RECOPILING AJARE: LA AVENTURA DE COMPRAR UN VIDEOJUEGO

Estamos en unas fechas ideles para rescatar éste artículo que nuestros seguidores más acérrimos recordarán que escribí hacer ya 18 largos meses:

En casi todos los frentes de la vida hay dos bandos bien diferenciados, los que están a favor de algo y los que están en contra.

Cuanto más tiempo va pasando desde el nacimiento del conflicto en cuestión, más y más se van recrudeciendo las posturas de ambos bandos hasta llegar a un punto en que la gente directamente se da de ostias sin recordar que todo en un día partió de algo que quizá no era tan importante.

En el mundo del “Software lúdico” (que es una forma muy «cool» y diplomática de llamar a los videojuegos) también hay dos bandos dentro del mercado.

Los que compran juegos y los que no.

Tratando de mantenerme al margen como buen cobarde que soy, he de decir que encuentro argumentos de peso en ambos lados:

“Crear videojuegos es caro y muchas veces supone una inversión económica que nunca se recupera” frente a “Los videojuegos son muy caros tanto que a esos precios jamás me podría permitir comprar ninguno”.

Ambos son refutables, el primero porque todos sabemos la tendencia que todo el mundo tiene a “inflar” los presupuestos y el segundo porque sencillamente es mentira. Y si son caros, te jodes, que no hablamos de pan.

Durante un tiempo mantuve una actitud ciertamente activa en contra de la Piratería de videojuegos pero al igual que me ha pasado con la industria musical y siendo cierto que las desarrolladoras sufren (y mucho) en algunos casos los efectos de la piratería, al final he decidido quedarme en terreno neutral.

Al igual que creo que es necesario un cambio en el plan de Negocios de las distribuidoras musicales que aproveche las nuevas tecnologías disminuyendo los costes de distribución de una obra, también creo que es absolutamente injusto que yo, que no he pirateado un puto juego en la vida, me tenga que tragar el Starforce y el Canon.

Porque precisamente Starforce es una herramienta de protección que al único que putea es al que compra el Software original. Hombre, es que es de coña caracolera.

El canon lo sufro menos, porque compro pocos DVD’s pero me jode mucho que se me haya juzgado y sentenciado como culpable sin que ni siquiera me hayan preguntado como me llamo de dónde vengo o a qué dedico el tiempo libre.

Así que me quedo en mi parcela, ni ataco a uno ni defiendo a otros….y hecha esta aclaración previa resulta que yo venía a hablar de…

CASI UNA HISTORIA DE AMOR

Un videojuego no se compra el día que sale a la venta, sino muchos meses antes. Años.

Un videojuego lo compras a primera vez que ves una pantalla…o algo de información relacionado con el juego. A veces es la temática, a veces quién está involucrado en el proyecto, a veces un “teaser”… Lo único que sabes es que quieres ese juego y lo quieres para ayer. Lo que viene a continuación podríamos denominarlo como proceso de “dulce tortura”.

Visitas los foros. Ves más fotos. Explicas a la gente por qué ese juego va a molar. Fotos. Más fotos. Otro vídeo. Sufres erecciones imaginándote el 99% restante del juego que no has visto. Le hablas hasta a tu pareja del puto videojuego.

Pasa un E3, otro y otro… y aproximadamente dos meses antes de salir, salen unas cuantas fotos del juego real que obviamente muy poco tienen que ver con lo visto hasta la fecha.

Declaraciones del CEO de la compañía aclaran que han tenido que reducir la carga gráfica del juego para que corra bien en los equipos más modestos que normalmente son esos equipos que cuentan en su haber con 16 procesadores en paralelo y 4 slots de Quad SLI GFX 7950. Y una soundblaster churrutera.

La IA en los nuevos vídeos ya no parece la de antes… pero diablos… aún le queda el “yenesecuá” y esa historia que vas a vivir que fijo que va a ser la bomba. Éste juego tiene que ser tuyo.

Tres días antes de que el juego vaya a salir, te desplazas como quien no quiere la cosa 16 kilómetros (pasabas por allí)de nada hasta tu tienda habitual “por si acaso lo han recibido antes de tiempo” cosa que no ha sucedido jamás ni sucederá en la puta historia, pero coño, el juego salió hace una semana en Alemania y a lo mejor reciben alguna copia o algo promocional. Engáñate, idiota.

Un día antes de la salida del videojuego te entretienes haciéndote trenzas con los pelos del culo, comiendo más uñas de las que son saludablemente admisibles y tratando de evitar ver el vídeo que los de «gametrailers» han colgado con los 15 primeros minutos de juego. Cabrones.

Y llega el día.

El juego está definitivamente a la venta. Te vas a currar. Y en tu cabeza no hay otra jodida cosa más que el videojuego.

No te lo quitas del cerebro. Pero hoy vas a ir a la hora de comer porque ha de ser tuyo cuanto antes. Poco importa no comer…o el hecho de que no lo vayas a poder jugar hasta que llegues a casa a las 8. Has de tenerlo. YA.

