AJAREPEDIA. C de…

CRUISE FOR A CORPSE

Cruise for a Corpse fue creado por Delphine Software, desarrolladora francesa más conocida por Another World y Flashback que por esta aventura gráfica. Recordemos que estamos en 1991 y que sólo eres güay si juegas a Monkey Island, Maniac Mansión, Loom e Indiana Jones. Tiempos de dominación de LucasArts ya que tenía los medios y el humor socarrón estadounidense, por otro lado Gran Bretaña tenía a los Monty Python, y los franceses…bueno, tenían el paté y poco más. Para compensar decidieron expoliar alguna idea vecina (léase belga) para parir un proyecto que no suele ser mencionado por mucha gente experta en aventuras gráficas pero que vale la pena revisitar. Bebe directamente de los clásicos de Agatha Cristie (inglesa) y emplea la figura del detective solitario (Hercules Poirot (belga)) para plantear el tan manido escenario donde hay un muerto y 20 sospechosos, cada uno con un motivo de peso para cargarse al difunto. Hacer que la acción transcurriera en un tren hubiera sido demasiado “homenaje”, así que nos situan en un barco, de esta manera tenemos un entorno limitado y podemos investigar sin cambiar de localizaciones continuamente.

Raoul Dusentier es el nombre del protagonista, el cual es invitado a pasar unas mini vacaciones a bordo del yate de un tal Niklos Karaboudjan (los fans de Tintín ya habrán encontrado aquí otra pista de cómo se la gastan los franceses con sus primos belgas). Al poco de zarpar, el millonario es asesinado, lo cual dice poco a su favor a la hora de montar fiestas.

Lo que son los ricos, que tienen todos unos secretos detrás que ríete tú de la joroba de Quasimodo. ¿Lo mató su hija por querer casarla con alguien a quien no amaba?. ¿Lo mató su mayordomo el cual después de 25 años de leal servicio todavía no cotizaba a la seguridad social?.¿Su contable?,… aquí todos tienen algo contra el muerto y es que no se puede ser amable con la gente, los invitas a tu barco y en vez de agradecértelo con una palmadita en la espalda, deciden practicar acupuntura contigo y varias dagas.

La atención a los detalles siempre ha sido una constante en las aventuras gráficas, y aquí no podría ser menos, de hecho el juego nos obliga a estar atentos a todas las conversaciones y objetos. Tenemos menos de 12 horas para cerrar el caso y poder irnos a casa para quitarnos este olor a pescado podrido de encima. Nunca sabemos dónde puede estar la pista que permita seguir tirando del hilo. El barco ha de llegar a puerto un día u otro y nosotros no podemos permitirnos el lujo de no desenmascarar al culpable o peor aún de señalar con el dedo a un inocente. Los chivatos y acusicas del colegio se sentirán encantados con esa escena en la que reunidos todos los sospechosos empezamos a desgranar la historia y al final extendemos el brazo y con el dedo índice cerquita de la nariz del culpable le decimos aquello de: in your face

Al contrario que The Last Express (largamente ovacionado en GamesAjare) aquí el tiempo avanza a medida que conseguimos objetivos, completamos diálogos o encontramos pistas, y cuando eso ocurre los personajes se distribuyen al azar por el barco en lo que sólo podemos calificar como perfecto ejemplo de maldad creativa. Desgraciadamente, el uso del tiempo no es del todo acertado. Muchas cosas suceden sólo a una hora determinada, aunque interrogues a alguien por la mañana no será hasta la tarde cuando nos cuente algo mas. Eso nos obliga a conversar con todo el mundo todas las veces y a pasearnos por todas las habitaciones todas las veces necesarias hasta que encontremos la acción adecuada. Paciencia y buenos alimentos, porque los diálogos son cada vez más extensos a medida que avanza el juego y porque donde antes no había nadie o una puerta estaba cerrada, ahora está abierta, pero una hora después ya no podrás entrar. El texto se acumula, las pistas también, así que recomendamos papel y lápiz.

De hecho el juego parece estar hecho a propósito para frustrar a más de un novato, y no lo digo tan solo por el absurdo sistema de ir profundizando en los interrogatorios, los que estéis curtidos en aventuras gráficas ya sabréis que muchas veces un píxel puede marcar la diferencia entre lo que es posible hacer y lo que no. Sí, hablo de ese objeto que tiene un píxel de color diferente y que si lo encuentras después de haber ganado 2 dioptrías más de tanto que te has acercado a la pantalla habrás conseguido ese objeto que te permita avanzar.

Jugar a un videojuego de hace 16 años puede resultar igual de duro que revisitar algunas series de TV que marcaron nuestra infancia. Avisados quedan, que luego uno se pone a ver «El Gran Heroe Americano» y se le cae el alma al suelo. No vamos a entrar a juzgar el apartado técnico con el mismo baremo que podríamos hacerlo con un juego actual, de hecho vamos a mantener la misma opinión que cuando jugamos por primera vez a Cruise for a Corpse en 1991.

El interfaz es igualito al de las aventuras de Sierra: el puntero cambia en función de la acción que podemos realizar con un objeto o sobre una persona. Desgraciadamente muchas acciones no podremos llevarlas a cabo porque el protagonista decide que no está bien hurgar en el abrigo de un sospechoso. Sí amigos, un detective con ética, o con pocas ganas de ganarse el sueldo.

Como contemporáneo de Prince of Persia y Another World, la animación del protagonista es una delicia, o por lo menos los 5 primeros minutos hasta que descubres que el detective es incapaz de correr.

Los tiempos de carga no son excesivos, aunque el hecho de que entre pantalla y pantalla debamos esperar un par de segundos puede provocar ira, sobretodo cuando sabes que aun te quedan dos pasillos más hasta llegar al camarote que quieres investigar. En esta tarea de exploración el apartado sonoro no ayuda mucho, la música es machacona, insistente, estridente y le pega tanto al juego como el banjo a la película Ravenous.

Entonces, si lo pones a parir. ¿Para qué vamos a jugar?. Pues queridos amigos, porque para ser ajare hay que sufrir o, ¿es que piensan nutrirse siempre de juegos cojonudos?. Créanme, éste lo es, a su manera.