ANALIS DIS: BORDERLANDS
Mad Max fue una saga que se tomaba muy en serio a si misma y que contenía un claro mensaje reivindicativo que lanzar a la humanidad; «La laca que usaba Tina Turner» había terminado por destruir la atmósfera y había sumido el mundo en el caos más absoluto. El mensaje de Borderlands es igual de intenso e igualmente rebuscado; «Sois idiotas y sabemos lo que os gusta» ; y aunque me cueste reconocerlo, los señores que han parido este juego, tienen razón.
Hace unos cuantos años salió al mercado una «ovra maestra» de lo ajare llamada Boiling Point, cuyos desarrolladores prometían que iba a ser el primer juego 100% FPS y 100% RPG de la historia. Ya hemos hablado largo y tendido de ese juego en artículos y podcasts, pero la conclusión final es que fracasaron estrepitosamente en un juego en el que la suma de las partes daba como resultado un sumando menor que cada una de las partes por separado. Borderlands, es justo el caso opuesto, no sólo el conjunto es mayor que la adición de los sumandos si no que realmente es el primer SHOOTER ala DOOM (palabritas mayores) que integra el toque RPG a la perfección. RPS (Role Person Shooter) lo llaman.
Culo.
Miren; yo no esperaba nada de este juego porque venía de la mano del bocachancla de Randy Pitchford y de un estudio de desarrollo lamado GEARBOX, que hasta la fecha y bajo la tutela bien de Microsoft, o de Ubisoft, sólo había entregado a los jugadores juegos o conversiones digamos… mediocres. Aparte de eso, el desarrollo del juego ha sido uno de esos calvarios interminables que se prolongan en el tiempo cada vez más, con varios cambios tanto en el estilo de juego como en el enfoque del mismo. Porque hay que recordar que esto en un principio iba muy en serio; con una estética en un mundo postapocalíptico y un transfondo de lo más agridulce y ha acabado siendo una especie de parodia del mismo tipo Cómic y un sentido del humor que se agradece cuando te das cuenta de que ni siquiera el juego se toma en serio a sí mismo aunque no es que tenga mucha gracia tampoco. Todo hay que decirlo.
Y resulta que me equivocaba, porque para una servidora, BORDERLANDS es el FPS del año, no extento de errores, pero con una cantidad de aciertos que definitivamente inclinan la balanza hacia lo positivo.
Borderlands es el juego de la zanahoria y el burro; que sigue caminando hacia adelante con la esperanza de comerse la zanahoria en alguna ocasión. ¿Y quién es el burro? Obviamente ustedes (y yo también). ¿Y la Zanahoria? Pues la zanahoria es la jugabilidad de Borderlands.
Borderlands es un shooter en primera persona con una suspuesta historia detrás que resulta ser una mierdaca como un templo y que en ningún momento sirve como excusa para que sigas jugando porque gracias a Dios el juego parece ser perfectamente consciente de su debilidad y en ningún momento se pone pesado con el asunto, lo cual va acorde con el descerebramiento general en espíritu y forma que rodea el juego; fundamentalmente porque interpretas el papel de un mercenario y ¿Desde cuando a un mercenario le han afectado las implicaciones morales de tu misión? Es más ¿Desde cuándo te ha importado tu misión si a fin de cuentas siempre va a ser la misma? Ve allí, mata a fulanito y te bañarás en petrodólares hasta el fin de tus días. Punto. Y pa qué más. ¿Acaso necesitaba justificación el Tetris?
Vamos, que el juego no te cuenta milongas ancenstrales ni incluye documentos extensos sobre el «background» de los personajes que te pongan en situación. No. El juego es plenamente consciente de su carencia en ese aspecto y simplemente te dice lo que tienes que hacer porque sí, sin tratar de darte motivación alguna. Imagino que Gearbox, bajo la premisa «si no sabes hacer algo, es mejor que no lo hagas«, en algún momento del desarrollo, reflexionaron acerca de sus fracasos pretéritos a la hora de emocionarnos con sus «Brothers in Arms»; juegos que ellos habían vendido como una experiencia «emocional» sobre la segunda guerra mundial que por desgracia sólo provocaban sopor y verguenza ajena.
¿Entonces por qué engancha Borderlands?
Pues miren, el combate no es la octava maravilla, pero es lo suficientemente desafiante y entretenido como para tenerte pegado a la pantalla un buen número de horas. No creo que sea justo hablar de inteligencia artificial porque casi ni existe ya que la mayoría de los enemigos se dedican a ir a por ti «Doom-Style» y es de esos juegos en los que que luchas disparando mientras andas hacia atrás buscando una cobertura o una esquina en la que recargar.
Los enemigos, una vez abatidos, sueltan dinero, armas, mejoras, granadas que podemos meter en nuestro amplio (aunque limitado) inventario, para en cada momento usar el que más nos convenga en cada situación. Que no es lo mismo enfrentarse a una banda de bandidos con armadura ignífuga que a unos perros salvajes que escupen veneno con una arma eléctrica.
Además, tenemos un arbol de habilidades que iremos desarrollando a medida que «subimos de nivel» lo que le otorga el necesario toque RPG, así como otro de mejora personal en el uso de armas, de manera que cuanto más uses un tipo de arma, más experiencia cogerás con ella, lo que significará una mejora en la cantidad de balas que puedes escupir con ella, en la puntería, en el retroceso o en la recarga.
