Yo no soy muy amigo de las listas de Wikipedia tan populares hoy en día, de subir un video y decir “esto es conga” o del socorrido copia, traduce y pega que tanto en las que se creen las mejores casas.
Entiendo la crítica, por no decir el capricho, como un ejercicio subjetivo partiendo de un andamiaje, una estructura aproximadamente objetiva. La estructura se puede discutir hasta la saciedad pero los resortes del gusto, del deseo, del fantasma propio no; con estos sólo cabe intentar comunicarlos correctamente para hacernos entender y encontrar a una persona que quiera entendernos. No todos los gustos valen lo mismo, pero éstos generalmente sí que son respetables.
La diferencia básica que existe entre el periodismo y la crítica es que mientras el primero debe informar y valorar objetivamente un suceso, aún cuando hoy en día no sea más que una extensión del departamento de marketing del ramo, mientras que la segunda es una tierra de nadie donde se debe explicar y comunicar, cuando menos justificar, el porqué de esa teóricamente ideal descripción-interpretación del autor y en el mejor de los casos el porqué no de otras posibles.
Con todo esto, solamente quiero decirles que existen títulos “de terror”, subrayemos de nuevo las comillas, como para parar el AVE Madrid-Sevilla; muchos son “variaciones sobre el tema”, copias o incluso intentos de mejorar dinámicas y narrativas ya vistas y existentes; pero por uno u otro motivo no han entrado en esta lista: Bien porque personalmente no me han gustado, bien porque no los he jugado, bien porque no los conozco, bien porque los considero como productos “ya vistos” en otros juegos superiores o inferiores pero con más encanto y personalidad, bien porque no quería alargar innecesariamente estos «terrores» y he optado por la intensidad personal, ergo digamos crítica, o por otros motivos que nada tienen que ver, repito, absolutamente nada que ver con la cazalla de garrafa.
De todos modos, sobre todo para los más despistados, me gustaría mencionarles y recomendarles personalmente algunos títulos que desde mi parecer merecen ser tenidos en cuenta, en mayor o menor medida pero con nota (personal) alta al hallarse en este apéndice; bien porque pueden proporcionarles muchos buenos momentos a aquellos varones solteros a los que no les gusta pasear las tardes de domingo o son muy tímidos para acudir al baile del centro social de su parroquia, e incluso a aquellas damas casaderas acosadas por moscones insoportables en los bailes de las verbenas que han optado por los bigotes de Mario frente a los bigotes reales y se pasan el día dorando la píldora en twitter.
Empecemos, por ejemplo, con los dos “The suffering”, que traspiran adrenalina, testosterona y trauma carcelario-familiar por los cuatro píxeles, o vóxels que diría Mr.Fucksia. Monstruitos, alucinaciones, misterios, fantasmas interiores y escopetas a pares. Curiosamente, no sé muy bien el por qué, a estos títulos siempre los relaciono con el “Manhunt”, especialmente bueno en su primera mitad, regulero de ahí hasta el final. Pero ¡ay!, esa primera mitad es una retorcida lección de brutalidad y una versión enfermiza del juego de la gallinita ciega, posiblemente porque le han sacado los ojos con un lapicero.
Aléjense como de las tarántulas venenosas de la “segunda parte”, Manhunt 2, típica, tópica y ridícula a más no poder.
Tenemos que nombrar a las legiones de fantasmadas trasnochadas (prácticamente ya frotándose descaradamente contra los mayores esperpentos del Callejón del Gato) de los Resident Evil, del que por motivos personales y coyunturales siento cierto cariño y recomiendo su segunda parte, y salvo de la quema con cierto gusto a su tercera (Némesis). Aunque, dicho con cierta vergüenza, haya jugado a casi todos y sea una saga a la que no pierdo de vista en sus excesos y locuras.
No podemos olvidar los experimentos con gaseosa de burbuja a granel de diseño de Left 4 dead, o la adaptación cinematográfica de mover la camarita para que el espectador no vea la pobre tramoya y esté lo suficientemente mareado para tragarse lo que le echen, traducido a fases breves, histéricas y anfetamina hasta en la sobaquera. A la chavalada le gusta matar cosas virtuales con los amigos, y eso no tiene porque ser malo, todo lo contrario, modas más estúpidas y afectos más sosos y bobos existen. Yo no tengo casi amigos y matar, de momento, mato como Onán, es decir: sólo. Con excepciones semi-regulares.
