Estando soportando el peor mes del año, el más agónico y brutal Agosto (Aunque Abril también tenga su miga), pegué un repasito a la colección de juegui-juegos para ver cómo poder respirar un poco mejor, y sin carraspera hasta que llegue Septiembre.
Hombre rejugador, como el Cid lo era pero en Campeador, eché enseguida el ojete al Alpha Protocol, que para los que no lo sepan es una maravilla compleja, tremendamente experimental y, al menos narrativamente, muy bien acabada que para alegría de Obsidian vendió cuatro copias por un quitame allá esas pajas; como que los que compran RPGs de Obsidian no supieran lo que compran y no esperasen sus gazapos electrónicos, también llamados bugs, entre sus horas de entretenimiento.
La situación, lógicamente, es que salgo con un muy buen sabor de boca de un juego en que somos responsables, por activa y por pasiva, de todo lo que acontecerá durante y sobre todo a finales de la 2º mitad de su recorrido. De un juego sofisticado, en el que hay qué pensar cómo se habla a quién y donde las alianzas y traiciones están al orden del día.
Uno de esos juegos de Obsidian de cuando reciben el cargamento de mezcal, se beben hasta el gusano y dando fuertes mamporros sobre la mesa (dejo a su imaginación con qué) te sacan una obra maestra que pasa desapercibida.
Decía, o mejor dicho iba a decir, que viniendo de dos extremos opuestos, o habiendo perdido definitivamente la razón, veo con claridad meridiana como cuanta y tanta morralla de Seur solamente sirve para ocultar una falta de saber hacer e hinchar las horas soporíferas de un juego mal, muy mal, abordado.
El resultado ante estos RPGs De Chachas, es la frustración más Intimissimi.
Quiero ser capaz de moldear a mi avatar como yo quiera, quiero la mayor libertad posible, quiero mandar a la mierda al labriego que se le ha perdido la pala, de mierda, en los pantanos, quiero atajos inteligentes en lugar de larguísimas misiones donde Cristo perdió el gorro, quiero un mundo que reaccione y cambie según mis decisiones.
Quiero un mundo egocéntrico, narcisista y en que mi avatar cuente y se haga notar. Donde se tenga voz y voto y no se sea un correveidile de cualquier fantoche con el día graciosito.
Y hablaba de RPGs De Media Mierda, pero ¡ay lo extensible que es esta situación a todo el espectro jugable!
Muditos, amnésicos, miopes… dirigidos por una mano mágica que le tiene que decir qué hacer en todo momento y sobre todo ¡Oigan, ya está bien de este asqueroso mercantilismo del quid pro quo! ¡Basta ya!
Cerremos con un bello Haiku: