Recientemente se han dado una serie de hechos que han alterado las aguas de nuestro amado sector.
El escándalo de Zoe Quinn (Creadora del videojuego “Depresion Quest”) y la publicación del último vídeo de Anita Sarkeesian.
En el primero de los casos se ha usado como arma arrojadiza que Zoe Quinn se acostaba con compañeros de la prensa para conseguir mejores notas para su «Depression Quest«. A mi ante estas acusaciones sólo se me ocurren preguntas ¿Por qué fue ella la que se acostó con ellos para conseguir una nota y no fueron ellos los que se acostaron con ella porque se la ponía como el extintor de la Nostromo? ¿Por qué es raro que una mujer se acueste con gente del sector en el que trabaja y con el que mantiene contacto a diario? Lo raro sería que se hubiera cepillado a medio sector de la jardinería y aunque lo hubiera hecho, con quién se acuesta o se deja de acostar una persona, no puede ser usado como arma arrojadiza. Nunca. La vida personal de cada uno es de cada uno y de nadie más.
Lo segundo de lo que se le acusa a Zoe Quinn es que engañó a su pareja mientras se acostaba con esa gente. Bien. Si Zoe Quinn es culpable de algo en esto, no veo cómo puede estar relacionado con el sector de los videojuegos. La fidelidad es un tema personal que sólo afecta a las personas que están involucradas en la relación. Y por cierto, si te abres un blog tratando de demostrar «lo mala persona» que es tu ex-novia porque te puso los cuernos, perdona hijo, pero eres un mierda del tamaño de la luna.
El otro tema por el que se ataca a Zoe Quinn es porque según dicen en 4Chan, ella se inventó las acusaciones originales de acoso para conseguir publicidad poniendo mensajes en 4Chan insultándose a ella misma. He tratado de investigar si es cierto o no y me ha sido absolutamente imposible. He leído docenas de foros por orden cronológico y ha sido imposible sacar nada en claro aparte de millones de voces gritando a la vez. Así que al respecto sólo voy a decir una cosa: ante unas supuestas (siempre según 4chan) «autoacusaciones» de acoso, la manera más estúpida de reaccionar es con acoso.
¿Es que acaso la gente no conoce el efecto Streissand? ¿Es que no ven que están certificando que efectivamente son acosadores que es de aquello que tanto les indignaba que les acusaran?
Por otro lado Anita Sarkesian, gracias a un exitoso Kickstarter, ha venido realizando una serie de vídeos («Feminist frequency«) que denuncian el machismo en los videojuegos. Me gustaría aclarar varios puntos sobre el trabajo de Sarkessian:
1. Creo que tiene razón en el mensaje que intenta transmitir: Sí. Hay machismo en los videojuegos. Y que lo haya en el resto de la sociedad no lo exculpa en absoluto. Precisamente deberíamos de aprovechar el videojuego como herramienta de aprendizaje. Si hay un medio que ha sido capaz de crear mundos inexistentes, mundos asombrosos, mundos raros y distintos, ese es el videojuego. ¿Por qué no aprovechar el videojuego para evitar la «cosificación» de la mujer en algo extraño y reprochable? ¿Por qué no educar a las nuevas generaciones a través del videojuego? ¿Por qué no enterrar esa representación pueril de la mujer para que luego se traslade esa «sensibilidad» al mundo real?
2. Quizá Sarkeesian no tenga un conocimiento enciclopédico del videojuego, pero eso no invalida su mensaje en absoluto. Porque de lo que se supone que es experta es de Feminismo y aplica sus conocimientos para analizar cómo es representada la mujer en este medio. Y su conclusión es que el videojuego es un medio machista, y es cierto. El mensaje que trata de transmitir es que la mujer en muchos juegos es una derivación de la representación masculina. Y es cierto. El mensaje es que la mujer muchas veces es un simple objeto de carácter sexual. Y es cierto. El mensaje es que en muchos juegos la mujer es sometida a vejaciones sexuales y a violencia. Y es cierto. Y por cierto, voy a anticiparme, que exista un motivo (de carácter histórico en el mundo del videojuego) para que todo esto sea así, no invalida que todo lo que dice es cierto y que si no hubiera alguien como ella y muchos más denunciándolo, nunca llegaría a realizarse un cambio significativo al respecto.
