AJAR-E3 (y IV)

Los estados del duelo.

La pérdida de la inocencia y de un «aibuk», descubrir que en las nubes no viven los angelotes, visitar el último E3… Mi corazón ya no palpita, nada le queda amor, esperanza o calor. Digo que vivo, pero lo mío ya no es vida. Es estar de pie, mirando el horizonte, con los ojos hundidos y el alma quebrada.

Tengo que aceptar que la pérdida de mi aibuk no ha sido en vano. Tengo que hablar de ello con alguien. Con vosotros, Ajares; os voy a hablar del E3 para montar mi alma con un kit montaplex.

Morid de envidia, Nintenderous.

Negación:

He llegado a España y me he enterado que aquí no habéis recibido el E3 con alegría. No puede ser. No me lo creo. Ha sido una feria estupenda. Un lujo para los sentidos. Desde la presentación fastuosa de Microsoft, en la que se habló demasiado poco rato de asuntos de descargas, hasta la de Nintendo, plagada de sonrisas, amores y trompetillas. ¿Y qué me decís de la Sony, tan llevadera y con grafismos chulísimos para que nadie se diese cuenta de lo vacía que era la información que contenían? ¿Y el resto de la feria? ¿Y esas presentaciones de Heavy Rain a puertas cerradas, en las que todos los asistentes fliparon en colores con los increíbles quicktime events que nos taerá lo último de los creadores de Farenjeit? ¿Y quién dice que todo el mundo huyese como si fuese la peste de Mirror’s Edge, el juego que más hype de rebote antihype está creando? ¿Los hay hasta que se niegan a creer en «I am Alive», el nuevo juego que viene cogido de la falda de la Raymonda y cuyo tráiler es chulo, chulesco, más es lo único que tiene?

No, amigos míos, es todo mentira. El E3, pese a estar vacío, a no anunciar nada, a no decir nada, ha merecido la pena. ¿Verdad Aibuk mío, que estás en los cielos?

Ira:

Puto E3 de mierda. Si no hubiese subido al avión para ver como todas las compañías siguen emperradas en no anunciar nada interesante, escribiría estas palabras con tus teclas. Me asquea por dentro, me remuerde las tripas ver cómo ni consola portátil de Nintendo, ni nuevo anuncio de Bungie, ni nada de nada. Vergüenza debería darte, ir por la vida de feria internacional, para que luego tus conferencias estén llenas de referencias a mercados de alquiler de vídeo en alta definición que aquí no llegan ni con los módems de Vodafone. Vamos, que lo llego a saber y me lío a tiros en Hollywood Boulevard con todo esos turistas que se sienten mejores personas por ir al paseo a la fama para hacerse fotos delante de la estrella de Julio Iglesias. Asco de gente.

Llenazo absoluto. Solo que no y además tampoco.

Negociación:

Mira E3, yo a ti no te gusto y tú a mi no me gustas. Pero podemos llegar a un acuerdo. Mira, tú me das una exclusiva con la que me pueda comprar un ordenador nuevo y yo no comienzo una campaña para desprestigiarte. No cuento lo de tus asuntos sucios, lo de tu inutilidad, lo de cómo conseguiste cargarte la carrera del ECTS. Vamos, no cuento eso de que la desaparición de las «babes» es debido a tu oculta homosexualidad. Vamos, dime algo. Porque, si no me lo dices tú, se lo pediré a Miyamoto en persona. Y, vaya, él sí que sabe dar exclusivas mundiales. Sí, sí, sí… Le preguntas si estan haciendo
cualquier juego que sabes que están haciendo y te dice que lo están haciendo. Y con eso puedo llenar ciento diez o ciento cincuenta titulares, en blogs de Pedritos de uno a otro confín.

Depresión:

Nada tiene sentido. Todo es una mierda. He perdido mi ordenador y no he visto tetas gordas. Bueno, lo peor es que sí que las he visto. Pero no estaban pegadas a mujeres bellas. Pertenecían a grupos de tres negros obesos. Iban siempre juntos, de tres en tres, porque tienen gravedad. Y si se separan puede perjudicar a las maeas o, incluso, provocar terremotos. Odio mi vida, triste y pueril, sin ordenador, noticias, experiencias… La única tía buena que ví se me escapó sin posar delante de mi cámara. Cuatro noches en un hotel tercermundista sin poder tocarme mirando el LCD de mi cámara. Es injusto, no me lo merezco, estoy tan triste y desconsolada…

No puedor. No puedor. Apetecandenaremordenorl.

Aceptación:

Bueno, en lo que va de año he perdido un aifon y un aibuk. A un viaje me fui sólo con dos calzoncillos y tuve que limpiarlos por las noches con jabón de manos y frotando como si se acabase el mundo. También me salen granos en la parte interna de la nariz, de esos que hacen tanto daño cuando te suenas los mocos. Y, por si todo esto fuera poco, me ha tocado analizar Alone in the Dark para Gamesajare (cagonlaputamierda).

Será que me lo merezco, que no soy el tío dinámico y atractivo que siempre he pensado que soy. A lo mejor este tipo de desgracias se pueden evitar de alguna forma. No se me ocurre cual, pero seguro que la hay. Tal vez el aifon sea la mierda que parezca, y no tenerlo me haga ser mejor persona. Tal vez el aibuk… No, el aibuk molaba. Tal vez limpiar calzoncillos en un hotel parisino sea dignificante. Tal vez sentir dolor nasal me haga más hombre, mejor persona…

Este post está dedicado a la memoria de Aifon López Gutiérrez y Aibuk Santiesteban Gorrechea. Os quiero tanto que me duele el pecho de tanto llorar.