ANALIS DIS: CALL OF DUTY BLACK OPS
Da igual lo que digan los usuarios. Da igual lo que digan los que lo han jugado o los que no. Y por supuesto da igual lo que yo diga, COD:BO; es un éxito comercial de dos pares de cojones. Pero no por eso voy a evitar darme el gustazo de contarles lo que opino de este subproducto creado pensando más en los dependientes de los centros comerciales que en el jugador final. Allá vamos.
Porque efectivamente CODBO es un juego pensado para vender trillones de unidades ya que es el primer juego de la historia de los videojuegos que lo incluye TODO.
Campaña para un jugador, multiplayer y elefantes rosas voladores.
¿Estrategía? Ahí lo llevas. ¿Acción? Toda. ¿Explosiones? Por doquier. ¿Conspiraciones? Absolutas. ¿Chinos? Claro. ¿Rusos? Por supuesto ¿Nazis? Cómo no. ¿Zombis? ¡Pues claro! ¿Presidentes muertos? Fuck Yeah. ¿Minijuegos? La duda ofende. ¿Ruido? Muchísimo ¿Gritos? Hasta la extenuación. ¿Submarinismo? Profundo. ¿Los números de Lost? Ya te digo. ¿Más explosiones? Póngame dos. ¿Protagonistas? Otros tantos. ¿Misiles? Sí. ¿Helicópteros? Tú qué crees. ¿Barcos? Con misiles. ¿Aviones? No, que va. ¿Vietnam? Con trincheras. ¿Elefantes voladores rosas? Apostaría un brazo a que sí.
En definitiva, CODBO no es sino la exaltación de todo lo erróneo que siempre ha existido en la saga Call of Duty que delata de manera aparatosa que en Treyarch se han leído los informes de Deloitte que dicen por qué triunfa la saga, quién la juega y qué la hace tan especial para la masa.
Así, la decisión parece haber sido la de parir el mayor COD jamás creado amplificando por mil todo aquello que hace que yo a título personal odie esta saga, dando además dos pasos en la dirección contraria respecto a las únicas mejoras notables que se podían apreciar en las últimas obras de Infinity Ward.
Quizá alguien, en algún momento del diseño del juego debería haberles dicho que menos es más… pero claro, a ver cómo le dices eso a unas gentes que precisamente lo que quieren que su juego lo tenga todo y cuya estrategia es abrumar al jugador sumergiéndole en una nube confusa de datos, personalidades y explosiones (fundamentalmente para que este no se dé cuenta de que detrás de todo esto no hay nada que rascar).
Pero el problema es que aunque parezca mentira, en algún momento entre el manejo de un helicóptero y la disección de la intercostal de un Ruso, da tiempo a que el conjunto se derrumbe en un número de ocasiones suficientes como para mostrar al jugador el estudio de grabación que se vislumbra tras el escenario de cartón piedra, cortesía de los malditos «checkpoints» y el no menos infame «respawn infinito de enemigos» que muchos dábamos por muerto a partir del Modern Warfare 2.
Nos equivocábamos.
Y justo ahí es dónde un servidor desconecta. Ese es el momento en el que saltan los fusibles. Plof. Adiós muy buenas. Hasta aquí hemos llegado.
El resto del juego tan sólo es la confirmación de lo citado pese a albergar más de un momento que ciertamente resulta espectacular para la retina, a pesar de que en lo jugable no sea más que la versión número treintaysiete del Duck Hunt. (Y tampoco vamos a ser tan ilusos como para pedirle otra cosa).
Y al final, una madre irá al corte inglés y pedirá un juego de estrategia. Y ese será CODBO. O de Zombis. O de estrategia. O de aviones. O de Helicópteros. O de gestión política. O una aventura con tintes de acción. O un multiplayer lóngevo (calcado al de ediciones anteriores con el añadido de un coche explosivo y un deficientísimo LAG en la versión PC)
No deja de resultar curioso que un juego que precisamente aspira a todo, se quede tan cerca de la nada pero tampoco que el mayor lanzamiento de todos los tiempos tenga una media de puntuación de los usuarios de un 5,6 en Metacritic hecho que daría para el enésimo artículo acerca del servilismo de la prensa especializada o de cómo da igual lo bueno que sea un producto siempre y cuando puedas hacer vídeos molones con él.
En cuanto a la historia, pues miren, qué quieren que les diga. Cambian tanto de personaje y todo es tan ruidoso, y awesomizante que no sé muy bien de qué va, pero sé que hay un momento que derribas un misil con un bazooka. Así que … ¿A quién coño le importa la historia? A Treyarch desde luego no.
Al final, esa sensación de dejadez, de cartón piedra, de enemigos infinitos, de checkpoint contínuo, de falsedad, de angosto pasillo que precisamente facilita explosiones y gemidos por doquier, es lo que termina cargándose el juego, no porque sea malo en sí como concepto (Aunque a mi no me terminen de convencer este tipo de juegos, Modern Warfare peca de todo eso y aún pese a sus defectos me parece un producto mucho menos endeble) si no porque se le notan las costuras por todos los lados, porque la IA hace aguas cada dos por tres y porque en cuanto algunas cosas se mueven de su sitio, no es que no salgan en la foto, es que salen haciendo una mueca que da algo así como mucha risa y que te hace pensar aquello de «Macho, esto no es serio«.
Nota: 5,6 Ajares.