ACERCA DE «LAST OF US»
CON SPOILERS QUE CREO QUE SÓLO SON SPOILERS SI HAS JUGADO AL JUEGO Y POR TANTO NO SÉ SI SON SPOILERS.
En muchas ocasiones una obra cuenta con una segunda lectura que resulta ser a veces, incluso más interesante que la que a primera vista se nos ofrece. La lista de obras es casi infinita pero para entender a qué me refiero basta con citar el cine de Shyamalan, un director cuyas películas tocan en un segundo plano temas más interesantes que lo que a simple vista parece o, por poner otro ejemplo mucho más cercano al caso que nos ocupa, «Guerra Mundial Z» en la que su autor, Max Brooks, nos entrega una novela del género «Zombi» en la que «los Zombis» son lo de menos al convertirse en una mera excusa y vehículo narrativo de un obra que en realidad no es más que una desoladora, cruda y acertada reflexión sobre la verdadera condición del género humano.
Lo mismo podríamos decir de «Last of Us» el nuevo juego de «Naughty Dog» una obra que a primera vista podría parecer «sólo un Uncharted» más adulto y profundo, pero que sin lugar a dudas esconde la mayor reflexión sobre la condición humana que como género, ha entregado el mundo del videojuego. Y esto es algo enormemente positivo que por sí sólo, ya marca un hito.
Y si bien como juego resulta magnífico pese a no ser perfecto porque tiene algunos problemas de planteamiento que lo alejan de lo que un servidor cree que el medio debería de llegar a ser algún día, especialmente por su desarrollo hermético, calculado hasta la náusea y su enorme dependencia cinematográfica en lo narrativo, no es menos cierto que asumiendo que ahora mismo esas son las herramientas que los llamados «triple A» han decidido emplear, se hace difícil imaginar un resultado superior al conseguido por «Naughty Dog».
Tampoco es menos cierto que en términos de historia, desarrollo de personajes y madurez del mensaje, la obra de Naughty Dog ralla a una altura inusual en el medio, dejando en evidencia a todo un Levine o un Cage y pegándole además al medio una patada que lo hace avanzar como pocos juegos hasta la fecha.
Obviamente no he nombrado a Levine y a Cage por casualidad, si no porque destacan por encima del resto tanto en la búsqueda de una narrativa madura (si lo consiguen o no, ese es otro tema) como en sus discursos acerca de la paternidad. El otro sería Kojima, pero no lo meto en el saco porque su discurso sobre el control de la información y nuestra obligación para con las nuevas generaciones de Metal Gear Solid 2 creo que sigue siendo un referente en el medio.
Porque «Last of Us» por encima de un juego de acción y sigilo muy solvente con una IA que funciona en «bastantes» ocasiones, antes que un divertidísimo juego de supervivencia y aparte de una gran aventura repleta de diálogos y situaciones para recordar, es un precioso ensayo sobre la paternidad y en última instancia sobre el género humano.
Un género humano dispuesto al mayor de los sacrificios en su infancia, amigo de sus amigos hasta la locura en su adolescencia, melancólicamente descreído en su madurez y hastiado en su vejez. Un viaje por las diferentes etapas quemadas durante el proceso de adaptación al mundo que nos rodea y cómo este nos obliga y nos subyuga haciéndonos dejar atrás todo aquello en lo que creíamos.
Un mundo en el que los adultos no somos sino monstruos que infectamos niños devorándoles la inocencia, convirtiéndoles en monstruos adultos que a su vez devorarán a futuras generaciones, anulándoles por el camino, entre otras cosas, su ansia de bien común y la posibilidad de creación de un mundo mejor.
Unos niños cuya mayor pesadilla es, curiosamente, acabar transformándose en uno de esos horribles adultos que todo joden a su paso, inmersos en una «road movie» que cuenta cómo la más terrible de las armas no es un lanzallamas o una recortada, si no aquella que usamos al servicio de nuestro propio egoísmo para tergiversar a nuestro antojo: la mentira.
Una mentira que resulta ser el verdadero virus, la auténtica espora infecciosa que se esparce por el aire, que usamos como herramienta y justificamos como piadosa porque protege a los demás cuando en realidad sólo nos protege a nosotros mismos de nuestro mayor miedo, que no es otro que enfrentarnos a una soledad no deseada hasta el fin de nuestros tiempos.
Un viaje visto a través de los ojos del monstruo, nosotros mismos, a los que como al resto de criaturas no nos queda más remedio que ser infectados por falacias como único modo de supervivencia y de cómo acabar pagando ese precio a lo mejor hace que el viaje no merezca la pena.
Naughty Dog nos ha contado que el mayor horror que cualquier niño tendrá que superar el su vida, vendrá provocado por el que le causen sus propios padres y las mentiras que estos utilizarán para educarle.
«Last of Us» cuenta, en definitiva, cómo un niño que no puede transformarse en «un monstruoso adulto» aprende a aceptar una mentira haciendo además que el peso de ésta caiga sobre los hombros de un tercero en un acto de egoísmo mutuo que resulta un paso más hacia eso que llaman madurez, o lo que es lo mismo, descubrir que los que se ocupan de ti, lejos de ser perfectos, están tan cagados de miedo como tú y que por tanto lo mejor será hacerles creer que te has tragado sus mentiras porque en lo más hondo de tu ser, tú también quieres creerlas. Y en un mundo como el que hemos creado, qué otro puto remedio nos queda.
Y yo no puedo dejar de aplaudir porque por primera vez podemos usar sin paliativo alguno el término «maduro» para referirnos a un videojuego convirtiéndose por derecho propio en el título a estampar en la cabeza del próximo imbécil o indocumentado que diga eso de que «los juegos son para críos».
Bravo. Naughty Dog. Bravo.