3. A Sarkeesian se le acusa de querer cambiar un medio que ni siquiera le interesa y que lo está haciendo todo por ego y fama personal Y no os lo vais a creer pero aunque esta acusación fuera cierta (Cosa que desconozco porque no estoy dentro de su cabeza) ¡Tampoco invalidaría su mensaje! Porque sí, Sarkeesian quiere que los videojuegos cambien ¡A mejor! Porque un videojuego menos estereotípico y más maduro, es un mejor videojuego. Entiendo por dónde van las quejas. La gente no quiere de dejar de ver mujeres de marcado carácter sexual en el videojuego ¡Pero eso no es problema porque eso no va a desaparecer nunca mientras haya un mercado para ello! De lo que se queja Sarkeesian es que TODAS (aunque es cierto que debería decir «la inmensa mayoría») las mujeres que aparecen en un videojuego parecen prostitutas y están representadas con un marcado carácter sexual hasta cuando en principio no está justificado por el propio videojuego.
4. En muchas ocasiones yerra el tiro y, o pone los ejemplos inadecuados, o particulariza un problema general atribuyéndolo como exclusivo de la mujer. En GTA V puedes matar mujeres… y curas, y médicos y policías y te puedes matar tú mismo y no es cierto que no haya mujeres correctamente representadas en los videojuegos Pero eso tampoco invalida su mensaje, (aunque en mi opinión le resta algo de solidez al conjunto). Porque no, los vídeos de Sarkesian no son perfectos. Y ella tampoco.
Pero su mensaje es NECESARIO.
Sí. Necesario. Porque, como hemos hablado por aquí en Gamesajare mil veces, los juegos están en pañales y ya va siendo hora de que vayan abandonando su faceta prepúber para empezar a hacerse mayores y no tengo la más mínima duda de que mensajes así ayudan a que la industria avance en la dirección adecuada.
Y me adelanto de nuevo «Cuando no haya machismo en la sociedad, no lo habrá en los juegos» no es válido porque por una parte, los cambios no se realizan solos, hay que forzarlos y por otra como ya he dicho antes, el videojuego es un medio perfecto para que ese cambio se pueda llevar a cabo. Medio.
He usado la palabra medio, una palabra, que entre otras acepciones tiene la siguiente: «Que puede servir para determinado fin».
Usar el término «Gamer» es, además, una manipulación mediática que puede sentar precedentes peligrosos como ya ha sucedido en el pasado con el asesino de la Katana en el que tres días después del incidente a todos los que jugábamos por aquella época nuestras madres nos preguntaron preocupadas si jugábamos «a eso del rol».
El término «Gamer» denigra la imagen de una comunidad a la que le ha costado MUCHÍSIMO ser medianamente aceptada socialmente (Porque aunque no lo crea nadie somos MILLONES los jugadores que de inadaptados sociales no tenemos nada).
Los que llevamos mucho en esto hemos tenido que aguantar demasiadas memeces como para que tengamos que soportar nada más al respecto sobre nuestra condición como «persona a la que simplemente le gusta jugar videojuegos».
Decir que «como todos los que se han comportado así son «Gamers» es correcto el uso de tal denominación para el grupo» es una falacia, primero porque NO todos eran «Gamers» (unos lo serán y otros no ¿Acaso los autoproclamados «Gamers» han llevado a cabo un censo de las aficiones de cada uno?) y segundo porque hay otra cosa que también tienen en común todos los que cometieron el acoso: todos respiran aire. ¿Deberíamos poder decir que el colectivo de los que respiran aire cometieron el acoso? A fin de cuentas ¿Quién narices no juega videojuegos hoy en día? El número de personas que lo hace desde luego, está tendiendo rápida y asintóticamente hacia el número de personas que respiran aire.Un rasgo poblacional TAN generalizado, no puede nunca definir a un colectivo mucho menor.