Así que llega la hora de comer y sales del curro y recorres 23 cómodos kilómetros hasta tu tienda de confianza de los cojones. Que ya podría alguna vez recibir los juegos antes de que salieran, por Dios.

Entras en la tienda.

Y entonces se inicia lo que yo llamo; el cortejo “pre-compra”.
Giras la cabeza de izquierda a derecha 180 grados barriendo visualmente la estantería de novedades.

Lo has visto.

No quieres volver a mirar hacia ese lado, pero entre 356.000 carátulas y en una jodida fracción de segundo lo has visto. Ni los Ninjas.

Como eres un friki, te entretienes dos estantes antes de llegar a tu destino mirando en la estantería de juegos rebajados, y ya que estás coges uno. En realidad esto se debe a una situación forzada de autocontención y autoengaño al 50%: “En realidad no lo necesito, psé… yo soy así de duro”.

Lo vuelves a mirar de reojillo. Te cercioras. “Sí ¡¡¡ES ESE!! AHÍ ESTÁ!!”

En el fondo lo que pasa es que no quieres que nadie te vea entrar corriendo a la tienda, tirarte en plancha desde 7 metros de distancia hacerte con el juego y salir corriendo hacia la caja diciendo: ¡¡POR FIN!!! ¡¡YA ES MÍO!!! así que todos tus movimientos son pausados. Tranquilos. Como dominando la situación.

Y de repente un extraño.
Mientras mirabas embobado una caja de un juego que te importa una mierda pero del que habías oído hablar en los foros… un tío en camiseta, gafas culo vaso, sobrepeso y pelo grasiento está acariciando tu preciada joya. En ese momento suceden tres cosas:

1. Piensas que quizás has sido demasiado lento y que si esa resulta ser la última copia, decididamente te vas a suicidar.

2. Miras rápidamente a la estantería para comprobar si quedan más copias.

3. Rezas para que el muy capullo suelte algo que te pertenece por derechos históricos adquiridos: “¡¡¡EL MUY MAMÓN NI SIQUIERA SABE LO QUE TIENE ENTRE MANOS!!!
Y entonces en 6 segundos y dos décimas suceden otras tres cosas:

1. 5 segundos es lo que tarda el fulano en volver a colocar el juego en la estantería.

2. Dos décimas de segundo es lo que tarda tu brazo en estirarse, apoderarse del juego y volver a su situación original, en lo que podríamos denominar como movimiento “Lengua de camaleón”. (movimiento, eso sí, realizado pausadamente y con estilo. Nunca has de parecer desesperado.)

3. El segundo restante mientras tu temperatura corporal vuelve a la normalidad lo dedicas a pensar “¿Lo ves… es un pringado que no tenía ni puta idea del juego que es? ¡¡Anda… comprate el puto pokemon!!! Claro joder, así va el País.”

Te diriges a la caja. Raudo. Pagas y te montas en el coche o en el autobús. El trayecto hasta casa (porque obviamente antes de volver al curro vas a probar el juego, calculas que unos 36 segundos) se divide en semáforos.
Primer semáforo: Le quitas la mitad del envoltorio de plástico “No apto para personas que no van con una navaja y un soplete por la vida”

Segundo Semáforo: Le quitas la otra mitad. Te cagas en San Ros, tiras el plástico al suelo. Abres la caja e insultas al de atrás por pitar tan sólo dos décimas de segundo después de ponerse en verde.

Tercer semáforo: Sacas el manual. Lo hojeas. Está en blanco y negro. Serán ratas.

Cuarto Semáforo: Vuelves a mirar el manual. Lo hueles. Huele a nuevo. Recapacitas pensando que no te has leído un manual en tu puñetera vida. Pasas del manual. Miras la caja.

Quinto semáforo: Definitivamente te sientes imbécil más que nada porque estás mirando el innecesario y rácano manual otra vez. Tienes la tentación de meter el juego en el CD del coche a ver si hay suerte y suena algo. Desestimas la idea. Si tu reproductor se traga el puto juego, te vas a querer de morir.

Llegas a casa… instalas el juego…

y si te gusta o no, esa es otra historia que deberá ser contada en otra ocasión…

Lo importante o una buena parte de ello, ya lo has vivido. Es casi una historia de amor. Con su romance, su cortejo, su ansiedad, su duración, quizá una decepción, o una ilusión… y eso es algo que no te va a poder quitar nunca nadie.

El 90% de las veces, el juego acostumbra a ser un truño igual que muchas relaciones personales acaban no saliendo adelante…pero…

¿Qué más da?

Te ha tenido entretenido 4 jodidos años… a base de fotos, rumores, entrevistas y flirteos .

Has vivido la bonita aventura de comprar un juego original y es algo que ni Ramoncín ni los “haxors” que todo lo piratean podrán comprender jamás.

Pero bueno, a quién coño le importa.

Os dejo, que acabo de ver unas fotos de un juego que pinta francamente bien…