiva; alternativas. Dar alternativas al jugador… y no sólo jugables, si no gráficas, textuales, de guión o dificultad. Quitar el corsé al juego y en un futuro no muy lejano que sea el juego el que se adapte a ti transformándose en lo que tú quieres que sea… que aportes creatividad al juego y que la relación sea biyectiva y bidireccional.
Entonces, quizá podríamos empezar a decir que en realidad, estamos jugando.
Excelente artículo. Pocas veces he leído algo tan claro. Me ha encantado. Tanto en lo referente a los enanos como en lo referente a los videojuegos y sus limitaciones. Yo al mio (va a hacer 4 dentro de un par de meses) alguna vez le he enseñado algún juego como el Supertuxkart (yo conducía y el miraba sentado encima mio) pero luego automáticamente después de un par de carreras, me lo llevaba a su cuarto a jugar con cualquier cosa. Eso si lo que de verdad le encanta al mio es que le deje el portátil con el oowriter abierto y escribir todas las las letras (en el orden qwert…) cada vez con un tipo distinto, da un par de vueltas al teclado con los tipos de letra más raros que encuentra y luego a jugar con otra cosa.
No te preocupes, mi hijo tiene tres anos (oh, dios mio,la limitacion de caracteres a mutado a mi hijo) y juega a videojuegos, sobre todo conmigo (unas partidazas al castle crashers a dobles) y tambien le encantan los ordenadores, logicamente (hasta nos hemos puesto a hacer proyectos conjuntos de flash) y no le he visto jugar mas de dos horas a ningun videojuego (miento, con el de oso agente especial de playhouse disney se tiro un par de ellas. fue curioso…) pero en general, solo intenta jugar porque juego yo y solo le gusta jugar conmigo.
Pero bueno, por el lado de la imaginacion…cuando uno es un nino, es tremendamente normal que una caja sea un avion o una patata una persona en apuros que rescate un helicoptero.
Yo no creo que los videojuegos sean demasiado problema para las mentes infantiles. Supongo que pueden llegar a serlo, pero entonces es responsabilidad del padre (a la madre no la dejeis o lo pondra a dieta y le apuntara a karate, flauta y aleman) juzgarlo y tomar medidas.A mi mi madre me obligaba a veces a dejar de leer y salir a la calle a pegarme con los demas crios, y no es porque leer sea una actividad mala para la mente (pongamosla en el 8) pero a mi madre ya le preocupaba…
Porque la pregunta es esa…nos preocuparemos tanto por la television,las pelis de disney, o la musica, o un libro (anadiria interrogante, pero no me sale) pues deberiamos. No son diferentes de los videojuegos. Manda huevos que gente que hemos crecido con esto se nos pegue tambien el miedo al nuevo…
Por otro lado si que creo que hay que andar con ojo y cualquier cosa (cualquiera, empezando por internet y acabando po :paje ) hay que vigilarla para que no se salga de madre, claro…
En fin…cuando uno es nino, y tiene la imaginacion virgen, una caja de carton es la leche. Pero todos crecemos. Las cajas de carton dejan de ser la leche y las luces insulsas en la pantalla pasaron a ser la polla…(por mas que digais, le echo un monton de imaginacion cada vez que me imagino que el mundo de Risen es una isla…) porque el cerebro evoluciona, se le satisface con ficciones mas complejas…(y probablemente, absurdas)
Yo creo que a los ninos hay que dejarles ser ninos, que se les da bien. Incluso en el caso de que cojan el videojuego, no se parecera una mierda a jugar a un videojuego. Mi hijo llama a castle crashers «el juego del muneco rojo que no tiene piernas» y mientras yo me dedico a jugar, el da vueltas alrededor mio llamando malos a los enemigos, diciendoles que si van a jugar al parque, opinando que llevan un arco de los chinos o preguntandome cual es el boton de la magia para que el muneco se ponga el vestido de cenicienta…
La imaginacion ya la ponen ellos…. :mambo
Preocuparme no me preocupo, porque tengo muy claro que como dices el límite se lo tenemos que poner los padres , a eso y a todo que los críos son como yonquis histéricos cuando algo se les mete en la cabeza (hemos llegado a ver Cars 3 veces en día y todavía quería más), la que se preocupa es la madre de la criatura que tiene miedo de que le salga un geek (bueno ella dice «friki» 😉 ) ,ya se asusto bastante cuando el año pasado era capaz de distinguir todas las letras del alfabeto y los nombres de sus compañeros de clase escritos en los percheros de la guardería. Claro ahora que vez que nos ve que cogemos el ordenador , le sale humo .
Dale coches que rueden y piezas de montar GORDAS y ya verás.
Yo como adolescente (16 aora mismo) llevo jugando desde que tenía 4 años y mi abuelo me regaló la nintendo gameboy gris, luego la playstation (a los de pegi me los pasava x el culo) con 5 años ya jugaba al metal gear 1, al resident evil, final fantasy 8 y 9, gran turismo 1 y mi vida va de puta madre. Estudiante sobresaliente, enamorado del futbol, y videojugador(no es que sea el mejor) pero soy muy aficionado a estos productos de la imaginación de otros que usamos para satisfacer lo que nuestra propia imaginación no puede proporcionarlos o por otro lado, las experiencias que nos sería imposible vivir.
Yo me he quedado con el «Animal, vegetal y mineral», lo tenia en el amstrad y en vez de pensar en un (vamos a redundar) animal, vegetal o en un mineral, pensaba en la madre de algún colega, y ya descojone total de un chavalin.
Muy buen artículo, extrañamente me ha conmovido xD y lo de las cajas es cierto todos hemos jugado de «enanos» con una caja imaginándonos cosas. De verdad buen artículo :asuspies