ANALIS DIS: MASS EFFECT 3 (PC)
Yo tenía un Shepard negro. Cuando comencé Mass Effect 2 no sé por qué pero trastee con el aspecto de Shepard y por avatares del destino que no vienen al caso cree un Shepard negro CON BIGOTE. Nunca NADIE lo ha petado tanto en la galaxia. Así, se narraban las aventuras de un proxeneta sideral que vagaba por el espacio exterior con su lupanar volante, viendo qué especie en extinción podía subir a su nave para tratar de penetrarla por todos sus orificios. La triste historia de un NOÉ parafílico que igual se lo montaba con entes gaseosos que con tías azules. Bujero con pelo, a jodel-lo.
No era este. Pero para que os hagáis una idea.
En Mass Effect 2, Shepard mantenía una insoportable tensión sexual con todo bicho viviente. Comprenderéis que en el caso de MI Shepard, que era negro y con bigote, hasta los cactus se ponían nerviosos en su presencia y la mayoría de las situaciones acababan en un «one man bukake» como Dios manda.
Porque ser negro y Bad Ass, es obvio que mola muchísimo, pero si encima llevas un bigotín a lo Errol Flyn que te da un toque de pirata espacial que te rilas, es imposible que no te termines chuscando a todo lo que te encuentras aunque tú te empeñes en lo contrario. Lo Sexy es así. Y si no mirad a Idris Elba.
Con un planteamiento de «menos es más» llegaba a nuestras manos una segunda parte que me dejó con la boca abierta en más de una ocasión sobre todo gracias a unas misiones secundarias que aportaban variedad y un fresco cambio de ritmo a unas mecánicas que han acabado convertidas en poco más que un «shooter» con cierta personalidad propia.
En el afán de Electronic Arts (porque esto es un producto de Electronic Arts, no de Bioware) por minimizar la fórmula y poder llegar a la mayor cantidad de público posible, llega Mass Effect 3, en el que por problemas ajenos a mi persona no pude importar a mi Shepard Negro seguidor del «Movember» y me tuve que conformar con el genérico y MARICA de Marc Wanderloo. Sin duda un mal augurio de lo que me esperaba.
Porque de un Shepard negro con bigote heredero mental de Nacho Vidal, hemos pasado a un hombre muy serio. Muy consternado y que NO DUDA. No hay escala de grises en su respuesta. Todo bien o todo mal. Si escoges la respuesta de arriba BIEN. Si escoges la de abajo MAL. Y lo peor de todo es que además DA IGUAL.
Desde el comienzo, Mass Effect 3 te pretende atrapar en una permanente sensación de urgencia del tipo «Que nos vamos a tomar por el culo, CORRE LOLA CORRE» pero fracasa desde el instante en que puedes tardar 3 años y un día en elegir una respuesta a una pregunta que no lleva a ningún lado, salvo a preguntarte a qué cojones esperan en Bioware para empezar a plagiar a unos Obsidian que ya les marcaron el camino a seguir con el sistema de diálogos y acción consecuencia de aquél maravilloso e inefable tordo llamado «Alpha Protocol».
Arriba mi Shepard Negro. Abajo la cruda realidad.
Tampoco ayuda a dar sensación de cohesión al conjunto la chapuza que supone la muerte a mano de los segadores en mitad del espacio exterior, que está solventada con un botón de «continue» la mar de ochentero. La muerte sin consecuencia alguna en un juego que, se supone, presume de estar basado en «la elección». Treinta años de RPGS para acabar dándole a un botón que ya venía en el MAME. El futuro es «asín».
Las fisuras del tenderete son evidentes pese a un acabado gráfico (que no sonoro) fabuloso. El que Shepard y sólo Shepard, el puto Wanderloo con su barbita de una semana, sea el “objeto” que dispara TODOS los eventos, llega a hacerse muy evidente y cansino en momentos como «Los malos de esta sala ya han muerto todos y lo sabes porque Shepard vuelve a hablar» pasando por el famoso «hasta que Shepard no salte esta zanja no metemos el vídeo en el que aparecen nuevos malos» para terminar con un «Hasta que no hables con fulano, no te doy la siguiente misión», hecho, este último, que rompe por completo con esa sensación de «montón de cosas por hacer» que tanto gustito da a los amantes de un buen RPG.
