Nah, sí, definitivamente me pasé por la mañana con el dueño del bar de yonkis de debajo de mi casa. Estaba enfadado porque quiero hacer juegos multiplataforma YA. HTML no es «inútil» (aunque se empeñe en demostrarlo su rendimiento) porque en un juego hay muchísimos menús, muchísimos paneles, muchísimos cuadros de texto, según que juego, puede que muchísimos paneles informativos y hasta la cura del cáncer si rebuscamos un poco… Quiero decir, se puede hacer un muy buen «juego de navegador» solo con imágenes fijas y con botones y cosas como «destina caballeros en castillos» «sacrifica pollos sietemesinos» y tal. Los GIFs no son parte del juego, son «adornos». Pero me quemé, me quemé porque yo quiero hacer juegos ya y las animaciones me fallan. Pero no es menos cierto que hay muchísima tecnología para animar en HTML5 y que la forma de hacerlo es Canvas.
Lo que quiero decir es que ese hombre elige cómo morirse, pero no hace nada por evitarlo de ninguna de las dos maneras. No intenta desarmar a Loki, ni engañarle, ni siquiera intenta esquivar nada porque no tiene la próstata para ello. Podemos llamarle héroe, pero igual era una persona solitaria que se había atiborrado de pastillas veinte minutos antes o un enfermo terminal que bastante tiene con morirse como para encima aguantarle gilipolleces a un dios noruego. Pero hacer algo es más complejo de lo que parece. Es una actitud. Llevando adelante un proyecto es igual. Se ha prediseñado una cosa y que el «departamento de programación» tenga que hacer unos cambios, eso a ti, señor diseñador, no te tendría que suponer nada. Es falta de iniciativa personal mía. Porque yo puedo probar y dudar, pero si tú a mi me das un excel, eso no cambia. Y eso es algo que empieza en el prediseño, donde yo puedo definir los componentes. Ahí es donde puedo empezar a no hacer código de más. Y me doy cuenta ahora. 
Pero es que los problemas a veces me absorben, me superan. el bosque del Skyrim no me deja ver el árbol, como dice Punset, y, llámalo audacia, llámalo ninjear, llámalo inconsciencia, llámalo como quieras, pero sé que cuando he fracasado en mi vida, muchas veces ha sido porque me ha faltado un «¡A LA MIERDA!» Así, como concepto. P.D. El de las fotos es Carmack… en un universo alternativo en el que le dio por salir de casa en vez de programar.