El bello Dead Island, del que ya hablamos en esta casa, siguiendo el mismo espíritu de Left4dead, lo supera a todas luces con un encanto tan cutre y unas fantasmadas tan soberbias que sólo se hace querer. Como su segunda parte Dead Island Riptide, ejemplo de lo que una «expansión larga» debería ser y que se vendió como segunda parte al boleo.
El centro comercial abandonado del más bien regulero Comdemned brilla con ese retorcido homenaje al episodio “The after hours” de la mejor teleserie hecha hasta la fecha en el planeta tierra: The Twilight zone. La pena es que es un juego que decepciona muchísimo pasadas las primeras fases. Cosa que le sucedía también al Farenheit, con el pecado grave de prometer el oro y el moro y dejarnos después tirados con el moro y unos QTE (quick time events) insoportables.
El paródico Obscure y toda la limpieza que realizan de los trucos de las películas de adolescentes con la hormona agitada y la amenaza proveniente, como no, de su reducido mundo (su instituto, sus padres o sus profesores) merecen una mención bastante digna; El primero por ser tan entretenidos a pesar del cliché, o precisamente gracias al cliché. Un producto flojo, aún con más virtudes que defectos, ideal para pasar una tarde. Todo lo contrario que su segunda parte, que no sólo peca de alargar demasiado la broma sin darse cuenta de que ya no funciona y se está hasta contando muy mal, que sólo recomiendo a los que no les gusten mis comics, a los que les digo que lo mejor para calmar la sed en verano es mordisquear bacalao seco y frotarse el cuerpo con guindillas.
Del injustamente olvidado The thing, al que Dead Space debe tanto, y su trotón y chirriante sistema de “confianza” donde lo mismo nos ganamos a nuestros amigos con caramelos de 9mm que amenazándoles a punta de pistola, poco tengo que decir, o mejor, dos cosas: Real como la vida misma y demasiadas ansias por copiar a Capcom y no a Carpenter…
Metro 2033 y su segunda parte, con algunos de los momentos más recomendables para sentir el bello vello erizarse en nuestro pubis, o lo que se les erice, es un notable alto en la clase. No entra en la”lista de elegidos” por dos motivos: Uno, no soporto que ese mundo estuviera lleno de ejemplares de la novela “Metro 2033”: una cosa es un guiño, otra la propaganda obligada, cutre y casposa en exceso.; Y dos por frotarse demasiado con la saga de S.T.A.L.K.E.R, cosa que no es cosa mala en absoluto, pero que sí desluce mucho la originalidad de este título. Sin embargo hay algo chapuceramente bello en este Metro 2033 que no recoge su segunda parte Metro 2033: Last Light, cierta inocencia y falta de ambición bien recibidas. La continuación se ocupará, aún en su brillantez, de acabar con ambas.
Aún así ambos tienen tres o cuatro de los mejores momentos que he visto nunca en un juego “de terror”, y cómo no, son momentos en los que no hay que pegar ni un solo mamporro ni trabucazo.
El primer Half-life, redondo de principio a fin por su variedad, complejidad y buenos alimentos, no podemos olvidarlo: Decir que es una buena novela (como la mayoría de cosas que pare Valve, porque Valve no hace juegos: escribe gratos folletines) sería justo; no reconocer el genial giro que da cuando el mismo ejército plantea la purga de todo el complejo sería ser medio tonto. Ya cuando llegábamos a Xen nuestro corazón latino no daba más de sí de puro amor. Por cierto, estoy seguro que G-man es el hijo de Gordon Freeman y Alyx Vance, o un pariente lejano de Mr.Pink. Ya lo verán nuestros nietos con el Episode III.
Criostasys sufre de ese síntoma tan común de querer ser original a toda costa, prometer tanto y darse cuenta a medio camino de que la fórmula no termina de funcionar e intentar remediarlo metiendo tiros a mansalva. Una verdadera pena, pero yo les recomiendo, como el resto de títulos de esta lista, que le den una oportunidad.
¡Cómo no! El famoso cruce del Volga y atraque en Stalingrado del primer Call of Duty: Eso no es sólo tensión, crudeza y pasmo, es puro horror cuando tenemos que subir una colina barrida por metralletas, stukas y obuses con solamente un cargador en el bolsillo. Como el Defcon: Everybody dies donde preparar y devolver un ataque nuclear masivo, mientras vemos datos de millones de muertos en nuestra pantalla, está a medio camino entre el cinismo y humor negro en el mejor de los casos.
