ANALIS-DIS: BATTLEFIELD BAD COMPANY 2 (XBOX360)

Hay ciertas cosas difíciles de demostrar, por ello se dice que Calsberg es, posiblemente, la mejor cerveza del mundo, en vez de asegurarlo con total rotundidad. Sin embargo, como yo no me la cojo con papel de fumar, puedo afirmar que Battlefield Bad Company 2 (BBC2) es el mejor juego online del mundo. Algunos no estarán de acuerdo, pero ese no es el tema.

La cuestión fundamental es si era necesario un nuevo Bad Company, y la respuesta es más que evidente: NO. Es cierto que, desde un punto de vista puramente empresarial, sí hacía falta una segunda entrega. No obstante, sucede en ocasiones que las cosas no hay que tocarlas porque no tiene lógica alguna hacerlo.

Battlefield Bad Company (BBC) es autoconclusivo. Es decir, uno disfruta de unos personajes y una historia que empieza y acaba. Con nuestros protagonistas perdiéndose en la distancia con el fruto de sus anhelos a buen recaudo. Hay una coherencia en lo que expresan los personajes durante todo el juego, el desarrollo del mismo y su conclusión. No hay lugar para una segunda parte, sobretodo porque se han merecido descansar.

El primer BBC nos presenta personajes que se cuestionan al mismo John F. Kennedy y su famosa sentencia: no te preguntes lo que tu país puede hacer por ti sino lo que tú puedes hacer por tu país. Incluso hasta el punto de utilizar medios del ejército en beneficio propio. Son tíos que se ayudan a si mismos, de la misma manera que nos recuerda Conan cuando dice aquello de : Crom ayuda a los que se ayudan. Así pues, lo que tenemos son cuatro individuos que han dejado de quejarse por todo para pasar directamente a los hechos. En cualquier ejército del mundo estos tíos serían considerados desertores y se les fusilaría.

El marco moral que nos presentaba BBC desaparece totalmente en BBC2. Los personajes conservan su frustración, pero intuyen que no hay salida, y lo que permite seguir adelante es la aceptación de su rol como defensores de la patria, del hogar. ¿Y quién es el enemigo? Pues en el fondo los de siempre, pero ayudados por un catalizador que se puede considerar el reflejo tenebroso de nuestros personajes. Se enfrentan a una imagen de si mismos, al ejemplo de cómo podrían haber sido si llevaran sus pensamientos individualistas al extremo. El desencantado, el traicionado, el personaje de Ed Harris en La Roca, ese es el enemigo a combatir, el cancer interno que amenaza nuestro modo de vida es producto de nuestros propios actos, pero el juego, al igual que la película, deja bien a las claras que la nación, en tanto que conjunto de hombres libres, está por encima del individuo. Poco importa si Estados Unidos te ha abandonado, si moralmente te sientes engañado, porque no eres más que un daño colateral. Una víctima útil a la que sacrificamos con todo el dolor del mundo para poder alcanzar metas más elevadas que garanticen la supervivencia de los ideales de la nación.

En este sentido la moral de BBC2 es mucho más conservadora que la de BBC. Incluso la autoridad del ejército esta mucho más presente en esta segunda parte.

El castigo si fallan es perderlo todo, no pueden delegar su tarea , así que optan por responsabilizarse de todos sus compatriotas y enmendar los errores de su propio país. Asimilan que llevan una carga de la que no pueden desprenderse. Y, lo más preocupante, ni siquiera al final del juego se deja entrever la posibilidad de que su guerra haya terminado.

Los distintos capítulos del juego se enlazan a través de una historia muy trillada, que para lo único que sirve es para poner en boca de los protagonistas unas soflamas patrióticas que les sientan igual de mal que unas mallas de ciclista al Sevilla.

Siendo los acontecimientos de una escala que supera a los personajes, no es de extrañar que alberguen dudas acerca de si seguir adelante con la misión o no. Es en ese breve período de reflexión donde aparece de nuevo el espíritu contestatario de la primera parte, aunque sólo sea para morir por boca de nuestro personaje haciendo alarde de la propaganda bélica más rancia. En definitiva, hemos asistido a la vuelta al redil de los últimos rebeldes. Siendo así, el apelativo Bad Company pierde todo su sentido y todo acaba derivando en comentarios pretendidamente graciosos expresados por estereotipos gastados.

BBC2 es un juego mucho más dirigido que su primera parte. En algunos momentos, adelantarse a la acción hace que te topes de bruces con escenarios desiertos de enemigos para que, de repente, estos se materialicen de la nada delante tuyo y en vez de girarse a por ti, sigan su ruta predefinida y tomen posiciones sin darse cuenta de que estamos a su lado. La sombra de cierta saga planea sobre este BBC2 y sólo se deshace de ella en determinadas misiones que, por la extensión del mapeado, nos hace creer que somos libres de elegir.

La ampliación de las posibilidades de destrucción convierte cualquier misión en algo muy sencillo, ya no es necesario tener una buena mecánica de apuntado, basta con seleccionar el lanzagranadas del arma (o el bazooka si eres mas tremendista) y reventar una casa hasta sus cimientos para deshacerse de los enemigos. La abundancia de munición convierte el avance en una tarea más sencilla que la calentarte la cena en el microondas.

