AMOR ABSURDO

Eso es exactamente lo que se siente al jugar a ese pedazo de truño que es Perfect Dark Zero. Las continuaciones de los grandes juegos en la «past-gen» como Doom, Deus Ex, Unreal y Thief supusieron en algunos casos un verdadero drama para los más incondicionales. Los menos llegamos a la conclusión de que no estaban tan mal… hubo gente que (sin drogarse) alabó Doom3, a otros (a mi) Unreal 2 les pareció digno, y Deus Ex Iwar y Thief (sobre todo este último) eran buenos juegos que aunque no llegaban a la altura de sus papás, no estaban nada mal.

Pero si una segunda parte o continuación de un título debe de ser considerado como «Realmente vomitivo, repugante y malo hasta el insulto» ese es sin duda Perfect Dark Zero. Algunos rumores indican que hasta dos días antes de su lanzamiento el projecto se iba a llamar «The Path of Daikatana» pero le cambiaron en última instancia el nombre por el ya conocido PDZ pensando que quizá así se salvarían del bochorno.

Pero no.

Yo sé, sin que me lo diga nadie, que Romero y Perry trabajaron de manera secreta en el desarrollo de éste juego. No hace falta que nadie trate de convencerme de lo contrario. Miren, hay juegos tan malos que te dan ganas de hacer caca en cuanto los pruebas, otros los arrinconas enfadado en la estantería (y de cara a la pared) pero cuando un juego es tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan jodidamente horroroso, no puedo por menos que rendirme ante sus pies y dedicarle un lugar muy especial en mi colección. Todo, absolutamente todo en éste juego es un puto despropósito. La música, el diseño, los enemigos, la protagonista, la mecánica del juego, el interfaz, las armas, los «gadgets», los títulos de crédito, la carátula, el manual.

No estoy hablando de un juego del que haya que huir, al revés, éste juego es tan malo que es de compra obligatoria. Una vez adquirido hay que cambiar su carátula por la de: «Cosas que no hay que hacer jamás en un videojuego: El manual definitivo» y vualá, habrán convertido ustedes un mojón del quince en un cojonudo documental gráfico y sonoro que debería ser enviado al espacio como demostración de lo cruel que puede llegar a ser nuestra raza. Cualquier extraterrestre que recogiera la copia y lo probara es más que probable que definiera la tierra como «Lugar poblado por una pandilla de locos peligrosos».

Y es que no me negarán que en tamaño truño se esconden ciertos méritos irreprochables: Por ejemplo; es realmente difícil destinar a todo un equipo de programación de 200 fulanos durante 5 años la tarea de hacer «loquesea» y que todo salga tan mal. Ni que fuera la puta paella de los de Villa-Abajo. Otro mérito es probablemente el de ser peor que Path of neo, Daikatana, Enter the Matrix y Lula3D sin tetas.

Ese primer nivel en el que luchas contra pequeñas arañas cibernéticas sería capaz de hacer llorar al mismísimo Satanás, pero no de pena, sino de orgullo y nostalgia, puesto que lo que en Daikatana eran Ranas, aquí son pérfidas arañas robot dispuestas a hacer cosas super super feas como llenarte la casa de horrendas e incómodas telarañas o comerse tu colección favorita de moscas sin respirar. Por todo ello, Gamesajare le otorga su premio GRAN AJARE 2006. Ese premio que entregamos a los juegos que están por encima del 10 Ajare por el simple hecho de que las notas en estos casos no se aplican, en todo caso una demanda judicial a Rare por daños mentales prolongados y exposición a diseños visualmente tóxicos.

Les dejo con la labor de que voten y otorguen sus propios premios a los últimos despropósitos que hayan jugado, la explicación que más nos llegue al corazón, recibirá una copia del PDZ y un bote de vaselina de regalo. Lo que después el ganador haga con el pack GRAN AJARE, es cosa suya y de nadie más.