AJAREPEDIA: S de STAR CONTROL 2 (PC)
Aviso para despistados. Esta ajarepedia se incluyó en la revista de Mayo del 2007. Volvemos a publicar este artículo porque al Verde le sale de ahí y además gana tiempo de cara a sacar un analis-dis. Hay una tercera razón y es que esa revista nunca se acaba de ver bien en el navegador.
A medida que pasan los años, las personas se vuelven más reticentes a los cambios tecnológicos y acaban estando fuera de la onda, igual que le pasó al abuelo Simpson primero, luego a su hijo Homer y que acabará pasándote a ti y sino al tiempo.
En GamesAjare nos conformamos con que no nos vuelvan a liar con el número de planetas del sistema solar, que ya estamos mayores como para ir reaprendiendo las cosas. Por ejemplo, el Universo tal y como lo hemos conocido nosotros “ocupa” 4,486Kb, así que no empecemos con el tema de que es infinito o que se curva o que carga a la derecha. Star Control 2 cabe en 4 disquettes de 1,44Mb y con eso debería bastarle a todo el mundo para alcanzar a comprender el tamaño del universo. Si hay algo más, deberá considerarse un remake de nuestro Universo actual y por tanto sólo cabe ignorarlo, ya se encargarán los jóvenes de lidiar con él.
Toys for Bob es el nombre de la empresa que creó Star Control 2. Los mismos que luego crearon 102 dalmatas para la PSX. Con ese currículo sólo pueden ser genios del mal.
El juego en si, es una odisea espacial repleta de enormes momentos, incluyendo las impresionantes luchas entre naves espaciales que remiten a Space War. Títulos posteriores como Freespace, Wing Commander y Privateer son deudores de SC2, pero no logran captar la atmósfera de juego que trasmitía este último. De hecho, sólo Wing Comander 2 se acerca y eso que básicamente consiste en zurrarse con gatos espaciales.
SC2 es exploración, es acción, es estrategia, es aventura y sobretodo es una experiencia absorbente e inolvidable, con una banda sonora difícil de superar. En conjunto, hace palidecer a todos y cada uno de los iluminados que se alegran de que cada vez haya soportes con más capacidad de almacenamiento y a los programadores y diseñadores que son incapaces de utilizar ese espacio para crear algo decente.
La mecánica es aparentemente sencilla, explorar planetas, recolectar minerales y formas de vida, ir mejorando la nave y salir vivo de los encuentros con razas hostiles. Y todo ello para salvar a la Tierra y a la raza humana de su extinción.
¿Desea saber más?
Veamos un poco de historia:
Cuando los Ur-quan reciben las primeras señales de radio procedentes de la Tierra y que habían salido al espacio en los años 30, empieza a perfilarse el destino de la raza humana. Los Ur-quan son malos to the bones, pero no tanto como los propios humanos, que en el 2015 iniciaron una guerra nuclear que, para sorpresa de todos, incluida la mía, acabó con la ONU como garante de la paz y el desmantelamiento de las armas de destrucción masiva. Se prohíbe el desarrollo de armas, y por tanto, la carrera tecnológica se estanca.
La carrera espacial avanza muy despacio y pronto surge la necesidad de crear una nave en condiciones.
Mientras tanto, la ingeniera genética ha creado clones humanos pero sin posibilidad de descendencia (lo cual aumenta el número de peticiones de mujeres solicitando un clon como compañero). Con el tiempo, al igual que pasa con los varones humanos, acaban siendo tratados como formas inferiores de vida. La rebelión no se hace esperar y los clones, liderados por la momia de Lenin, montan una agencia de viajes especializada en enviar humanos al más allá.
Con los Ur-quan acechando, otros aliens llegan y nos ofrecen entrar a formar parte de una alianza estelar como mano de obra barata, algo parecido a la alianza de civilizaciones de zapatero, pero con especimenes más feos que nuestros políticos.
Una nave terrestre llega a un planeta desconocido para hacer reparaciones de emergencia después de un encuentro con los clones huidos durante la rebelión. Se encuentra restos de una civilización, los Precursores (unos tunantes de cuidado a los que nadie ha visto desde el día en que desaparecieron sin pagar la factura del mecánico) y una tecnología que puede ayudar a la alianza a ganar la guerra. Montan una nave con ayuda de los robots allí dejados por los precursores. Pero la nave resulta ser un medio ful.