En nuestro devenir por tierras bordes haciendo misiones que a nadie importan, aparte de armas también podremos coger escudos, modificaciones para las armas, botiquines o habilidades especiales para nuestro «poder particular» de cada clase.
¿Y dónde podemos encontrar todos esos objetos? Pues en los estómagos de los animales que matamos, en las manos de los enemigos fenecidos o en un jodido montón de lugares inhóspitos y recónditos que tendrás que encontrar «explorando el vasto territorio» y que en principio nadie te dice que están ahí pero cuyo descubirmiento lleva implícita la recompensa de «nuevos cacharritos» para tu inventario.
Cada misión, tiene un nivel determinado; y tú decides si quieres hacerla o dejarla para cuando «seas más fuerte» con lo que el juego es todo lo difícil que tu quieras. Y eso es algo que me parece personalmente MUY grande.
Y eso es todo. A eso se resume la cosa; una simple mezcla de «I WANT MOAAAARRRR» con clásico «looteo» (búsqueda y obtención de objetos) y otro poco de «leveleo» RPG (mejora de tus atributos) que todos habéis jugado en muchas ocasiones (Diablo I y II) sólo que muy bien llevado a la práctica de la acción en primera persona con los «Headshots» más satisfactorios vistos en el género desde el primer «Soldier of Fortune».
Porque al final, puede parecer que no, pero equilibrar un contenido como el de Borderlands, es increíblemente difícil; que su jugabilidad básica y estúpida enganche durante TANTAS horas con una fórmula que a fin de cuentas ya estaba inventada, tampoco. Y lo hace muy bien, porque el gran acierto de Borderlands es precisamente ese; lo bien equilibrado que está. Justo cuando empiezas a aburrirte el juego te da un arma nueva que te deja con la mandíbula en el suelo; o un nuevo poder especial, o un escudo … o plaga una zona que era sencillísima de nuevos enemigos difíciles que esperas que conlleven una recompensa enorme. A veces incluso te da un objeto que tiene una pinta bárbara, pero que no puedes usar porque aún tienes qu subir dos niveles. Además el juego va desbloqueando nuevas áreas a medida que avnazas que suponen un cambio tanto en la forma de moverse por el mapa como en la forma de enfrentarse a las misiones; introduciendo variedad a medida que avanzas por medio de un uso más extensivo de los vehículos.
Vamos, que a fin de cuentas, la jugabilidad de Borderlands, está influenciada por el comportamiento de los «Dealers» y «Camellos» de las calles de nueva York, que saben cuándo, cómo y de qué modo, han de seguir dopándote para que tu fuerza de voluntad se doblegue ante su influjo y no seas capaz de abandonarlos nunca.
De una u otra manera, el juego te incita a que sigas enganchado a él y de vez en cuando hasta te entrega alguna misión secundaria divertida o algún comentario que te saca una sonrisa, que se te pasa rápido porque enseguida se te pone de nuevo cara de querer masacrar todo lo que encuentras en pantalla.
El juego gracias al Cel Shading va holgado en casi cualquier PC de gama media y luce un aspecto gráfico que recuerda al magnífico y denostado XIII; vamos, que luce fantásticamente bien y en consolas ambos ports; lucen estupendamente bien. Salvo el de la Wii porque va a ser que lol.
Obviamente no todo es perfecto en Borderlands, se nota que a Gearbox les ha faltado ambición para hacer el juego que querían, con una historia más rica y una mayor variedad de misiones. Inicialmente el juego puede generar confusión al jugador, ya que este no sabe si lo que tiene entre manos es un Fallout 3 de cachondeo, cómo narices funciona el sistema de misiones o cuál es la diferencia entre las armas que uno va encontrando. El juego cuenta con algunos defectos en la integración del jugador con el escenario, que te dejan un poco vendido en según qué momentos… y el control del inventario no es todo lo intuitivo que uno espera.
No puedo decir mucho más del juego, creo que para terminar basta con reconocer dos cosas;
Es la primera vez en la vida que he sentido «Lástima» al deshacerme de un arma para sustituirla por otra supuestamente mejor. Aquella maldita SMG incendiaria con un 97% de puntería, me había salvado de tantas y tantas refriegas que no me parecía justo, pero las cosas se estaban poniendo feas de nuevo y necesitaba mejorar mi equipo.
Terminé el juego y me quedé con ganas de seguir jugándolo nada más terminar; motivo por el que lo desinstalé, porque mi dependencia me asustaba y provocaba conflictos en mi vida familiar a partes iguales.
Definitivamente Borderlands es un juego repetitivo, en el sentido de que repites una y otra vez lo mismo, sí, pero el problema es que si te gusta lo que repites, estás perdido. Y de nuevo me vienen a la cabeza el Doom y el tetris. Lo sé, Lo sé. palabras mayores, por un lado me hace sentir como un bobo, pero por otro me alegro mucho de que a veces si las cosas están bien hechas, sólo hace falta una buena jugabilidad a prueba de balas (*tu tum chss*) para devolverte la fe.
Te gustará: Si te gusta la acción desenfrenada, la exploración, y los toques RPG
No te gustará: Si buscas una buena historia y la mera jugabilidad descerebrada ya no es aliciente suficiente para ti.
Nota: 8,5 Ajares