ANALIS-DIS: SKATE 3 (XBOX360)
Yo no puedo más que admirar a la gente que se lanza cuesta abajo subido a una tabla de madera con ruedas confiando en que las leyes de la física queden anuladas a tiempo. Y aún admiro más a los que se meten un catacrocker contra el suelo y aún así se levantan y vuelven a la carga. Expreso mi respeto por ellos porque yo me comí una señal de tráfico intentando emular a Christian Slater en esa obra magna que es “Al filo del abismo” (Gleaming the cube, en el original) y se me quitaron las ganas de molar mazo.
Y como yo hay muchísima gente, personas y personajes para los que Skate ha sido una bendición, una forma de acercarse sin dolor físico a un deporte que les gusta, pero para cuya práctica no tienen las suficientes pelotas ganas de perseverar. Y aquí llega la tercera entrega de la saga, en un movimiento que acerca peligrosamente a EA a los caminos de Activision o a los de cualquier estudio japonés y su manía de poner números romanos detrás de los títulos.
Skate3 ofrece lo mismo que Skate1 y 2 a nivel jugable: el stick derecho es DIOS y punto. Es, quizás, mejor juego porque el control es algo más pulido y aumenta las posibilidades con el editor de escenarios, pero le falta ambición para ir más allá y convertir el título en referencia indispensable durante años para este deporte. No sólo por un apartado gráfico prácticamente inalterable en la saga, sino porque a fuerza de repetir esquemas y de introducir una o dos novedades por entregas se lanzan de cabeza al abismo de lo predecible.
El primer título de la franquicia te daba más libertad o por lo menos la disfrutábamos más, Skate 2 era mucho más desafiante debido a su dificultad para clavar los trucos. Así que, para algunos, Skate1 siempre será la referencia, el juego en el que podías pasarte horas y horas en un mismo spot haciendo trucos sólo por pasarlo bien. Mientras que Skate 2 es, para los puristas, el mejor juego de la saga. Y esta tercera entrega, un paso atrás en ciertos aspectos y un paso adelante en otros.
Esta vez el objetivo del juego es vender un trillón de tablas de monopatín montando tu propia marca y promocionándola a través de videos y fotos de nuestros trucos e hitos. Por esta vez el prestigio y la fama te van a dar unos buenos dólares y no solo la admiración de unos cuantos tipos en Youtube. La lucha por hacerse asquerosamente rico no deja de ser algo perfectamente natural a estas alturas del proceso de embrutecimiento social en el que estamos inmersos, ni tampoco sorprende que le toque recibir al mundo del skate, deporte que empezó a pasarse al lado oscuro en cuanto el Corte Inglés le dedicó toda una sección en la planta joven y el País de las Tontaciones se hizo eco de las novedades en modelitos de ropa de inspiración skater.
El video introductorio del primer Skate era muy bueno, pero el de este Skate3 es directamente una maravilla. Liga perfectamente con el objetivo del juego. Jason Lee es un profesor de skate magnífico, por mucho que su idiosincrasia hippy choque frontalmente con el objetivo del juego. Sirve de introducción para los novatos y para que algunos refresquen conocimientos. La posibilidad de consultar la forma de hacer los trucos mejora respecto a anteriores entregas donde a veces no sabias bien que esperaba el juego de ti en determinados trucos.
Para poder lograr crear tú imperio de sudaderas y tablas de dudosa calidad necesitarás reclutar a unos cuantos patinadores para cubrir todos los targets del mercado, por ello el juego te da la posibilidad de crear a tu propio grupo de patinadores, el que te acompañará en los desafíos de equipo, el que servirá para lucir tus tablas y aparecer en los carteles publicitarios. Seguimos teniendo la posibilidad de crear skaters femeninas, pudiendo cambiar sus atributos físicos, así como su indumentaria y complementos, todo ello con erótico resultado.
Por desgracia, el equipo sólo está para posar en las fotos. Las pruebas, aunque variadas en cuanto a temática, siempre consistirán en hacer mejor puntuación que el rival, lo que implica una IA que al menos no te fastidie una partida y en esto cumple, pero por lo demás la compañía de nuestros amigos sólo será bien recibida si les llamamos a patinar para algo de free skate, pero sin poder interactuar con ellos ni hacer mucho más que verlos pasar y hacer sus trucos.
El progreso del juego se basa únicamente en superar desafíos para poder vender más tablas, en ese sentido el interés por avanzar en la historia es menor que en la primera parte de la saga. Pero, al igual que en anteriores entregas, Skate3 es virtualmente infinito, lo único que necesitas son ganas de patinar y punto.
La lástima es que la ciudad, es decir el segundo componente básico de este juego después de la tabla es mucho menos interesante que San Vanelona, y no porque la arquitectura de la misma y sus elementos urbanos que podemos utilizar para hacer el cabra sean peores, sino porque no parece que en realidad tengan ningún sentido puestos allí donde están. Una ciudad claramente menos pensada (menos ciudad en el sentido de área urbana dénsamente poblada) que solo existe para poder poner en ella todas las rampas y barandillas que necesita el jugador. Por así decirlo, primero han pensado en los spots y luego han construido la ciudad alrededor, el resultado es que el entorno es menos realista y menos crudo que San Vanelona. Pierde algo de gracia el free skating porque no hace falta patinar mucho rato para ir descubriendo sitios donde poder hacer trucos, se pierde así el componente principal de Skate1: ese poder ir libremente sorteando coches, peatones, recorriendo barrios enteros hasta dar con un spot ideal.
El online es quizás la mejor parte de esta entrega: compartir escenarios, videos y fotos, poder puntuar las de los demás, pero eso es todo (además de patinar junto a tus colegas claro). Una de las criticas más insoportable y pretendidamente moderna hacia Skate3 es su nula interacción con las redes sociales. Ahora que todo el mundo va de community manager y enterados de la vida, se supone que deberíamos poder publicar en twitter, facebook, tuenti y Dios sabe cuántos sitios más nuestras creaciones para poder compartirlas con amigos que seguramente no tendrán ningun interés en ellas de la misma manera que no tienen ningún interés en ver las fotos de tus viajes a Punta Cana a menos que salga tu mujer haciendo top-less.
En resumen: Skate3 es el juego a comprar de las tres entregas, tiene muchos más trucos, es menos realista y más orientado al arcade que al simulador en los niveles normales de dificultad, permite crear tus propios parks y tienen un online realmente bueno, es quizás el más equilibrado de los tres, pero en caso de una cuarta parte va a tener que ser realmente buena como para lanzarse a comprarla.