PERDIENDO CORAZONES
Creo que estamos ante una idea procedente de una mente notable. Unos cigarrillos diseñados de tal manera que conforme se consume el pitillo, se observa también cuántos corazones nos quedan. Al final termina la partida, el cigarro, y se puede continuar la partida o no. Fumarse otro cuando fuera menester claro, pero… ¿y cuántos reintentos podrían quedarnos?. La respuesta, junto al humo, en el aire.