Mención personal especial para la soberbia ambientación del Painkiller, incluida su expansión Battle out of hell (Orphanage y Dead city tienen un lugar especial en mi corazón). Al igual que en Doom, donde la acción es la narrativa, en éste la acción se adorna con una tramoya gloriosa y cuidada (y por desgracia una historia que sobra por completo). Puede resultar, a ratos, cansino y seguramente repetitivo por su mecánica de exterminio, respawn y avance, pero visitar una ciudad medieval apestada, la torre de Babel o ese tremendo hospital psiquiátrico es toda una buena experiencia. Tramoya es la palabra y tramoya les repito.
El Painkiller: Overdose sí podría recomendarlo a los más curiosos, o nostálgicos, pero no al resto, porque es más de lo mismo y sin demasiado carisma. Lo que si les puedo asegurar es que se alejen del fallido Painkiller Resurrection: No han sabido entender el devenir del buen vino y ha terminado todo el negocio en un vinagre que no sabe aliñar ninguna ensalada de tiros. Curiosamente cuando intentan la “resurrección” de alguna franquicia, con tanta ansia que lo incluyen hasta en el título, terminan por darle el matarile definitivo, como es el caso presente. Algo realmente espantoso.
El irrepetible Gabriel Knight: Sins of the father, obra maestra de las que ya no se hacen (ni se harán), los dos Dark Seed tan difíciles como hipnóticos con esos perturbadores diseños de Giger que tan bien adornan cualquier horror. Mi querido primer Alone in the Dark. El divertido amasijo de complejos de inferioridad y fusilamientos variados del reciente Singularity: Otro buen título que ha pasado desapercibido y que tiene muchas cosas buenas y bonitas en su corazón, aunque no todas funcionen.
El espectacular Bioshock, que sin una segunda parte aún habría ganado más enteros; y es que su mayor valor es presentar una tragedia griega quasi pura y conseguir que los pedritos además se entretengan. Desde Calderón eso no había pasado en España, exceptuando el Cuéntame o Médico de Familia. Soberbia ambientación, melancolía a raudales y ¡vivan las cadenas! a destajo. Si Bioshock es la trasmutación de la carne, el advenimiento de la nueva carne en muchos aspectos, Bioshock 2 pretende mostrar la del espíritu terminando de abnegar la belleza de Rapture.
El raro y pretendidamente original Devil inside , del que desgraciadamente poca gente entendió su mezcla de humor negro y momentos, digamos, “serios” en su día, y pasó prácticamente desapercibido. Muy recomendable amigos: Banda sonora de lujo y algún susto inolvidable.
Extremadamente recomendable, tanto que debería haberlo incluido en la lista “oficial” es el glorioso y marginado Nocturne: Tan variado, tan completo, tan divertido… y ¡ay! Tan difícil, roto y deshilachado por las costuras. De cualquier manera invocar en un pueblo infestado de Zombis al Marqués de Samedí con Whisky de garrafa y que se nos queje y nos confiese que él no tiene nada que ver con esos jolgorios no tiene precio. El juego consta de cuatro “capítulos” entretenidísimos (jugables en cualquier orden pero ¡ay! rotos y difíciles como un diablo) que merecían un puesto que no consiguieron obtener por falta de tiempo, o ganas, o porque los programadores estaban ocupados contestando a millones de mensajes de admiradoras viudas millonarias borrachas, como me pasa a mí.
De su pseudo-continuación-continuaciones, la serie de The Blair Witch Project, les recomiendo poner Verano Azul, que da mucho más miedo, sobretodo cuando muere chanquete de sobredosis.
Swat 4, sí, lo han leído muy bien ¿Qué hace un juego de estrategia táctica aquí? No les diré nada. Cuando jueguen la parte del psicópata que vive en casa de su madre o la de la secta apocalíptica sabrán lo que se siente cuando un desagradable escalofrío recorre su espalda.
¿Cómo no nombrar a Project Zomboid y State of decay? Geniales, cortos, entretenidos y llenos de ese animal tan de moda: zombis.
Acabemos ya ¡La lista puede ser demasiado larga! Espero que hayan disfrutado este especial tanto como yo he disfrutado escribiéndolo. Sepan que Gamesajare no acepta regalos, pero que yo sí, sobretodo en la forma de jamón bien rellenicos y con solera ibérica ¡Viva el jabugo y el horror!