Nosotros nos ponemos en el papel de un nerd que es el piloto de la nave. Y así tenemos el inicio del juego:
Terrícolas aprisionados en su propio planeta, una nave de exploración que regresa de una misión. La última esperanza para la humanidad.
La libertad de acción era y sigue siendo impresionante, permitía jugar de muy diferentes maneras. Desde horas inmerso en exploración a cientos de líneas de diálogo y acción rápida en su modo batalla.
Contentaba a los amantes del rol en su vertiente exploración, consistente en llegar a la última roca que gire alrededor de una estrella hasta encontrar a alguien que necesita algo que tiene otro alguien y que habita en las cercanías de una enana blanca. Años más tarde está dinámica ha generado títulos como Morrowind y ha dado pie a un subgénero en si mismo: el RPG (Recaditos Play Game)
Conserva el modo melee y las batallas espaciales que causaron tanto furor en Star Control, pero dota al juego de una historia y es esta la que crea la atmósfera apropiada para disfrutarlo puesto que enfoca el juego a un modo exploración y aventura que de otra manera no tendría. Será necesario relacionarse con las demás especies y dialogar con ellsa (por lo menos mientras bajan sus defensas y aprovechamos para colarles un misil de protones por la backdoor) para avanzar. La diplomacia es importante. Enemistarte con alguna raza supone un obstáculo para pasear libremente por su zona de influencia y lo que eso significa, que queden espacios por explorar, minerales raros que recolectar y misiones sin completar.
Los bandos están muy equilibrados y generalmente cada uno tiene un punto débil que puede ser aprovechado por algún mecanismo de ataque que, usualmente sólo poseen un par de naves, quizás resida aquí el germen de los Pokemon. La posibilidad de configurar la nave inicial a nuestro gusto influye decisivamente en cómo se desarrolla la historia. Con poco espacio en las bodegas, no podremos cargar muchos minerales y nuestros ingresos serán menores. Con poco combustrible limitaremos nuestro radio de exploración. Si optamos por llenarla de armamento pero la equipamos con motores poco potentes y escasos giroscopios, nuestra nave será presa fácil para cualquiera, a menos que aciertes con el primer disparo. Si no nos relacionamos con otras especies no conseguiremos usar su tecnología y nos tendremos que conformar con atacar con los cruceros terrestres o con nuestra nave principal, lo cual viene a ser un suicidio en las partidas más avanzadas.
Causa y efecto de las acciones son parte de la mística que destila el juego y que logran una inmersión pocas veces conseguida en un videojuego. Y así se alcanza la sensación de ser parte de la historia y no un mero espectador. La vida en el universo de Star Control 2 es mucho más creíble que la de posteriores títulos que ahondan en las 3d de forma vacua y fría.
Difícilmente podemos encontrar ejemplos más ilustrativos de lo qué significa encontrarse delante de un juegazo. Algunos ya conoceréis esa sensación de aturdimiento e incredulidad cuando arrancas un juego y contemplas la perfección. Y no me refiero a gráficos impactantes ni a un sonido apabullante, sino al conjunto, al perfecto encaje de todas las piezas de puzzle.
La capacidad de inmersión que tiene SC2 es la quimera para otros muchos títulos. Eldorado al que llegar, hablando en términos de jugabilidad. No por sus alardes técnicos, que los hay y muy buenos, sino porque todo está puesto delante de tus ojos para que creas que estás allí. La imaginación del jugador es algo que hay que estimular como sea. Puede ser con tetas y francamente, pues no nos parece mal, pero cuando ya tienes una edad y ya has visto todo el porno de Internet, pues un par de melones no te dicen gran cosa (he ahí el fracaso de Tomb Raider).
El capitulo intermedio de la trilogía es uno de esos felices acontecimientos que se dan de vez en cuando en el mundo de las secuelas, en el que por desgracia, la vergüenza ajena se muestra más veces de las que sería deseable.
No sé si es casualidad o no, pero ha sido preguntar esta mañana si alguien había jugado a Star Control 2 y recibir este regalo del señor Green. Muaks.