ANALIS DIS: CRYSIS WARHEAD

Jugar a Crysis Warhead, es como atizarte una copa de Lagavulín, parte del encanto reside en saber que estás probando algo que está al alcance sólo de unos pocos. Suena «Snob», lo sé, pero también sé que es una jodida verdad como un templo. Y es que a todos nos gusta la exclusividad y sentirnos especiales, salvo cuando eres especial de verdad porque qntonces lo único que quieres es ser como todo el jodido mundo.

Y eso justo es lo que le pasa a Crytek, que es el más listo y guapo de la clase y además saber resolver ecuaciones diferenciales de segundo orden mientras sus compañeros de curso todavía están aprendiendo a juntar la m con la a; pero sin embargo quiere integrarse y tener un montón de amigos sin que le miren como a un bicho raro.

Y lo siento, pero el «Cryengine 2» es un bicho raro de cojones. Mientras todo el mundo está tirando por el efectismo gráfico, disimulando las cosas con blur, HDR y demás recursos, apostando muy fuerte por el diseño en detrimento de la «poligonización» excesiva, van ellos y se apuntan a su propia moda, crean un excelente motor que pone un montón de cosas en pantalla, pero que no lo mueve ni el tato, y si quieres moverlo, te tienes que dejar una pasta en una tarjeta gráfica nueva que aún así, sudará lo suyo para mover con soltura las andanzas de Psycho y los suyos.

Así que, considerando Crysis como un objeto exclusivo de la «sección del gourmet», no sólo tiene sentido si no que además es un juego estupendo. Inferior al Crysis original por motivos que comentaré más adelante, pero un buen juego.

¿Se puede jugar Crysis con las settings en medio o en bajo y disfrutar de la experiencia de idéntica manera?

No.

Se puede disfrutar, pero ni de coña se puede disfrutar de la misma manera, es obvio que gran parte del valor que aportan los juegos de Crytek se sustentan sobre un apartado técnico espectacular. Si le quitamos esa espectacularidad, le quitamos parte del alma al juego. Sí, seguirá habiendo combates memorables y es obvio que por sí mismo es capaz de ofrecer una experiencia emocionante y divertida, pero a fin de cuentas, gran parte de la inmersión proviene del espectáculo visual que es capaz de ofrecer, que además cuenta con una escalabilidad a mi juicio, bastante lamentable.

Casi es preferible, antes que ponerse a jugar el Crysis en niveles bajos, rejugar el Far Cry original con todo a tope. A día de hoy hay bastantes juegos que dan más por menos y con un mejor a nivel de rendimiento, de lo que es capaz de ofrecer este motor en equipos medios. Sin ir más lejos, Dunia, el motor de Far Cry 2 (por poner un ejemplo) no es TAN bestia como el Cryengine 2, pero sin embargo ofrece mucho más en relación a lo que exige para ser movido con soltura.

Pero si se dispone del equipo necesario, madre de Dios, no hay nada (aquí me sale la puta gráfica que todos llevamos dentro) absolutamente nada en el mercado que se acerque a nivel visual a este juego. Es que hay que verlo para creerlo.

¿Y el juego? Bueno, pues es como el Crysis solo que al no estar desarrollado por el equipo de desarrollo original, arrastra algunos problemas:

Es menos coherente que el original. Es una historia paralela a lo que antes sucedía en el original, sólo que lo que antes pasaba en 15 horas de juego, ahora sucede en 5, por lo que muchas cosas parecen suceder porque sí y de manera acelerada sin que te de tiempo a enterarte muy bien de lo que pasa.

Se nota que los que han hecho el juego no son los que crearon el motor porque en muchas ocasiones nos quieren ofrecer mucho en pantalla tratando de sorprender al jugador ( y seguro que tratando de impresionar al propio Cevat Yerli) y a veces se pasan tres pueblos demostrando no ser tan eficientes a la hora de gestionar los recursos del motor. No es de recibo que en un nivel estés jugando a 30 fps, pases a 6 fps y instantes después 60, más que nada porque esa falta de fluidez denota inexperiencia en la creación de niveles más propia de un modder apañao que de una compañía seria.

Hay cosas de difícil justificación en el universo de Crysis; todos tenemos claro que los enemigos Coreanos son unos cachondos mentales y unos juerguistas que gustan de montar fiestas en los chiringuitos de la playa en cualquier momento; pero coño, de ahí a que el primer nivel transcurra en un complejo hotelero de «bungalows» con hotel incorporado… creo que es pasarse un poco. Comprendemos que quieran tomar unas ginebras o unos mojitos, pero de ahí a montarse una Marina D’or «ciudadevacaciones» en medio de la isla, va un trecho.

Las cinemáticas son de peor calidad. No gráfica, si no a nivel compositivo, carecen del ritmo que le supieron imprimir los chicos del estudio original. A mi juicio les falta corazón por todos lados y algunas se hacen incluso largas y pesadas.

A cambio el juego tiene algunos diseños de niveles estupendos y ofrece espectáculo visual a raudales, (la parte helada sin ir más lejos es soberbia en especial ese petrolero encallado en un mar helado con las olas detenidas en el tiempo producto de la súbita congelación alienígena). En el plano jugable, vuelve a ser un Crysis, quizá más centrado en la acción con algunos niveles excepcionales y esa vieja jugabilidad abierta de «haz lo que quieras por dónde quieras y de la manera de quieras» que tanto nos gustó a muchos en su día.

Por tanto, si puedes jugarlo a tope (o casi) y te gustó Crysis, yo no lo dejaría pasar por alto ni de coña, pero si no tienes equipo para jugarlo, no lo hagas, pero eso sí; resérvale un rincón mental en tu lista de «juegos que debería jugar algún día» porque realmente sigue siendo una experiencia jugable que merece la pena.

Nota: 7,5 Ajares.