¿ANALIS-DIS: MI QUERIDA ANA?
Hoy les quiero contar la historia de como conocí a mi gran amor. Ella es de familia numerosa, 3 hermanos, y viven en el campo, son todos agricultores y tienen una granja bastante grande. Tienen cerdos, pollos, conejos y cultivan maiz, trigo y varias cosas mas.
Acto I
A Ana la conocí a través de un amigo, me la presentó un día y fue todo bastante frío. No le veía nada especial, una chica mona pero como las que puedes ver por la calle. Además teníamos opiniones muy distintas. Ella no podría dejar a su familia bajo ningún concepto, la vida rural le encantaba y mas estar en su granja. Yo por mi parte soy muy urbanita y adoro los viajes, así que en principio no tuvimos mucho feeling.
Con esto de las redes sociales empezamos a hablar. Me contaba lo que había hecho en su granja, lo bien que se lo pasaba con sus hermanos y cuando ya teniamos mas confianza, me enseñaba la ropa que se había comprado. Poco a poco comencé a enamorarme de ella. Su inocencia me cautivó como nadie lo ha hecho. Al poco tiempo me dijo que si quería que empezaramos una relación primero debía conocer a su familia y que esta me diera el visto bueno. A mi me pareció un poco extraño, pero de tan perdidamente enamorado que estaba no le di más importancia. Así pues, un fin de semana de Abril me fuí para su granja a conocerlos.
La verdad es que me quedé impresionado cuando el autobús me dejó en la puerta de la granja. Aquello parecía otro mundo. Preciosos campos verdes adornados con robles aquí y alla me saludaban, y un cielo rojizo me daba la bienvenida. Al fondo se observaba la mansión familiar, de un estilo colonial, pintada de blanco y con unos grandes jardines rodeados de frutales. Junto con mi vieja maleta de cuero, una herencia de mi abuelo, me dirigí a la casa.
Detalle de la granja
Al entrar a la casa me esperaba toda la familia. Su madre, una mujer que pese a la edad conserva la belleza de tiempos anteriores me recibió con dos besos. El Padre, Antolín, de fuerte carácter forjado en la dureza del campo. Su hermano Javier, un personaje dicharachero y un poco feo. El otro hermano, José, un animal de 3 por 3, puro músculo y poco cerebro, me temo. Y finalmente la abuela, que destila esa sabiduría que solamente se alcanza con la edad. Una familia muy agradable. Tras cenar un poco del buen embutido que obtienen de sus cerdos me fui a dormir.
Acto II
Al día siguiente la comida fue digna de mención. Tras un agradable paseo con Ana volvimos para comer y nos sentamos en la mesa. De primero un estupendo cocido de garbanzos y de segundo una ternera guisada deliciosa, todo ello regado con un excelente vino. Más bien semi regado, Javier se plimplo el solito 3 botellas, creo que este chico tiene un problema con el alcohol. Además me retó repetidas veces a una timba de poker, decía que 200 euros no eran nada.
Allí descubrí el genio del padre de Ana. Resulta que al terminar de comer realice una observación sobre lo bonito que era el mantel. Pues bien, no se que narices ocurrió pero el padre me sacó de la casa a empujones mientras los demás simplemente miraban. Yo, que ya me veía en casa y sin novia, decidí esperar en el porche a ver si se tranquilizaba. En ese tiempo entable conversación con el Jardinero, que me explicó que la costumbre de echar a la gente fuera de su casa es algo muy arraigado en ese hombre, y, mientras me explicaba esto, me robó el teléfono móvil del bolsillo.
Como una cabra
Al cabo de 20 minutos el padre me dejó entrar de nuevo, cosa que le agradecí a lo que respondió con un simple “de nada majo”. Al entrar la situación era un tanto esperpéntica. Javier estaba vomitando en el baño de la cogorza que llevaba encima y Jose, el musculitos, intentó darme una paliza por coger a su hermana de la mano. Finalmente se le pasó el cabreo y se echó a llorar como si fuera un niño de teta mientras mi amada, Ana, decía que era todo normal. Su abuela observaba la escena y sonreía como una idiota. Mi impresión inicial saltó por los aires.
Acto III
Para mejorar las relaciones con mi suegro me ofrecí a echar una mano en las tareas campestres, y maldita la hora en la que lo hice. Salimos Javier, cuando se le pasó la resaca, y yo hacia la nave de los cerdos. Decidimos ir dando un paseo y charlando de temas banales. Al cabo de 30 minutos llegó la bomba. Me pregunto si estaba interesado en su hermana, a lo que yo, rojo como un tomate, le respondí que si. Él me dijo que no le molestaba, pero que si me apetecía me podia dar unas pastillas para “facilitar” el proceso por el módico precio de 90 euros. Yo, que no sabia donde meterme, rechace la invitación cordialmente y para poder escapar de ese pervertido, volví hacia la casa.
De camino a la casa me encontré con el Jardinero, el cual me devolvió el móvil y me invitó a un trago para disculparse, a lo que yo accedí gustoso. Lo siguiente que recuerdo es despertarme en calzoncillos y helado de frío. Con un cabreo de cuidado volví a la casa acordándome del ladrón del jardinero, pero el padre no tuvo a bien dejarme entrar hasta dos horas después. Dos horas helado de frío. Al entrar fui directo a la habitación a dormir. Ni siquiera pensé en Ana del cabreo que llevaba encima.
Acto IV
El siguiente día tuvo un comienzo bastante curioso. Yo estaba durmiendo como un bendito en la cama cuando me desperté por un ruido en el pasillo. Entró el padre hecho un basilisco y me sacó de nuevo a patadas de la casa. Imaginaros que percal, yo, en pijama, a las 7 de la mañana sin poder entrar en casa y helado de frío. Pero las cosa iban a mejorar y mucho. La abuela me abrió la puerta de atrás y me dijo, con una sonrisa de oreja a oreja, que me vistiera, que Ana me estaba esperando en el cobertizo.
Con el corazón a mil por hora salí rápidamente hacia allí, y cuando la vi…. se me paró el corazon. Estaba simplemente maravillosa. Nos abrazamos y nos besamos allí mismo, y finalmente ella me dijo que quería dar un paseo. Fueron las tres horas más increíbles de mi vida. Nos besamos con pasión, hicimos el amor en el bosque y paseamos por un lago. Yo estaba extasiado, después de tantas penurias por fin disfrutaba de mi amada. Ni siquiera volvimos a comer a la casa, directamente nos fuimos a un pajar a hacer el amor toda la tarde. Fue la mejor tarde de mi vida, pero, en esta familia, no todo puede salir bien.
El hermano debatiendo amigablemente
Al bajar del pajar escuchamos un ruido y vimos aparecer, completamente enfurecido, a Jorge, el hermano cachas, que venía con no muy buenas intenciones. Ana me dijo que huyera y que nos veíamos en la casa. Salí corriendo como alma que lleva el diablo y no paré hasta que me tropecé con Javier, que, con una sonrisa burlona, me ofreció un puño americano por 150 euros. Seguí corriendo hasta la casa donde me esperaba su padre escopeta en ristre. En cuanto me vio comenzó a dispararme, así que escapé por peteneras dirección a la carretera.
Al dia siguiente le escribí un correo, diciendole que estaba completamente enamorado de ella, pero que con una familia así yo no podía estar. Ella me llamó inmediatamente, y, ambos lágrimas, nos despedimos para siempre.