AJAREPEDIA: «R» DE «REALMS OF THE HAUNTING»

En todas las disciplinas del mundo, siempre hay alguien que se contenta con seguir haciendo lo mismo durante toda una vida debido a un éxito que ni siquiera el propio creador ha alcanzado a comprender, o lo que es lo mismo, la repetición de una fórmula ad-nauseaum, simplemente por el hecho de que a la gente le gusta y si algo gusta ¿Para qué cambiarlo? Llámenlo miedo al fracaso .

Es obvio que un planteamiento como ese sólo lleva al estancamiento de un género y al hastío del que escribe fruto de estar siempre jugando lo mismo una y otra vez. Sin embargo y aunque es posible que como dicen muchos la originalidad esté sobrevalorada, ya que no es menos cierto que muchas veces es más disfrutable un «lodetodalavidabienhecho» que el «enésimofracasointentandohaceralgonuevoplagadodebugs», pero la vida, la propia naturaleza, a nivel genético, no es más que un proceso de ensayo y error que se repite una y otra vez hasta dar con la fórmula adecuada que permita a un ser adpatarse a un determinado medio durante generaciones.

La pena es cuando uno nace con dos pollas y la naturaleza decide que una de ellas es innecesaria para futuras iteraciones negándole semejante privilegio a las generaciones venideras. En la naturaleza, el elemento «seleccionador» es la propia muerte, desaparición de una especie o inadaptación al medio del elemento; en los videojuegos ese medio al que adaptarse es «el mercado» que como sabrán está compuesto en su gran mayoría por un 97% de imbéciles que no saben apreciar el jabugo ni aunque le obliguen a metérselo en la boca, es decir, un juego revolucionario ha de adaptarse al más hostil de los medios, el que conforma un público que ni siquiera está preparado para asumir según qué cambios o revoluciones.

Ejemplos de grandes juegos que el público no supo entender porque estaban despistados jugando al último PES y que podrían haber creado una nueva forma de entender los videojuegos los hay a patadas y de eso se trata precisamente la Ajarepedia creada por Mr Green y que hoy retomo yo para tratar de hacer justicia (¡JA!) desde estas humilde página en otro artículo que como no genera polémica ni tiene un titular impactante caerá en el olvido de maner inmediata, pero que no sea porque nosotros no lo hemos intentado, maldición.

Y sí, Realms of the haunting es uno de esos casos en los que se intentó hacer algo distinto, se consiguió plenamente y debido a un relativo fracaso comercial (que no de críticas) se sepultó en el cajón de los olvidos al menos hasta que un imbécil como el que suscribe decida dedicarle unas merecidas líneas de elogio.

Hasta el momento, con excepción del título creado por la misma compañía (Gremlin) predecesor del que hoy nos ocupa, llamado Normality (de hecho comparten motor) nadie había usado la vista en primera persona para otra cosa que no fuera disparar rayos y matar alienígenas.

Pero..¿eso es todo lo que se puede hacer en primera persona? Se preguntó alguien en algún lugar de las oficinas de Interplay y ni cortos ni perezosos, con un motor que ya había demostrado que se podían hacer cosas distintas se pusieron manos a la obra y les salió «ello».

«Realms of the haunting» es un híbrido entre aventura gráfica tradicional, juego con Full Motion Video y JDAPP de los de toda la vida. Cuando ya todo el mundo estaba pensando en la muerte del Pixel y las «fastuosas 3D» esta gente sacaba al mercado lo que en primera instancia podría parecer como «otro clónico de Doom» pero más bonito, que a primera vista podía parecer un producto de lo más trasnochado. Y es que el segundo culpable de la ecuación siempre son las propias desarrolladoras, que están demasiado acostumbradas a sacar «la misma mierda» una y otra vez hasta que saturan el mercado haciendo vomitar a jugadores de medio mundo porque ¿Cuántos clones de Doom salieron en aquellos años? ¿Cómo podía saber la gente que esto era algo más?

De hecho, ROTH como shooter es bastante peor que Doom o Doom 2 en especial por unos enemigos y una colección de armas que arrastran una absoluta falta de carisma, si bien los Sprites (¡Sí, sprites!) cuentan con un trabajo de animación realmente espectacular.

Los escenarios (enormes, quizá los más grandes que he jugado en mi vida en un juego de este estilo) están recreados con una atención al detalle espectacular y un trabajo de texturización encomiable con algunos mapas que aún a día de hoy resultan verdaderamente bonitos de ver.

Así, te pones en el papel de Adam Randall, que acude a una misteriosa mansión con el objeto de estudiar la muerte de su padre para ver cómo las puertas de la misma se cierran tras él, dejándolo encerrado en un entorno que da un «yuyu» horroroso.

Así da comienzo a una huída hacia adelante plagada de sorpresas y en las que en muchas ocasiones la solución no será usar el gatillo, si no «tirarle un hueso al perro» para que se aparte y poder así seguir adelante con una aventura que duraba más de 40 horas, en la que nada es lo que parece en un principio y con una historia contada a través de unos FMV de excepcional calidad (por ello el juego ocupaba 4 Cd’s ) que te dejaba con la expresión de sorpresa en el rostro en más de una ocasión y para muestra un yutubo:

El juego mantenía constantemente su equilibrio entre «Shooter descerebrado asesina monstruos» y «aventura gráfica de las de toda la vida» de esas en las que tienen que coger objetos, mezclarlos en el inventario y esas cosas tan poco vistas hoy en día. La variedad de escenarios (nunca he vuelto a ver nada igual) que Adam recorría gracias al uso de portales (¡Sí, 10 años antes de Prey!) le llevaban a los más extraños lugares del universo, incluído el mismísimo infierno en el que Adam terminaba jugando un papel fundamental en la eterna batalla entre el bien y el mal, que nos revelaba finalmente esl destino y origen del propio protagonista.

Si lo consiguen, sea como sea, aún podrán jugarlo gracias a Dos Box y esta guía de instalación.

Háganse un favor y jueguen uno de los jusgos con mejor historia de todos los tiempos. Por la gloria de mai Mulder, y Scully.