Y sí, yo soy consciente de que cuando se habla de «Gamer» se está hablando de un tipo de «jugador» determinado, habitual de foros llenos de trolls, visitante de 4chan, que a lo mejor ni siquiera ha jugado un videojuego en su vida y amigo de molestar a los demás usuarios a través de internet y además me consta que se está haciendo con buena intención para tratar de solventar el problema, pero este tipo de «puntualizaciones» como la que acabo de hacer son las típicas que se pierden por el camino cuando un problema alcanza al interés general.
Pero (segundo pero) nada de estos últimos argumentos en contra del uso del término «gamer» me importaría un pimiento si el hecho de identificarlos dentro de un colectivo determinado estuviera sirviendo de algo.
El problema es que creo que no solo no está sirviendo para solucionar el problema si no que creo que además está empeorando las cosas y por el camino, escondiendo el problema de fondo.
Porque si no les creemos cuando acusan a Sakeesian, si no les creemos cuando arremeten contra Quinn si no les creemos cuando se comportan como cretinos ¿Por qué les vamos a creer cuando se autodefinen a sí mismos como «Gamers»? Se están escondiendo tras una comunidad, tras un nombre, como modo de protección, como búsqueda de la complicidad colectiva. Y si nosotros les llamamos «Gamers» les estamos siguiendo el juego. Y si el sector entero les sigue el juego, obtienen lo que quieren: atención. De hecho en estos momentos son ellos los que siguen alimentando el «#Gamersgate en busca de atención.
Porque no debemos obviar el carácter solitario del videojuego. Y es bien cierto que una parte de inadaptados sociales, han acabado abrazando el videojuego como medio para tratar de acallar esa soledad.
Pero eso no convierte a todos los acosadores en jugadores ni a todos los jugadores en acosadores. Lo que deberíamos hacer a cambio es preguntarnos ¿Por qué alguien juega a los videojuegos? ¿Cuáles son los motivos sanos para acercarse al videojuego? ¿Cuáles los erróneos? Y deberíamos de preguntárselo a ellos. Porque sabemos quiénes son. Y ponerle un nombre generalista y disparar al aire, no nos va a ayudar a cazar la presa, más bien al revés, les va a permitir esconderse en un colectivo.
Si les hiciéramos estas preguntas a muchas de esas personas, estoy seguro de que se desmoronarían.
A fin de cuentas una persona comportándose como un cretino en internet es un niño (aunque tenga 50 años) que está tratando de llamar la atención porque probablemente nadie (y mucho menos él mismo) se ha detenido a preocuparse ni por un minuto, qué narices le pasa y por qué actúa así.
Y no, el problema no es meramente semántico si no de centrar el problema. Generar la alarma hacia un sector de gente en el que la mayoría (sí, la mayoría, es posible que me pueda mi buenismo) es gente normal con una vida equilibrada que jamás en su vida haría daño a nadie, no sirve de nada. No ayuda a nada.
Sólo genera confusión, ruido y termina por mermar las fuerzas de aquellos que en realidad quieren solventar el problema. A fin de cuentas, de nada sirve aplicar radioterapia en el brazo, cuando el cáncer es de testículos.
Como dice uno de ellos en este fabuloso artículo ( confeso ex-troll de internet, ahora redactor en Badass Digest y origen del tocho que estás leyendo) la raíz de todo está en que esa gente es así porque tiene problemas. Por más que nos cueste, (y a mi me cuesta) no deberíamos de mirar al troll con rabia, si no con pena. El troll es un enfermo. Y necesita tratamiento. Necesita ayuda.
No. Ni este señor ni yo estamos excusando a nadie. Un comportamiento así es intolerable y antes de nada deberían de pagar por sus actos. Deberían de ser perseguidos y en mi opinión, sometidos a terapia. Pero ese es otro asunto que no pretendo abarcar con este texto.