Al final, queda una sensación de impostura, de teatrillo de pueblo, de cartón piedra que juegos de otras compañías con más experiencia en materia de juegos de acción como pueden ser Activision o Epic, han aprendido a ocultar mucho mejor (aunque sea a base de ruido).
Y es que en Bioware, que no son precisamente EPIC, por alguna extraña razón decidieron que una sola tecla sirviera para acometer hasta cinco acciones distintas lo que implica momentos de mucha risa. Shepard dando una voltereta cuando quieres que se cubra, corriendo como loco contra una pared, cubriéndose cuando quiere en realidad quiere alejarse de una granada o saltando una cobertura y exponiendo su culo a las hordas de Cerberus porque él es rebelde y el mundo le hizo así. Esto a mi Shepard Negro con bigote no le pasaba. :___(
Hordas de Cerberus y de segadores muy preocupadas por el comportamiento del comandante Shepard, mirándose entre sí incómodas, peleando con cierto rubor. Disparando un poco al aire y haciendo como que luchan pero en realidad NO; porque hasta ellos comprenden que no está bien agredir a un deficiente mental. Y al fondo de la sala SHEPARD COMMANDER, ÉL SÓLO, SIN AYUDA DE NADIE cascándose un ALEHOP con doble tirabuzón EN UNA SALA VACÍA. En una esquina de la galaxia sala, no lo ves, pero un GETH acaba de hacer un «facepalm».
Aquí viene Shepard dispuesto a dialogar.
Con el sistema de adquisición de secundarias Bioware ha superado con creces a «EL RINCÓN DEL VAGO». Ahora resulta que ya no hace falta conversar con la gente. No. Con que oigas de pasada una conversación en la que un fulano le dice a otro que necesita algo, queda añadida a tu diario de misiones que tienes queconseguir un determinado objeto para dárselo a un fulano QUE NO SABES QUiÉN ES.
Esto lleva a situaciones de mucha risa, como cuando abres el citado diario tras un paseo por la ciudadela y ves que tienes 400 misiones secundarias de 400 personas que no conoces de nada que no sabes en qué momento se han añadido y que todas se resumen en «ve hasta tal planeta, escanéalo y tráeme lo que encuentres».
Lo gracioso del asunto es que como no tienes ni puta idea de ni dónde está el planeta ni un mapa medianamente digno a mano en que te digan en qué sistema de qué sector está el citado planeta, te dedicas a escanear todos los planetas y luego paseas por la ciudadela gritando «OBELISCO PROTEANO SEÑORA!! ME LO QUITAN DE LAS MANOS» hasta que encuentras a un señor que supuestamente es el que te «había encargado el trabajo».
Shepard en el metro PONIENDO OREJA. Le comandant (¡LE COMANDANT!) con el radar a tope. Shepard entrometido. Si un día un desconocdo te regala flores no es impulso, es el LADILLA de «Shepard Commander» metiéndose dónde no le llaman.
BIOWARE MAL. Bioware rápido. Bioware en reuniones ejecutivas tipo «cómo podríamos hacer esto sin rompernos la cabeza. Margarita páseme con Johnson. Johnson, la hamburguesa la quiero sin queso». Muy descuidados. Muy poco pulido. JODER. MUY POCO AMOR. Ostia. Una cosa de mucha chapuza.
Un trabajo entregado a tiempo pero mal. “Señor Bioware, que sé que lo ha sacado usted todo de la WIKIPEDIA, CABRÓN”.
Las otras secundarias, las que te salen al hablar con la gente son esas que cuando las llevas a cabo consisten ir a sitios y soportar hordas de enemigos en escenarios diminutos. Ni sombra de las fabulosas conversacionales de Mass Effect 2.
Todo esto es una lástima porque hubiera sido una idea estupenda que tuvieras que basarte en la lectura del «Códice» para saber dónde estaban los personajes o los planetas. Vamos, que la cosa tuviera algo más de profundidad, pero por desgracia esto no es así.
El sistema de compra de armas, mejoras y armaduras me recuerda al chino de debajo de mi casa en el que nunca sabes muy bien qué coño estás comprando, ni si es mejor, peor o igual que lo que ya tienes aunque en esta ocasión sí hay un aspecto positivo, SHEPARD COMMANDER en esta tercera entrega ha descubierto E-bay y se compra las cosas por interné. Bien por él, bienvenido a 1990, mi comandante.
