HOG: HIDDEN OBJECTS GAMES (Y TRIBUTO A WALLY)
Dicen que el hombre es el único animal racional, pero nuestro comportamiento dista mucho de regirse por ese patrón. El mero hecho de jugar parece salirse de él ya que en pocas ocasiones sacamos algo en claro de ello, pero al menos hacerlo nos divierte aunque nadie sabe por qué. Incluso hay comportamientos generalizados que ni siquiera tienen porqué ser entretenidos para llegar a obsesionarnos. Un ejemplo es completar una colección de lo que sea: cromos, sellos o pokemons, da igual. Terminarla al 100% no nos dará ningún beneficio y es altamente probable que en cuanto lo consigamos jamás volvamos a abrir el álbum. Lo importante es realizar la tarea, no la tarea en sí, incluso aunque resulte frustrante. Una vez conseguida pierde todo su encanto y buscamos otra cosa. Otro ejemplo son los puzzles, me refiero a los típicos de 1.000, 5.000 o más piezas. Tengo conocidos que son incapaces de ver un puzzle sin terminar y no intentar completarlo, y una vez hecho el cuadro final les da igual.
Son obsesiones que puede que nos diviertan en el proceso o puede que no, pero que está claro que tienen su público y donde hay público hay un mercado. Los desarrolladores de videojuegos no son ajenos a ello, es por ello que existen el tipo de juegos dedicados en exclusiva a mi afección particular: buscar cosas. Los HOG o Hidden Object Games son videojuegos dirigidos a personas como yo, que ya desde pequeño me empeñaba en buscar todo tipo de cosas que sabía que poseía pero que no sabía exactamente donde estaban para después abandonarlas según las encontraba. Ejemplos pueden ser buscar un determinado llavero de entre la colección que tenía, o un determinado modelo de coche en miniatura dentro de un baúl lleno de ellas, o lo más difícil: buscar un determinado análisis o artículo de la Micromanía de entre el casi centenar que poseía.
Ignoro si hubo algo parecido previamente, pero mi primer contacto con un juego dedicado en exclusiva a esta afición fueron los libros de Wally, de los que recientemente ha salido una recopilación muy jugosa a la que no he podido resistirme y que es a lo que he estado jugando en mis desenchufadas navidades. Esta recopilación contiene los 6 primeros libros de Wally revisados. Y digo revisados porque cuando salieron por primera vez creo que los editores desconocían el número de personas que compartían mi enfermedad, su capacidad de observación y su tolerancia a la frustración, por lo que su primer libro fue realmente sencillo, con ilustraciones poco saturadas y con los objetos a encontrar bastante grandes. Cuando comprobaron que a los buscadores esto se les quedaba corto no dudaron en reimprimir el libro cambiando la posición de Wally para hacerlo un poco más difícil y además incluir el resto de personajes que se unieron posteriormente a la saga: El Mago Barbablanca, Wenda, Woof y Oldlaw, y sus respectivos objetos diminutos que a más de uno habrán jodido la vista: Llave, pergamino, cámara de fotos, hueso y prismáticos respectivamente.
Desde siempre al final de los libros se incluyó un checklist de descripciones de cosas a encontrar, algo en ocasiones bastante complejo por no tener una imagen de lo que se está buscando, pero que por lo general no genera dudas cuando por fin se da con ello. Y es que en más de una ocasión dudaremos si esa señora con dos patos es el “hombre con un pato en los brazos” que estamos buscando, resultando casi siempre que no. Las descripciones están ajustadas aunque la desesperación nos empuje a querer identificarlas con objetos que no son a los que corresponden.
La primera e inolvidable escena de ¿Donde está Wally? Revisada eso sí para incluir las novedades de la saga. (Click para ampliar)
Creo que la capacidad de observación de los jugadores siempre sorprendió a Martin Handford, creador de la saga Wally, pues no solo ha ido aumentando paulatinamente la dificultad de sus volúmenes, sino que cada vez se le fueron ocurriendo ideas más descabelladas a buscar: 25 buscadores de Wally sin indicarte en que páginas están, personajes de cada una de las escenas que se trasladan a las posteriores acompañando a Wally a lo largo del libro hasta el final, rostros que pueden aparecer en cualquier parte del volumen, un reloj que marca una hora diferente de la que señalan los relojes del resto de la ilustración, la puerta cuya cerradura cuya llave no está en posesión de los personajes de una escena… locuras que permiten que a estos libros se les pueda aplicar el calificativo de muy rejugables.
Primera escena del tercer volumen. Compárese con lo despejadita que estaba la primera.(Click para ampliar)
Y hablando de escenas, no sólo de la explotación de nuestra obsesión vive Martin Handford, lo cierto es que a mi me parece un excelente dibujante, con una imaginación desbordante capaz de crear mundos totalmente surrealistas y por supuesto abarrotados de gente y cosas. Siempre es posible acercarse a esta saga sin necesidad de buscar nada por le mero placer de apreciar los miles de detalles y pequeñas historias, golpes, chistes y dramas que se encuentran en cada ilustración.
