Las personas que tenemos la suerte de vivir en el segundo mundo contamos con la posibilidad de poder acumular juegos, juegos y más juegos, con su cajita y manual de 10 páginas a todo color. Incluso a algunos de ellos los llegamos a jugar y todo. Y así durante lustros hasta quedarnos una colección la mar de chachi ocupando superficie útil del piso. Todo orgulloso, todo verraco al ver los cientos de horas que has echado con esto de los “marcianitos”.
Pero llega un momento que te dices “Y a todo esto, vivo en España, ¡qué putada!” y te das cuenta que para los pequeños caprichos de la vida no andas muy boyante. En ese instante es cuando te dices a ti mismo en medio del Mercadona mientras la cajera te mira raro “Pues me apetece irme a celebrar el aniversario con la parienta, qué cojones… vende todos los juegos menos cuatro”.
La razón de que de una colección de 40 juegos me quede con 4, no es tanto sentimental, sino de la idea de seguir rejugando a 3, y continuar especulando con el FFVII (UK) precintado. Los 3 elegidos para esa selección natural-criba evolutiva son Alpha Protocol, Yakuza 4 y Fallout New Vegas. Exponentes todos ellos de cómo trabajar de más sin que Metacritic te lo agradezca.
Por ello, a estos 36 juegos entre los que se incluyen binarios como el Disgaea, Final Fantasy VIII, Suikoden V, Yakuza 2,… hay que conseguir darles un nuevo hogar. Para acometer la task contaba con una serie de opciones mercantiles, a cada cual mejor para lograr el objetivo.
La más automatizada es la del GAME: coger y venderlos todos del tirón para que nos salga más barato el GTA V o comprarnos 6 copias del Alpha Protocol. Dicha opción tiene varias ventajas: mientras te tasan los juegos puedes mantener una amena conversación con el dependiente y por último, mantienes un puesto de trabajo. El único pero que le veo es el mero detalle de que pierdes dinero con cada juego, pues Game, en sí mismo, como concepto, no es tu amigo. Para argumentar esta afirmación, se podría poner una hoja de Excel con sus precios para los juegos segunda mano y el dinero por el que te lo compran para sacarse una perras, pero no, hagan un acto de fe y créanme.
Otra un poco más laboriosa es mirar juego por juego, su precio mínimo de 2ª mano PAL,en portales varios como Ebay y similares, y a probar suerte vendiendo uno a uno. Ventajas todas si no tienes aniversario que celebrar en menos de 3 semanas, simplemente a esperar sentando a los potenciales compradores hispanoparlantes. Mientras haces tiempo puedes amenizar la espera leyendo noticias diarias, a cada cual más interesante, sobre GTA V y su ecosistema en TODOS los blogs de videojuegos.
Y por último queda la opción escogida por servidor imitando a mi héroe de la infancia, Gordon Gekko: campaña agresiva. Coges, te metes en un foro-bazar y pones en el título del hilo “Vendo 36 juegos por 300 euros y de regalo el Skyrim”. Expones la oferta hablando en plan serious business y al día aparece un Diógenes en potencia, que cuando quedas con él te reconoce que tiene más de 100 juegos comprados en soporte físico, pillados todos ellos de 2ª mano haciendo la “ruta de las ofertas” por las tiendas de toda la vida.
Pero el motivo del artículo no es hacer apología de la compra de 2ª mano o ver Wall Street de Oliver Stone en Blue Ray, sino comentar los sentimientos, que como jugador sufro en silencio, tras desprenderme de lo más parecido que tengo a unos hijos adoptados asiáticos, concretamente de Japón.
Hombres de color, como Mr. Iridiscente al enterarse de la campaña agresiva me comentaron “¡Insensato, NO lo hagas, te arrepentirás toda la vida de haberlo hecho!”. Mi propia mujer, tras venir de comprarme un pack de yogures desnatados en el Mercadona, le daba la razón al hombre de color “¿Pero estás seguro? Si es que me da pena hasta a mí…” para luego terminar “¡Y además, eres gilipollas, si es que encima te quedas solo 3!”.
Admito que esta criba al igual que la de los Segadores, no es la primera vez que ocurre: hubo una época en la que era rico (árbitro profesional de fútbol sala) y tenía comprados el 95% de los j-rpgs de Psx, y los que no, era porque la Hobby Consolas ni se enteraba que salían. Hasta llegué a comprarme el Gran Turismo 2… a pesar de que no me gustan los coches, ni las carreras ni la pintura metalizada. Pero tras acabar en comisaría un par de veces durante mi carrera profesional de árbitro, decidí abandonar el ritmo de vida que llevaba y en caso de necesitar liquidez, vender Breath Of Fire III + 5 j-rpgs más de regalo siempre era una opción.
¿Quén coño rejuega a juegos, con historia, que no están enfocados a ser rejugados una vez superados? Ese es el principal motivo de venta para alguien que la nostalgia es un claro signo de Autobot, es decir, de debilidad. Lo importante, y lo que no hay manera de venderlo, son los gamethroughs mentales con sus correspondientes comentarios del jugador, como por ejemplo “Puto Donkey Kong… puto PEZ ESPADA” cuando azoté contra el suelo un mando no oficial de Super Nintendo, mientras disfrutaba de una fase del Donkey Kong Country 2. O jugando al Hybrid Heaven, cuando medio moribundo tras 5 horas de juego, viendo como un hombre cebra me pegaba patadas a la pantorrilla, le dije a JJ tras verme hecho mierda “He subido 4 niveles la defensa de la espinilla…biennnnn”. Echando cuentas y ahora que lo pienso, la mayor parte de los comentarios o son insultos y violencia gratuita contra el mando o preguntar si había alguien en el baño, pues me entraban ganas de vomitar tras pelear una y otra vez contra los mismos enemigos siguiendo el mismo patrón de combate. Tiempo bien aprovechado, si lo sé no termino Peritos y sigo dejando que el hombre cebra me suba niveles de espinilla.
Al final tras cientos de horas, la memoria tiende a seleccionar recuerdos, y ni Outer Heaven, ni Shinra S.A., ni princesas rescatadas por autónomos… uno acaba llegando a la conclusión de que todo niño que no le haya metido un 46-0 a Camerún en el Nintendo World Cup, directamente no ha tenido infancia pues desconoce la sensación de superioridad que llegó a sentir Pizarro, conquistador español que sin bajar del caballo se cargó a 40.000 SOLDADOS INCAS CON 200 ESPAÑOLES.
Con esa lección de la vida es con lo que nos tenemos que quedar, bueno, con eso y que ya está a la venta el GTA V, el sandbox definitivo a pesar de que en el GAME no me lo quieren alquilar pues ahora se ve que se reserva el derecho de admisión.