Hace ya muchos años, Peter Molyneux y su estudio LionHead crearon un juego llamado “Black & White” que el eterno vendedor de humo de origen Británico trató de colar como “Un juego que te permitirá saber quién eres en realidad”.
La idea, sólo implementada a medias, era que las acciones que el jugador obligara a su demiúrgico avatar a llevar a cabo sobre la población civil, servirían como fiel reflejo de su personalidad real. Es decir, si te mostrabas cariñoso, cuidadoso y magnánimo, observarías dicho comportamiento traducido en una serie de estadísticas que trataban de reflejabar tu modo de jugar. ¿Funcionaba? Pues de aquellas maneras. El hecho de que yo usara como método único para satisfacer las necesidades de mis aldeanos aquello de hacer una enorme montaña de caca y tirársela por encima, imagino que no aportaba al juego la información suficiente como para poder valorarme con precisión.
Y sin embargo Dark Souls 2, como su predecesor, sirve de análisis quirúrgico de la psique del jugador. ¿Ansioso? ¿Atrevido? ¿Demasiado conservador? ¿Descerebrado? ¿Miedoso? ¿Nervioso? Todas las respuestas te las da el juego usando la muerte como herramienta de diagnóstico. Es decir, aquí es el juego el que juega contigo, tú eres el aldeano y es “From Software” la que te lanza montañas de mierda a la cara. Lo cual dice mucho de ti y por supuesto de “From Software”.
Pero no sólo el juego habla de la persona que eres, sino que como toda buena pareja oligofrénica pretende que dejes de ser quién eres para convertirte en alguien mejor. Y aquí viene lo bueno.
Si el juego nota que estás “jugando sucio” te vacía las zonas de enemigos para que no puedas conseguir más almas. ¿Qué es lo que te está diciendo “From Software”? Que lo que no puedes conseguir con equipo, has de tratar de acometerlo gracias a tu HABILIDAD. “From Software” cambia ligeramente las reglas del juego para que el jugador no pueda establecer las suyas propias. En mi opinión, una genialidad.
La existencia de un viaje rápido entre hogueras y que éstas además estén más cerca unas de otras conlleva algo de pérdida en la sensación de “mundo” y otorga cierta apariencia de linealidad lo que lo acerca conceptualmente a Demon’s Souls, hecho que queda corroborado por la existencia de un “Nexo físico” que sirve de unión de casi todos los caminos que, lejos de llevar a Roma, conducen a las mismísimas fauces del infierno.
Por eso quizá los compases iniciales de Dark Souls 2 se juegan con el morro torcido. Hogueras más cercanas. Viaje rápido. Enemigos menos numerosos. Gráficos más coloridos. Todo para que te confíes. Para que te descuides. Para que levantes la guardia. Y cuando lo has hecho, viene y te mete un cuchillo de Teletienda por el culo. De esos que cortan ladrillos.
De los que no hay que afilar nunca. De esos que son mentira pero tú te lo crees y llamas borracho a las 3 de la mañana. De esos que llevan al llanto y al “y ahora qué”. Dark Souls 2 es, en definitiva, una “Vagina Dentata” escondida en el cuerpo de una Top Model. Es un pene que dispara ácido en la cara del desprevenido felador.
Y Dark Souls 2 lo sabe. Sabe que la última hoguera de mejora está en el cerebro de cada jugador y le obliga a morir para recibir la información necesaria. Y cada vez que muere y obtiene esa útil información, le penaliza por otro lado. Por el qué dirán.
Y por el camino, una matroska de penitencias. Un calvario de lágrimas y sangre. Tu ego sentado en una esquina de la ducha con las rodillas agarradas. Una sorpresa detrás de otra y ninguna buena. Cada vez que piensas “No habrán sido capaces de…” la respuesta resuena burlona en tu cerebro en la cama antes de dormirte.
Un retorno a la infancia en el día de tu primer viaje a “La casa del terror” sólo que esta vez estás obligado a mantener los ojos abiertos corroborando que lo que tienes delante es aún más horrible de lo que tú nunca habrías imaginado.
Porque un juego que se mide por la cantidad de veces que te obliga a mirar hacia el suelo negando con la cabeza, un juego que esconde sus intenciones y su historia, un juego que no revela antes de tiempo sus misterios manteniendo la intriga en todo momento, es sin duda, un juego que merece le pena ser jugado. Y sufrido.