ANALIS DIS: BRAID

Si alguien me preguntara por qué sigo dándole a juegos tipo Mario tengo una explicación directa: «Espero que algún puto día consiga alcanzar a la jodida princesa para darle por el culo hasta que llegue la fatídica fecha en que se apague el sol».

Normalmente cuando alguien te recomienda un juego las posibilidades de que el juego te guste son ínfimas: «Tío; éste es la ostia en vinagreta; en serio píllatelo«, y claro tú ves que lo que tu colega sujeta en las manos es la caja del «Army of Two» y le dices a tu colega; «mira, mejor vamos a tomar unas cañas, o a sucidarnos, lo que prefieras, pero el Army of Two: NO«.

Sólo hay algunos casos de personas y medios (más bien, ciertas personas de ciertos medios) con los que suelo comulgar cuando me dicen eso de: «tienes que probar este juego» y sin duda una de esas personas en Mr White; con el que suelo compartir gustos videojueguiles a menudo. Bien; un buen día (creo que durante nuestro último podcast) el señor que lava más ajare, recomendó que jugara a Braid y yo me dije: «No fuckin’ way, dude» ¿Un juego en 2D de plataformas? ¿Otro puto Mario?

Pero como me fío de ese «onvre» finalmente pagué con los Microsoft Points (alguien, algún día, en un lugar de la galaxia, me gustaría que me explicaran por qué los precios vienen en Microsoft Points y no en en dólares o en Euros, porque sencillamente usando esto me siento exactamente como cuando voy a los «Strip Clubs» con billetes del Monopoli) y me puse a jugarlo.

Tras pasar el primer nivel descubrí varias cosas que me sumieron en una profunda depresión instantánea dando con mi cuerpo en el suelo gritando aquello de «Noooooooooooo’ mientras mi mujer me miraba con cara de «ya se ha vuelto a enganchar al Counter, menudos mesecitos me esperan»:

La primera fue que dónde algunos ven unos gráficos preciosos, yo veía gafapastismo en forma de diseño llenando la pantalla en 16 bits a todo color y además de manera insultante. También vi unas tuberías de las que surgían plantas carnivoras y unos enemigos más que sospechosamente parecidos a los de Mario. La segunda, que es que resultaba que tenía que rescatar a la princesa. «Sweet fucking Jesus, are you serious?» me dije a mi mismo sin obtener respuesta alguna y sin dejar de pensar que el de blanco me había colado un Mario en versión Julio Medem, sólo que sin las tetas de Ema Suarez, Silke o Paz Vega.

Pero no, resulta que no. Cada mundo que nuestro protagonista recorre (una especie de Angus Young, cabezón pero sin guitarra) tiene sus propias reglas y en función de estas la manera de afrontar el juego es una u otra; osea, hay que pensar y hete aquí que comprendí el por qué del éxito de este juego: «Hay que usar el cerebro»· Vale, tampoco hay que ser un graduado en Harvard; pero desde luego hay que tendrás que darle a la perola antes que dedicarte a saltar como un fontanero puesto hasta las cejas de setas. Y no me dirán que esto no lo relaciona directamente con Portal; juegos de nacimiento independiente dónde se reivindica el uso del cereboro que para algo más que un puto QTE.

Más o menos las reglas de los mundos son las siguientes; en el primer nivel, simplemente puedes ir hacia atrás en el tiempo cuando te plazca usando la X, haciendo que todo lo que estaba hecho se deshaga; También vi unas tuberías de las que surgían plantas carnivoras y unos enemigos más que sospechosamente parecidos a los de Mario. La segunda, que es que resultaba que tenía que rescatar a la princesa. «Sweet fucking Jesus, are you serious?» me dije a mi mismo sin obtener respuesta alguna y sin dejar de pensar que el de blanco me había colado un Mario en versión gafapasta.

En los siguientes mundos las reglas van cambiando y cada mundo sólo puede ser afrontado y resueltp bajo esas reglas. Por ejemplo hay un nivel, quizá el más estratégico de todos, en el que cuando tú te mueves hacia la derecha las cosas sucederán hacia adelante en el tiempo; mientras que cuando te muevas hacia la izquierda sal sasoc nedecuuus aaaaaaicah sssssssárta.

Hay niveles en los que puedes usar un anillo mágico queeeeeeee ralentizaaaaaaaa todoooo loo que está cerca del mismo y que colocado en cieeeeeertos puntoooos eeestratégicos te permiten acceder a ciertas partes del nivel de otro modo inalcanzables.

Cada mundo (o nivel) se completa cuando has recogido todas las piezas de puzzles y con ellas, has «montado» el cuadro que esas piezas conforman. Lo jodido no es pasar de nivel (que es enormemente sencillo) lo difícil es reunir esas piezas ya que algunas a primera vista te resultarán inalcanzables y sólo llegarás a ellas cuando «comprendas» el «alcance» de tu poder. Es decir, el puzzle real está en cómo conseguir esas piezas usando las reglas de cada uno de los mundos, el resto, los gráficos, la supuesta historia (paja mental 100% gafapasta), la princesa, la música y todo lo demás están de adorno.

El juego hubiera obtenido mi rendición absoluta si no fuera por ese intento de paja mental a lo David Lynch que el juego se pega a modo de vacile una vez que te lo has acabado, lo cual es una pena; porque el juego perfectamente se podría haber acabado unos instantes antes y el mensaje aparte de clarísimo me hubiera parecido mucho más afortunado que el de ese galimatías sinsentido que meten con calzador para ese tipo de público que le gusta ir al cine a no enterarse de nada. Y anda que no tiene fans «Donnie Darko».

El mejor juego de «puzzles maricas» desde Portal, si te gusta darle al coco y quedarte con cara de WTF delante de la pantalla (si visitas Gamesajare va a ser que esto último te encanta) no lo dejes escapar, porque el señor del tambor de Colón tenía toda la jodida razón del mundo; es un juegazo.

Nota: 2 Pexter; 1 Kimi de compañeros y 1 José Valero.