ANW: ENCONTRADO UN JOVEN EN NUEVA ZELANDA AL QUE NO SE LE HA ROTO TODAVÍA LA 360

La sorpresa saltaba hace ya unos dos meses en Balaídos y también en otros lugares del mundo que observaban atónitos la noticia aparecida en los periódicos de medio mundo.
«John Registon Ablurquerque de Medeiros y Sánchez Gómez», al que a partir de ahora llamaremos «Paquito», residente en la bella y cercana localidad de Wellington, Nueva Zelanda; ponía en alerta a las autoridades de consumo mundiales al escribir en un foro de agricultura y belleza corporal: «Pues mi 360 aguanta desde el primer día y además como nueva».

Hasta allí se desplazó un equipo ajare comandado por Testerman al que le acompañaban, el gato pirracas, dos prostitutas disfrazadas de conejtias de Playboy que curiosmente daban el pego y un espía de la Luftwafe llamado Henrich Mülher, todos ellos vestidos en elegantes y discretos tonos amarillos para dar fe de este hecho insólito que algunos ya se han apresurado en denominar como hazaña indómita o cosas aún con nombres más raros.

Tras siete horas de viaje a pie por las bellas e inmensas terminales del aeropuerto de barajas (corta; dame dos, todas a grande) y 17 horas de vuelo en círculos sobre el mismo, más 14 en un sospechoso zigzag; nuestro comando ajare llegaba hasta Barcelona con la moral intacta y unas ganas inmensas de subirse en otro avión en espera de, esta vez sí, subirse al avión que les correspondía.

Tan sólo siete semanas más tarde llegaban todos ellos sanos y salvos al humilde poblado de Wellington que cuenta con apenas 200 ó 1000 habitantes aunque igual nuestras fuentes son inexactas debido a la incipiente sordera de Testerman porque igual nos dijeron que eran 200.000.

Ya en la puerta de la casa de «Paquito»; con los nervios a flor de piel, algunas copas de más y un número atrasado del Hobby Consolas en cada mano para tratar de aparentar conocimientos infinitos, el equipo ajare tocaba el timbre, después se tocaban entre sí y por último tocaban a Paquito fundiéndose en un eterno e incomodísimo abrazo que simplemente pareció durar demasiado, pasando todos ellos al salón de la casa del afortunado para poder proceder a realizar la entrevista que a continuación les ofrecemos en primicia, no diría mundial, pero sí por lo menos regional segunda b. Pero eso sí, con la ilusión intacta.

Testerman: Buenas tardes, primero déjeme decirle que es un placer estar aquí con usted. Agradecemos enormemente que nos reciba para contarnos en exclusiva lo que parece ser un acontecimiento histórico sin precedentes.

Paquito: Sois unos hijos de puta. Son las 3 de la mañana. Además eso fue noticia hace dos meses y ya se lo he contado a todo el mundo.

Testerman: Así, es, sentimos sacarle de la cama, pero por favor, Don Paquito ha de entender que esto es un acontecimiento que podría cambiar el curso de la historia, o incluso la historia ya escrita en si mismo en el sentido de que María Magdalena por ejemplo podría ser a partir de ahora un bombero de Alcañiz y cosas así.

Paquito: Por favor, tutéame, cabrón de mierda. (bosteza). Voy a por un café.

Testerman: Nosotros tomaremos una Pizzas. Gracias.

Paquito: ¿Familiares?

Testerman: No, son putas, pero volar les da un hambre de la ostia. Pero vayamos al tema. ¿Hace cuánto que tienes una Xbox?

Paquito: Desde hace dos semanas.

Testerman: No entiendo.

Paquito: Sí, bueno, es una larga historia, pero trataré de resumirla; yo nunca tuve una 360, se trató de una equivocación por parte de un vecino periodista.

Testerman: Anondado me encuentro ahora mismo.

Paquito: Sí, verá; estaba yo secándome mi enorme y lacia cabellera, cuando mi vecino; Frederik, al que llamaremos para abreviar a partir de ahora «Miller Jack Sponger de Peláez y Otrosmundos»; entró en el baño y dijo sorprendido ¡¡Oh my God!!! y salió corriendo gritando algo así como «¡¡¡Milagro, milagro!!!» y cogió el coche de camino a la redación dónde trabaja. Al día siguiente mi cara estaba en los periódicos de medio mundo; no sé por qué del otro medio no, pero imagino que la envidia tiene mucho que ver; como el poseedor de un 360 que no se había roto.

Testerman: No comprendo nada. No sé si me sorprende más el nombre de su amigo o el hecho que sea usted absolutamente calvo.

Paquito: Sí, verá, él confundió mi secador de pelo con un 360, tal y como me confesó en privado; «a fin de cuentas ambos son balncos, irradian un calor acojonante y hacen un ruido de la ostia».

Testerman: Can’t be.

Paquito: Sí, en serio. De hecho dos semanas después aparecieron dos señores que decían que venían de microsoft para certificar el acontecimiento con un señor que creo que trabajaba en una fábrica de Cervezas o algo, y al darse cuenta del error de había cometido mi amigo el periodista, quisieron encubrirlo todo regalándome una 360 de esas. Me limité a hacerme las fotos y continuar con la farsa ¿a fin de cuentas qué podía hacer?

Testerman: Le comprendo, a veces la presión de las grandes compañías, puede llegar a ser insoporteibol. De todos modos ¿está contento con su nueva máquina?

Paquito: Al principio mucho, porque me dejaba el cabello mucho más suave y frondoso «at de seim taim», pero desde hace un par de días al encenderla el botón se pone en rojo en lugar de en verde y no seca con la potencia del principio, con estos cacharros chinos siempre pasa lo mismo; cuando los ves en la tienda funcionan de maravilla pero luego llegas a casa y empiezan los problemas uno detrás de otro. Me han dicho que si quiero puedo enviar el secador a Alemania, pero me parece muy complicado para ser tan incómodo y pesado de manejar; deberían haberle puesto algún agarre por algún lado, algo así como un asa.

Testerman: Gracias por todo, ahora que el miedo me invade creo que es un buen momento para salir de aquí y que regresemos a casa. Ha sido un placer.

Paquito: Definitivamente no puedo decir lo mismo. Hasta nunca.

Para Ajare News of the World, se despide al filo de la noticia; siempre suyo, Testerman.