ANALIS DIS: BIONIC COMMANDO
Vaya juego raro de cojones. En serio. Si hay un juego ahora mismo en el mercado al que se le puede poner la etiqueta de «irregular» tranquilamente, ese es Bionic Commando; un juego de constantes altibajos, de grandísimos momentos mezclados con demasiados «wathefacks» cortesía de un diseño la mar de extraño e incoherente, que lo alejan de ser uno de los grandes, aunque no tanto como para que no podamos considerarlo un buen juego.
La historia de este onvre con brazo biónico poseedor de cierto carisma comienza cuando una ciudad hace «catacroker» víctima de una enorme explosión. Él, que por ser biónico, había sido encerrado en una mazmorra y obligado a masturbarse de por vida con sólo una mano, es sacado de prisión porque los mismos sujetos que lo encerraron por ser un puto freak para el que la expresión «tener la polla como la manga de un abrigo» cobraba un sentido muy especial; quieren encargarle una misión: «a ver quién ha sío el del meshero la mierda la sole». Osea, quién ha puesto la bomba y por qué.
Bien, como imaginaréis, si el gobierno persiguió a los Biónicos y los encerró, desde el primer momento es de suponer que son TUS PUTOS PROPIOS COMPAÑEROS los biónicos, los que habrán organizado el follón, pero como eres molón y llevas rastas con pantalones con tirantes; pues dices que sí y te pones a ello. El hecho de que los diseñadores le hayan puesto tirantes a un tío al que cuando empieza el juego le falta un brazo; no deja de ser un tortura al píxel que debería estar censurada por la convención de ginebra con hielo, láminas de corteza de pepino, una gota de limón mucho hielo y por supuesto en copa de balón. Que con estas cosas no se juega.
Y aún así, comienzas tu misión en lo que son sin duda alguna las peores 3 ó 4 fases iniciales jamás diseñados en la historia. Y dices; bien, este juego es una puta mierda como una casa, el control apesta, la historia es caca seca y me quiero de morir. Porque es que el control es algo raro. El brazo armado, no es como la tela de araña de Spiderman, que se agarra dónde sea aunque tú te esté liando uin cigarro con la otra mano; si no que sólo se agarra exactamente dónde tú le dices que ha de agarrarse y claro, eso complica mucho las cosas.
Total, que al principio del juego; tras el obligado y NECESARIO tutorial (no es nada fácil hacerse con el sistema de control) me encuentro en una calle de una ciudad y me digo: Mola. Delante mío una avenida con un bujero enorme en el suelo; a los lados fuego en la calle. Y al este, como siempre, Estambul. Bajel pirata que llaman, por su bravura el temido, en todo el mar conocido desde uno a otro confín, decido saltar por encima del fuego y recibo por parte del juego un FAIL como una casa. Mi no comprende.
Anda cojones, que es que resulta que esto no es un juego «Sandbox»; si no que es de carrilillo de mis amores. Y yo que creía que esto iba a ser un Spiderman o un INfamous. Pues nop. Esto es rollo «Lost Planet»; niveles más o menos extensos, más o menos abiertos, pero nada de «sandbox».
¿Y eso que me ha matado al saltar el fuego qué ha sido? Pues es que los niveles parecen un Sandbox, pero no lo son, es decir, la ciudad está ahí, dibujada con amplísimo campo de visión, peeeeero no puedes salirte del carrilillo porque los señores de Grin (creadores del juego) han puesto unas nubes de radioactividad que te matan casi al instante.
Esto, obviamente en el desarrollo del juego, genera varios problemas.
El primero, es que la muerte por intoxicación radioactiva es INMEDIATA; vamos, que como te salgas un poco de tu trazado y te de por explorar, estás muerto, lo cual se carga en muchos momentos una de las características más logradas del juego, que es precisamente la libertad de movimientos que te da el brazo para ir por dónde te da la gana. Es como una lotería, porque las nubes azuladas de radioactividad la mitad de las veces no las ves hasta que no las tienes encima.
Pero bueno, siempre y cuando te mantengas «dentro» del camino trazado y seas cauteloso, no deberias de tener mayor problema.
Otro problema del juego (y curiosamente también una de sus mayores virtudes) es que NADA está predeterminado como el último «Príncipe de Persia»; es decir, no hay saltos predefinidos ni zonas de agarre determinadas lo que hace que en ese sentido, como plataformas, sea una gozada por momentos pero también un juego especialmente desesperante. Porque Bionic Commando es un juego por y para ONVRES. No os llaméis a engaño, esto no es «Feibol» o «Spiderman 3», esto es un juego jodido de cojones en el que vas a morir más de tres y más de cuatro veces. Y más de cien.
