ANALIS-DIS GUÍA DE COMPRA JUEGO SOSPECHOSAMENTE PARECIDO AL OUTRUN
Los videojuegos que más impacto han causado en nosotros, no necesariamente tienen que ser los mejores… esto que podría ser perfectamente parte de la exposición de Nintendo en el próximo E3, dice mucho de lo importancia a nivel emocional, en cuanto a las pajas mentales que nos hacemos con los “marcianitos”. Y el siguiente ensayo-guía de compra ayuda a justificar dicho teoría y de paso la política de Square Enix.
5 de Junio de 1994, la madre de un compañero de clase, habiéndose hecho eco de mi cumpleaños, me hizo el regalo perfecto en caso de haber sugerido en algún momento el más mínimo interés en él: Rad Racer, un arcade de coches para Nes. Para los que no tengáis la menor idea sobre el juego, el siguiente quote lo define a la perfeción.
“Sentir durante 7 minutos que tu vida la llenas con ferraris testarrosas y una rubia, aun sabiendo que ambos elementos son imaginarios/no financiados… eso es lo que mola del Outrun, ¿qué te parece si sacamos nuestro equivalente en Nes?” Hironobu Sakaguchi
Si el lector en este momento no sabe lo que es el Outrun, lo siento por él. Pero más lo siento por mí, pues al final, pese a que yo en todo momento dejé claro que quería el River City, me jugué y rejugué el arcade hasta que ya me dolía la cabeza y me entraban ganas de vomitar… la parte de las náuseas la detallaré luego.
Si uno quería jugar al Outrun de verdad, no le quedaba más remedio, por lo menos en mi caso y en Gijón, que acudir a un local lleno de humo y música electrónica repetitiva, donde ciertos adultos pasaban droga para compensar el declive que estaba teniendo la tocho recreativa del Space Harrier, para al final dejarte monedas y más monedas de 20 duros… las cuales en principio eran para comprar material escolar. Con la perspectiva que dan los años tras terminar la ingeniería, si lo sé me fundo la matrícula en el Outrun y me saco criminología para acabar en el paro igual, pero recortando en un punto mi carrera contra Batman para convertirme en el mejor detective, en caso de terminar en silla de ruedas…
Reconozco que he mentido en el anterior párrafo, sí había una opción para tener un Outrun a precios más asequibles a largo plazo, pero la Mega Drive solo llegó al País Vasco por temas de aduanas.
De ahí la oportunidad que me estaba ofreciendo Square a mis 11 años. A mí me daba igual de aquella el sexo pues bastante tenía con mis escaramuzas como Ninja en mi pueblo natal, aparte nunca me atrajo la idea de conducir y de hecho, añado a la ecuación, me la sudaba la marca más sobrevalorada en lo relacionado a deportivos italianos de gama alta… pero ay amijo, había 2 factores que compensaban con creces los hándicaps:
1º Soy fan de Knight Ryder, más conocido como El Coche Fantástico. ¿Y eso qué tiene que ver? Pues mucho, al contrario que el testarrosa del Outrun, el Rad Racer imponía un Ferrari 328 con una hermosa capota. Es importante ese dato, porque al no existir el sprite del conductor ni alusión alguna a 1 argumento, así me podía montar la paranoia de que Michael Knight estaba dándolo todo en una carrera contrarreloj para evitar que su archivillano, Garthe Knight, hiciera cosas malas a la Doctora Bonnie Barstow durante los 8 episodios (stages por todo el mundo) que narraba el juego.
2º Tenía gafas 3d. Pero de las buenas, las de un cacho de cartón con una “lente” en rojo y la otra en azul. Y lo único que había que hacer para entrar en ese mundo era darle para select para empezar con las náuseas. Yo nunca he puesto el coche a 255 Km/h, velocidad máxima que podía alcanzar el juego debido a que es la cifra máxima que se podía representar con los 8 bits de la Nes, pero vamos, si ya me medio poto yendo a 80 por la carretera a Avilés, entiendo que era realista a tope los mareos que me provocaban esas rondas de 30 minutos, que me metía día sí y día también, para poder salvar a Bonnie.
Al final, nunca pude salvarla pues jamás me pude terminar el juego, y el hecho de que no escuchara de fondo “Magical Sound Shower” por temas de licencias puede que influyera, pero independientemente de que los yonkis del recreativo de al lado de mi casa no me jalearan mientras batía records, pude disfrutar con toda seguridad del mejor juego que ha visto El Coche Fantástico. Gracias Sega.