Y dado que Wally fue un éxito instantáneo que se resiste a pasar de moda no es extraño que le hayan salido imitadores o más bien juegos que hayan recogido su esencia y la hayan trasladado al terreno digital, los HOG que mencionaba antes, género en el que ni mucho menos soy un experto pues hasta que por casualidad di con The Scruffs desconocía su existencia.
The Scruffs fue uno de los 3 juegos que regalaba Amazon cuando estrenó su portal de descarga de videojuegos, y el único al que eché horas. En él se nos presenta mediante unos cómicos dibujos a una familia cuyo único miembro en activo es despedido y se ve obligada a vender la casa, algo bastante común hoy en día. Pero por suerte el abuelo tiene la solución ya que durante toda su vida ha guardado un secreto que les salvará de la ruina solo que… no puede recordarlo. Afortunadamente fue lo suficientemente previsor para ir dejando pistas sobre como encontrarlo en viejos trozos de fotografías que pegó por los más diversos objetos dispersos por la casa.
Y ahí es donde entra el jugador: su misión consistirá en encontrar dichos objetos, listados en una hoja de papel, dispersos por varias habitaciones de la casa. Así pues el juego se divide en quince capítulos en los que cada vez tendremos menos tiempo para encontrar más objetos dispuestos en más estancias, para posteriormente recomponer una fotografía y así descubrir el último objeto a rastrear del capítulo, el que contiene la quinceava parte de la clave para descubrir el secreto del abuelo. Y todo ello contrarreloj, por supuesto.
A diferencia de los libros de Wally donde la dificultad estriba por lo general en lo diminuto del objeto a encontrar The Scruffs se apoya principalmente en el camuflaje: no es raro que objetos de un color se encuentren ante un fondo de ese mismo color, o detrás de otros muchos objetos y que sólo se pueda ver una parte de él, o rotados en ángulos extraños. También juega bastante con el equívoco, puede que nos diga que tenemos que encontrar 2 ketchups, pero uno puede ser un bote y otro una mancha, o dos manzanas y una ser una manzana de verdad y la otra estar pintada en un cuadro. Una de las grandes ventajas de los HOGs con respecto a sus homólogos en papel es que pueden, y de hecho lo hacen, cambiar la lista de cosas a buscar así como sus localizaciónes para evitar que triunfemos gracias a nuestra capacidad memorística en lugar de visual.
Primera fase del juego. Si pensabas que tu habitación era una leonera espera a ver las de esta gente.
Los españoles tendremos otra cosa en contra: el idioma: está enteramente en inglés y es recomendable jugarlo con el google traductor abierto, porque para otra cosa no, pero para adquirir vocabulario de objetos cotidianos en inglés este juego si que sirve. Incluso muchas veces ni con el google traductor podremos deducir lo que estamos buscando, pero afortunadamente hay comodines, en forma de hueso para que el perro de la familia te ayude a buscar un objeto aleatorio de entre los que te queden de la lista, así que es mejor que antes descartes aquellos de los que conozcas el significado.
Además de un modo sin cronómetro para cuando demos el juego por imposible, incluye un minijuego que pone a prueba nuestra capacidad memorística y de observación, en el que una fotografía es modificada en un pequeño detalle cada vez y debemos señalar cual ha sido esa ultima modificación sin confundirla con las anteriores.
Ante este juego hay varias palabras que me vienen a la mente: gilipollez, casualada, tontuna, quitatiempos… y es que eso es precisamente lo que es: un pasatiempos digital. Hay quien hace sudokus o juega solitarios o rellena autodefinidos… pues me parecía importante señalar que los que gustamos de poner a prueba nuestra agudeza visual también tenemos disponible nuestro propio género videojueguil, para esos momentos en los que queremos despejar la mente usándola en retos totalmente inútiles, y que sin embargo nos suben las endorfinas cada vez que los superamos.
Si del papel se pasó al videojuego no veo porque el camino no puede ser recorrido a la inversa.
P.D: Sí, hay un videojuego de Wally, de hecho hay varios, pero uno de ellos es relativamente reciente: Where is Wally?: The fantastic Journey, que por el título e imágenes parece que contiene las escenas del tercer volumen de la saga. Por desgracia no he podido probarlo, para empezar porque tengo el libro y no iba a comprarlo y segundo porque es de entre todas las compañías que podían distribuirlo resulta que quien lo hace es Ubisoft, compañía a la que me niego a comprar nada para PC (aunque también está disponible en Wii) Según he leído en las reviews el juego está bien, las escenas contienen animaciones, aunque es demasiado sencillo ya que limita la zona en la que buscar los objetos y no permite hacer zoom out para contemplar todo el panorama.
P.D 2: Todo este post es una excusa para poder preguntar… ¿Alguien sabe donde cojones está el «Músico de juguete que toca las maracas» en la escena Juguetes, Juguetes, Juguetes del 5º libro de la saga de Wally (El libro mágico)? Encontrarlo me esta resultando divertidamente largo.