HEARTHFIRE: LA CRISIS DEL LADRILLO LLEGA A SKYRIM
Llegados a cierta edad, con esos pocos Septims y chapas de Nuka-Cola ganadas y ahorradas con mucho sudor, la rodilla dolorida por aquel flechazo a mala baba y con nuestros cuarenta dragones muertos por ciudades, pradillos y senderos de montaña, parece que llega la hora de sentar la cabeza y sobretodo el culo. Lo sentimos en nuestras carnes, en nuestro corazón, en nuestras primeras canas Chispas.
Las noches a la lumbre de las hogueras de Brockeback Mountain o bajo el abrigo de las Jerall Mountains ya han perdido la inicial pasión… por la aventura. El ir pisando por lo regado, como bárbaro por los rastrojos, nos llena de una melancolía incierta porque todo nos parece un horizonte inalcanzable. El bullicio de las ciudades, con sus 12 NPCs, nos cansa e irrita… Es normal, llegamos al nivel 40 y pedimos otras cosas a la vida, y a Bethesda. Ya no somos niñas ¡somos mujercitas!
Así es que, armaduras de caballo aparte, mano a mano con Ikea y Paco el Pocero, a los más maduritos nos van a ofrecer la posibilidad de formar esa familia 2.0 que perdimos en Los Sims, porque misteriosamente se ahogaron todos en la piscina; todos menos la abuela, que terminó atrapada entre cuatro pareces. Trauma y horror.
Según podemos ver, soñar y suspirar; además de adoptar churumbeles, que siempre se les puede poner a trabajar en el huerto, porque en Skyrim no hay escuelas, podremos comprar o expropiar nuestra tierra, diseñar nuestra villa de invierno, decorar sus paredes con frescos borjanos y truchas de plástico que tocan Jingle Bells y mil caprichos y sorpresas más: La factura de la luz, la traicionera polilla, los testigos de Sithis llamando a la puerta, el niño quemando la alfombra de piel de oso, hermosas tomateras, jacuzzi, sala de fumadores y conexión a internet.
¡Yo sólo le veo ventajas!
¿Y vosotras qué opináis? RT PLEASE. Dadme perras.
Ha habido un error de coordinación porque me han robado las almas que tenía. Además me decían «saltar, saltar mucho, muy fuerte» y me he despeñado con todo lo puesto, la gárgola es un mal bicho, las catacumbas parecen el refugio espiritual de Ray Harryausen y un tio de rojo ha pretendido invadirme. No tengo la cabeza donde debiera, o precisamente todo lo contrario. Pido perdón público completamente mortificado. ¡Perdón! ¡sufro mucho!