ANALIS DIS: SNIPER ELITE V2 (PC)
Me asomo a una de las múltiples ventanas del edificio. He escogido una en la que no da el Sol y las sombras me protegen de un posible destello de las lentes de mis prismáticos que pudiera delatar mi posición.
Por la calle principal dos patrullas dificultan mi acceso al edificio de la embajada, así que descarto esa ruta porque un enfrentamiento directo ante más de tres enemigos es sinónimo de muerte instantánea.
El camino que baja desde el puente por unas escaleras y acompaña en su recorrido al río parece a priori una buena idea, salvo porque al final del mismo me parece distinguir una sombra de un soldado. Miro más detenidamente y atisbo algo parecido al humo de un cigarrillo. No puedo arriesgarme por ahí porque aunque podría acabar con él fácilmente sería difícil que desde arriba alguna de las patrullas no me viera.
Así que la única solución medianamente razonable puede que sea el edificio de enfrente. Podría entrar por cualquiera de las ventanas del primer piso si me arrastro por la calle para que no me vean los soldados que conversan animadamente al lado de la fuente o quizá podría usar las coberturas. Estudio la calle. Dos motos, un banco y un camión para llegar hasta una zona con vegetación justo debajo de la ventana. Demasiado sencillo. Dirijo los binoculares hacia los tejados del edificio y un ligerísimo brillo capta mi atención. Efectivamente este trozo de calle está cubierto por un francotirador.
De repente, un golpe de suerte, la iglesia de la plaza comienza a dar las campanadas. Está tan cerca que el ruido resulta casi ensordecedor. Miro mi reloj rápidamente, son las 7, aún me quedan 6 campanadas para preparar el tiro. Coloco el arma. Pongo mi ojo en la mira. Quedan tres campanadas. Apunto, guiño el ojo y aguanto la respiración. Dos campanadas. El corazón parece que se me va a salir por la boca. Miro las banderas nazis que decoran el edificio. No hay viento. Corrijo un poco para la compensar la gravedad. Hago coincidir el último repique de la campana con el disparo de mi rifle francotirador. La bala cruza la calle por encima de las cabezas de todos aquellos a los que hace unos minutos observaba ajenos a mi planificación. En un instante que parece durar una eternidad, noto como el estómago se me encoje y el ritmo de mi corazón se acelera aún más, si yerro el tiro, será mi sentencia de muerte, aunque quizá si fallo por defecto la bala golpee en el alféizar y el francotirador no note nada raro.
La bala sigue volando hasta que finalmente encuentra el cráneo del francotirador alemán. Veo por la mirilla la mancha de sangre que se forma en la chimenea de detrás. Incluso creo imaginar el ruido del cráneo fracturándose al paso de la bala. Me hace sentir mal darme cuenta de que estoy disfrutando aunque me auto justifico diciéndome a mi mismo que probablemente son los efectos de la adrenalina. El cuerpo queda ahí, inerte en la terraza. Unos segundos de tensa espera que parecen años y en los que gracias a Dios no sucede nada, certifican que el francotirador estaba sólo y que no había un tercero vigilando su posición. Es hora de bajar a la calle y curzar al edificio de enfrente para buscar una nueva posición de tiro. Con suerte aún me quedan un par de horas de luz para poder llegar hasta la embajada.
Así NO ES Sniper Elite V2. Por desgracia.
Que no es que yo esperara que fuera así, pero tampoco tan «asín» como ha resultado ser. A ver, que me explico. Sniper Elite V2, es un dueño de gimnasio que te dice; vamos a practicar una nueva disciplina y te dice: «Vas a necesitar traje de baño, toalla, una pelota y gorrito para proteger el agua de tu pelazo».
Y tú te dices para ti mismo: «WATERPOLO» y entonces el tío va y te dice: «Ya verás qué bien jugando AL SQUASH»
¿PERDÓN?
Sí. Sniper Elite V2 te ofrece todos los accesorios y todo lo indispensable para ser un juego de francotiradores medianamente «realista» y «calmado» (ojo, no hablo de un simulador porque sería una memez buscar un simulador de guerra a lo ARMA en un juego de Rebellion) y luego se empeña en no serlo y en obligarte a enfrentamientos directos y a jugar al tiro al pato ante enemigos subnormales que salen adecuadamente de su cobertura una y otra vez para ponértelo suficientemente fácil porque se supone que tú, jugador, eres subnormal.