Si el single player de BBC era una buena contrapartida para su vertiente multiplayer, la campaña de esta segunda parte no merece ser recordada.

Pero el multijugador, ahh, amigos. Es algo excelente. Con un sistema de medallas, bonificaciones, estadísticas y recompensas que vale lo que no está escrito. El desbloqueo de armas, especializaciones y gadgets nuevos para cada clase se basa únicamente en la experiencia de juego, es decir, contra más puntos acumules, más rápido obtendrás tus premios. Lo que es una putada para el que juega como un ser humano normal, ya que te obliga a buscar partidas equilibradas para no tener que enfrentarte a tíos con armadura de cerámica, armas alternativas en vehículos y mirillas en las armas.

La gracia en BBC2 es el continuo cambio de situaciones que se producen durante las batallas, no importa si estás en modo asalto y te toca defender las bases, a poco que el equipo rival sea un poco tirillas, te encontrarás a ti mismo empujándoles hacia sus puntos de respawn y atacando más que defendiendo. Da igual la clase que elijas, en mitad de la batalla puedes elegir otra clase que mejor se adapte al ritmo del combate en ese preciso instante. Y, quizás lo más importante, cualquier patrulla (4 jugadores máximo) que esté comunicada por voz, es capaz de ganar ella solita una partida. No hablamos ya si estamos jugando en modo fanático, en el que no hay radar y están desactivadas las repeticiones (tan útiles para saber donde se esconde el típico francotirador molesto), la información que facilitan los compañeros es vital para saber qué hacer y cuándo hacerlo. Además, así se evitan situaciones desagradables como la de quedarte en tierra y ver como despega un helicóptero con sólo el piloto. Dios bendiga el fuego amigo en esas situaciones.

Es inútil negar que existe gente que juega por y para las estadísticas, a las que les da igual estar atacando que ellos se ponen con el rol de francotirador a sumar frags, o el caso del médico que revive a todos los compañeros caídos sin importar si la amenaza ha sido neutralizada o no, hecho este que provoca las delicias del enemigo, al matar una y otra vez al mismo tío dejando al médico intacto para que pueda revivir a la presa todas las que veces que quiera.

La lastima, al fin y al cabo, es esa, tener que encontrarte con jugadores que no colaboran, gente incapaz de entender que no es buena idea dejar atrás al ingeniero y largarse con el tanque ellos solitos.

Por otro lado, las partidas están siendo una lucha entre ingenieros y médicos, los soldados de asalto y los francotiradores están en franca desventaja respecto a esas dos clases. Los ingenieros pueden reparar vehículos (el alma de la serie) y los médicos reponer salud y revivir. Estos dos roles son imprescindibles y si a ello le sumamos algunas de las armas más precisas y dañinas del juego lo que tenemos es desproporción entre clases. El soldado de asalto puede lanzar cajas de munición, lo que en un juego donde la misma es limitada, podría parecer un rol imprescindible, pero que no acaba siendo determinante si tus compañeros llevan la especialización de cargadores y munición, ya que podrán portar ellos mismos la cantidad de balas más que suficiente como para afrontar el combate durante varios minutos sin necesidad de reponerlas.

En estos momentos, no puedo pensar en una combinación más letal que la clase médica, con la m60, la mirilla x4 y la especialización de ametralladoras. Como comentaba rafadb, con estas mejoras, el médico puede utilizar la M60 casi como un fusil de francotirador.

Desconozco las preferencias de la mayoría a la hora de jugar online, pero a un multiplayer lo que le pido es que sea capaz de encontrar partidas con rapidez y de que la manera de invitar a amigos a las patrullas sea eficaz. BBC2 cumple todos estos requisitos. En el momento en que conectas a XboxLive ves si hay alguien jugando, le das a unirte a partida en curso y te lleva directamente a la misma y te mete en la patrulla (evidentemente si queda sitio todavía en la partida). Quizás es por esto que no entiendo a la gente que juega a otros títulos donde poder meterte en una partida dura casi tanto como la campaña single player (y sí, hablo de Halo3).

Al igual que en 1943 y el primer BBC la pegada de las ametralladoras montadas en vehículos y las fijas es poco menos que lamentable. Mientras cualquier tío te puede matar de dos tiros de pistola, necesitas tener a un enemigo un par de segundos en la mira de una Gatlin para matarlo. En ese sentido, el falso equilibrio que se busca para que los vehículos no sean un factor determinante en las partidas, provoca situaciones en las que lo menos que se puede hacer es arrojar el mando contra la pared.

Battlefield esconde múltiples capas de jugabilidad bajo un planteamiento aparentemente sencillo. Saber encontrar las que se adaptan mejor a nuestro estilo de juego es la clave para asegurar la diversión.

De esta segunda parte lo peor que puedo decir es que me parece absurdo que ni siquiera exista, tanto por un single player a la baja como por un multiplayer que sigue siendo buenísimo, pero que sólo añade al de su primera entrega, un sistema de destrucción mejorado.

Y lo mejor que puedo decir es que resulta un juego de compra obligada. Así que ya veis, al final tenían razón los encorbatados del departamento de Marketing.