DAT ASS
El asunto del disparo, problemas de comportamiento subnormal del personaje aparte, BIEN. Vaya, no va a cambiar el mundo de los juegos de acción, pero la mezcla de magias con tiros está medianamente bien resuelta y en esta ocasión la IA parece que trata de sacarte de tu cobertura con granadas y buscarte los flancos. Dado que el 90% del juego recae en lo que viene siendo el «Pim Pam Pun» es obvio que resulta un alivio aunque en mi opinión la IA aliada se queda «enganchada» con demasiada facilidad dejándote vendido por lo que la «táctica» se pierde considerablemente en favor de una acción más directa o lo que es lo mismo mandar a tus compis a morir usándolos de cebo para quedarte tú cómodamente en un segundo plano atizándoles desde media distancia. Una táctica un poco cobarde, lo admito, pero es que Mark Wanderloo es un poco así en el campo de batalla. Ahora, pídele que te pose para un anuncio de calzoncillos turianos, que el cabrón te lo borda.
Tiene el juego una patina de «mentirijilla» paralela a la de la falsa sensación de urgencia que el juego pretende colar, que no es otra que la sensación de «Gran Estrategia» de conflicto bélico en el que tienes que conseguir todos los apoyos posibles para poder enfrentarte a los segadores cuando en realidad al final DA IGUAL. Primero porque el destino de la misión y el final, no van a cambiar mucho si lo haces y segundo porque basta con realizar la línea argumental principal y jugar algo del multiplayer para obtener los apoyos necesarios. Es imposible fracasar. Esa sensación de «What if» que queda al final de Mass Effect 2; no asoma por ningún lado en Mass Effect 3, lo que obviamente es una lástima y además no deja más que preguntas en el aire. ¿De qué ha servido mi apoyo a la prensa? ¿Y dejar morir a un amigo? ¿Para qué sirven mis sacrificios en el juego si al final va a dar igual? ¿DÓNDE COÑO ESTÁN LAS CONSECUENCIAS A MIS ACCIONES?
Bioware con la brocha en la mano con el peto a media hasta enseñando media raja del culo, con una birra en la otra mano y abajo Electronic Arts sujetándole la escalera y diciéndole: «Tápalo que no lo vea el cliente. Dale otra manita para que no se note. SI ESO ÉCHALE AQUAPLÁS».
La diplomacia es así
Soy consciente de que lo importante es el camino y no el destino, pero vaya, entonces no me vendas una jugabilidad en la que supuestamente se toman decisones si luego estas no van a influir en NADA. No tiene sentido más allá que el de engañar al jugador creándole una falsa sensación de elección que, a lo peor, resulta que enseguida se ve que es más falsa que un billete de 34 Euros. Y no sé yo qué es peor.
Por último, lo que no es de recibo es lo poco que se folla en Mass Effect 3. Ahí sí que no. De fucker sideral a acabar siendo «FriendZoned» por una lesbiana hay un abismo insalvable que Bioware no debería haber saltado jamás
Entonces ¿MASS FEFECT 3 MAL?
No, Mass Effect 3, REGULAR.
MASS EFFECT 3 puede que no resulte un cierre digno de la trilogía de Shepard y quizá no cuente con el factor sorpresa en lo evolutivo que hubo entre la primera y la segunda parte, pero al final, pese al acartonamiento y la falsedad de la propuesta, hay un juego de acción del espacio sideral con alienígenas, tecnologías rarísimas, láseres, explosiones galácticas, CGI’s molonas, mejoras, armaduras, peceras, y «referencias» a Pollock y Asimov como para parar un tren. Y eso siempre es agradable de ver en una pantalla pese a que la historia global que se cuenta mirada con perspectiva es una jodida MEMEZ que casi da miedo sólo pensarla.
Ya, hija. Es lo que hay.
Un producto que para amantes de las aventuras de acción puede llegar a resultar un entretenimiento medianamente digno con el que pasar un buen puñado de horas (algunas de ellas, para qué negarlo, sumidas en cierto sopor) con gráficos de esos que quitan el hipo y (lo mejor de todo sin duda) un enfoque pretendidamente más adulto que el de otros títulos del mismo género (Gears of War, Max Payne, PANZER DRAGON ORTA…) fundamentalmente por el transfondo geopolítico del asunto en el que se nos vuelve a contar aquello de que una conversación a veces puede tener la misma fuerza que una bala.
Bueno, supongo que menos da una piedra.