Obviamente, el hecho de que el control sea tan abierto, genera un problema de ritmo en el juego, porque cuando consigues milagrosamente enlazar cuatro o 5 balanceos seguidos el juego es más o menos así:
Usas el brazo para agarrarte a una farola, te balanceas soltándote en el momento adecuado, lo que te permite agarrarte a un saliente del edificio desde el que te balanceas de nuevo para ganar tanta altura que caes como un misil sobre tus enemigos haciendo que en el momento de tu impacto con el asfalto estos caigan derribados al suelo como simples marionetas. Mientras se levantan aprovechas para usar tu brazo como látigo, aniquilando a todo enemigo en un ardio de 20 metros. Oyes un ruido a tu espalda, te giras y ves a un enemigo mecánico poderoso que amenaza con lanzarte un rayo azulado que probablemente te partirá en dos. Agarras rápidamente un taxi con tu brazo, se lo sueltas en la cara; él explota y tú te vas caminando en dirección contraria porque los tipos duros nunca miran las explosiones que ellos mismos provocan.
El problema es que la otra mitad de las ocasiones, te sale así:
Te agarras a la farola, te balanceas y te sueltas demasiado pronto, por lo que te caes al agua y estás a punto de morir ahogado ya que como el protagonista porta un brazo biónico de 7 toneladas, no puede nadar. Te agarras a un saliente de la acera y sales con vida del agua, miras hacia arriba, usas la fachada del edificio más cercano para impulsarte de nuevo hacia el aire, pero te das una ostia con la cornisa del edificio y mientras caes, fallas al tratar de agarrate a un semáforo quedando expuesto ante los enemigos. Para terminar de arreglarlo decides subirte a la azotea del edificio de tu derecha y desde ahí, tratar de eliminarlos uno a uno. Cuando llegas arriba del todo, resulta que te has metido sin querer en una zona contaminada y mueres miserablemente en el acto.
En realidad, parece justo eso de que un juego sea tan bueno como bueno seas tú jugando, lo que pasa es que en según qué ocasiones se les ha ido de la mano un poco el tema; ya que el juego curiosamente no es que cuente con un sistema de carga rápido, si no que cada vez que mueres tienes que esperar de nuevo tus diez a quince segundos, como además mueres a menudo, digamos que es el juego ideal para usar el «Dual Screen» de Mr Lila con unas escenas de Tegan Presley que siempre alegra la tarde a pequeños y grandes.
Como el juego es un poco repetitivo, he decidido poner la misma foto.
Y el tema es que poco a poco le vas cogiendo el punto a esto de manejar el brazo y a medida que avanzas en el juego te van saliendo más y más cosas como en el primer ejemplo y menos como en el segundo. Además, los gráficos, en según qué momentos, son francamente buenos y se mueve todo con bastante fluidez.
Cuando te quieres dar cuenta, el que en principio parecía un candidato serio a «juguete roto» del año, al estilo del último «Alone in the Dark» resulta que te está dando muchísimas más horas de entretenimiento de las que esperabas y en según qué momentos (la lucha contra el gusano gigante es LA POLLA CON CEBOLLA) te deja con la boca abierta o gritando cosas como «Yuju»; «Yeah» o «Corre trágatelo rápido que si no se le van las vitaminas». Espera, eso último igual no.
El juego es repetitivo, pero la mecánica del juego gracias a las opciones que te da el control no lo es en absoluto, por lo que el juego, aunque estás haciendo permanentemente lo mismo y salvo enfrentamientos con los jefes, matiene un esquema de progreso muy similar, no se hace repetitivo en absoluto. Más de una vez te encontrarás frotándote las manos desde la distancia y diciendo eso de: «Y a estos… a ver con qué bizarrada me los cargo»
En definitiva, un juego la mar de majo y entretenido con un control algo petecander al que desde luego hay que acostumbrarse, con unas reglas de juego un tanto extrañas y poco homogéneas pero que si decides aceptar y abrazar, finalmente te aportará una recompensa mucho mayor que el esfuerzo invertido.
Te gustará:
Si odias los Sandbox y te gustan los juegos de carrilillo de esos con miles de posibilidades de hacer el bestia.
Si te van los desafíos.
No te gustará:
Si te gustan los juegos de manejo sencillote en los que te sale todo a la primera con sólo darle a la «x»
Nota: «La que os salga del nabo», yo le pondría un 7 ó 7,5.
*Versión Analizada: Ps3