ANALIS-DIS: NIGHTS (Wii)

¿Qué son 12 años en el mundo de los videojuegos? No es que sean una eternidad, es que representan prácticamente un tercio de la historia de los mismos. Un “nuevo” Nights es tan necesario para la industria del videojuego como un remake de Psicosis para la del cine, con el agravante de que en el primero no se le ven las tetas a Anne Heche. Sin embargo, mientras que en el caso de la fotocopia perpetrada por Gus Van Sant, lo que se intentaba era acercar un clásico a las nuevas generaciones de espectadores (fracasando), Sega ha facturado un producto sólo apto para fans desde la más profunda de las convicciones o tal vez desde la más profunda falta de aptitudes.

A Grosso modo la historia de Nights es la de un Freddy Krueger atrapado en disneylandia. El mundo de los sueños adquiere presencia física y , al igual que recientemente el infierno, no es un lugar etéreo sino palpable y al que podemos llegar en plena posesión de nuestras facultades. Allí un hermafrodita con mallas nos invitará a tocarle en cualquier parte de su cuerpo para fusionarnos con él y poder volar.

El objetivo es impedir la destrucción de Nightopia un lugar paradisíaco habitado por seres que sólo cantan y tocan, una especie de fiesta privada de Paris Hilton amenazada por los paparazzi.

La aparición de Nights en Saturn brindó a la consola de Sega de un título que hiciera frente a Super Mario 64. Ciertamente, el colorido, la llamada al despertar de la imaginación, las conexiones con la Historia Interminable y su mundo de fantasía soñada por la humanidad y hecha realidad, y un personaje carismático lo han convertido en un mal llamado clásico, es decir: un juego con ventas modestas pero encumbrado por unas virtudes que en su día a no todos les parecieron suficientes como para gastarse el dinero en una Saturn.

En su línea de dilapidar todo el crédito ganado durante su existencia, Sega decide resucitar a un personaje desconocido para la inmensa mayoría de los usuarios de Wii y de Ps2, y ya que estamos, de toda la población mundial que tiene menos de 20 años.
Es decir, al no serles posible apelar a la nostalgia para venderles el juego a los que dominan el mercado en estos momentos (los mal llamados casuals) parecería lógico que intentaran hacer un buen juego que llame la atención por si mismo, lamentablemente su target parecen ser los mismos que opinan que el regreso del Coche Fantástico es una buena noticia.

La posibilidad de escoger entre 4 modos diferentes de control, más que una virtud, sólo añade complicaciones al jugador de Wii. El control del personaje con el wiimote o el nunchuk es engorroso, el mando clásico funciona mucho mejor (el de Gamecube todavía más) pero dudo que la gran mayoría de gente decida gastarse más dinero para poder jugar en condiciones a un juego por el que acaban de desembolsar una pasta.

Por la temática, Nigts se diría un juego destinado a obtener buenas ventas del sector más joven, sin embargo si alguno de ellos logra superar el caótico tutorial será un milagro. Una forma pésima de introducir al jugador en el mundo de Nights, ofreciendo sobreinformación, saturándolo con movimientos e indicaciones, obligándole a conectar y desconectar el nuchaku y, en definitiva contando una historia que se diluye porque el jugador se muestra mas impactado que el primer niño protagonista (Will) ante todo lo que le están contando.

Manejar a Nights es un quebradero de cabeza si jugamos pensando que podemos hacer en cualquier momento lo que queramos, hasta que no te das cuenta de que te mueves por circuitos prefijados y que en realidad estás disputando carreras aéreas, no puedes empezar a comprender la mecánica de juego. Con una curva de dificultad que directamente no existe, para que me entiendan: es como si de repente te ves teletransportado a la final de la NFL, extrañamente tú llevas el mismo uniforme que 6 pedazos de negratas que te miran desde sus dos metros de altura como esperando algo de ti, en tu cabeza oyes las voces de un fulano que te explica la siguiente jugada, tú no has entendido ni jota, pero todo el mundo está cogiendo posiciones. Te paseas algo desorientado, de repente una pelota sale volando y aterriza en tus brazos, todo el mundo echa a correr y entonces los ves, una marea humana se abalanza sobre ti. Nightover y tú te despiertas con la cama mojada.

En el fondo, el Sonic Team ha recreado la fórmula del Nights original, pero ha aportado poco a nada a la misma y cuando ha modificado algo ha sido para mal (como el posicionamiento nefasto de la cámara, que dificulta el encadenar puntos al pasar por los anillos) Repetimos de nuevo: han pasado 12 años. Tiempo más que suficiente para que los gustos hayan variado, los géneros se hayan renovado, hayan aparecido nuevos y la competencia sea más feroz.

Posiblemente los ancianos del lugar encuentren esa «majia» que tanto añoran, pero dudo que logre hacerse un hueco en las estanterías del resto de potenciales compradores. Nights dinamita todo lo bueno que podría tener en beneficio de una nostalgia que lo lastra y no le deja elevarse por encima de los demás títulos third-party de wii.

Salvando algunos escenarios ciertamente bellos, algunas piezas de la banda sonora y escasos momentos en los que disfrutamos haciendo piruetas y cabriolas, el juego no está llamado a ofrecer diversión más allá de unas pocas horas y mucho menos a ser recordado como un clásico. La enorme diferencia entre las fases de vuelo y las de plataformas ilustra perfectamente la irregularidad que domina toda la experiencia. Una lastima porque, salvando las dificultades iniciales y obviando el apartado visual, Nights puede llegar a ser entretenido.

No parece que Sega haya puesto toda la carne en el asador para presentar de nuevo a uno de sus personajes emblemáticos, aunque después de ver cómo han ido asesinando a Sonic uno empieza a preguntarse si la realidad de todo es que no se puede pretender repetir esquemas de juegos de hace más de una década y salir airoso, no ya una vez, sino varias.

En fin, otro juego de recoger anillos, o algo.

5 Ajares

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