Por ejemplo, el juego te da unas trampas que puedes colocar para cubrir una retirada que NUNCA sucede fundamentalmente porque una vez que el juego te ha obligado al enfrentamiento directo, lo normal es que no quede ni Dios para caer en la trampa.
ASÍ TODO EL RATO
Por otro lado tienes una piedras que puedes usar para tratar de «despistar» al enemigo, algo que parece una buena idea a priori hasta que lo que tienes delante es un grupo de 7 enemigos estáticos y NINGUNA RUTA ALTERNATIVA momento en el que lo mejor que puedes hacer con la piedra es metértela por el culo.
Lo jodido del asunto es que el juego huele a «Espera no vaya a ser que la gente se asuste, quita eso de ahí», porque el caso es que las rutas alternativas ESTÁN, pero no puedes acceder a ellas. Es decir, “modelizadas” están, las casas no son bloques con “bitmaps” pegados en las ventanas, no. Puedes ver en ventanas más altas incluso LOS MUEBLES de esas casas, pero CASI NUNCA hay manera de entrar en ellas para trazar una estrategia alternativa que te permita evitar la confrontación directa. Que tampoco es que uno quiera evitarla siempre, que a veces entiendo que es divertido el caos y la locura del tiempo bala rompe cráneos, pero ya que me das las herramientas, permíteme elegir. Jugabilidad emergente, que le llaman.
Uno entiende que cuando el francotirador se bate en retirada y ha liado desde una azotea la de Dios es cristo, las tropas enemigas se lancen a buscarle, pero NUNCA antes.
Antes, para llegar hasta la atalaya desde la que acabarás con EL PUTO MAL DEL MUNDO PERSONALIZADO EN UN SER VIVO gracias a UN PUTO, ÚNICO, PRECISO Y JODIDO DISPARO calculado y pensado más que el movimiento número trigésimo sexto del octavo enfrentamiento de aquella maravillosa final del mundo de Ajedrez entre Fischer y Spassky has de ser sigiloso, meditabundo y triste.
Un tío TRISTE Y SOLITARIO, un puto fantasma que nunca deja una jodida huella y que lleva a cabo una misión DIVINA cuyas balas son guiadas por la mismísima mano de un DIOS Judío desde el percutor de su rifle hasta el interior de un cráneo NAZI y al que resulta que «Rebellion» convierte en un CHAPUZAS. Muy torpe. Haciendo MUCHO RUIDO. Pisando cristales. Canturreando MUY ALTO mientras come con la boca llena y deja un reguero de cadáveres a su paso. Un killer del área. Un tunero.
Yo quiero ser un Dandy de la división británica que limpia su rifle por la noche y engrasa sus botas con grasa de caballo mientras mira la foto de su familia, allá en Portsmouth y resulta que soy un tuno de espíritu que conduce su FOCUS con alerón trasero hasta las cejas de BART SIMPSON mientras lee el marca. Pues mira: NO.
SIGILO, INFILTRACIÓN
Rebellion nos invita a jugar al futbolín en su preciosa casita situada en medio de la campiña Neozelandesa, nos pasa un vaso de Whisky de las Isla de Isley bañado en rocas de hielo traídas en helicóptero desde los Fiordos Noruegos, viste un elegante batín de seda y fuma en pipa el afamado FULL VIGINIA FLAK. Tras observarte con cuidado y esbozar una ligera sonrisa, pone un Euro encima del futbolín y te dice: SE VALE RULETA.
NO ME JODAS.
Y eso que de vez en cuando caen unas lágrimas de BIEN que alegran el espíritu porque cuando la cosa se abre un poquito, cuando se premia el sigilo, cuando el tema FUNCIONA como debería, el juego llega a ser placentero, pero lamentablemente se empeña en devolverte una y otra vez al “gimmick” bajo el que en realidad fue parido, concebido y entregado al mercado: un tiempo bala de francotirador ya visto en Max Payne 2 y una rotura de huesos como la del último Mortal Kombat. Chulísimo, eso sí. Hay que reconocer que es tan chulo que en ocasiones llega a enmascarar un poco el triste resultado final, ¿Qué otro juego te deja reventarle los testículos a un NAZI y que cuando le sale la bala por el ojete le reviente la cara al que venía detrás corriendo en un glorioso SLOW MOTION GORE en FULL HD?
Eso sí que es un CULO-BOCA en toda regla.
Pero en última instancia sumémosle un puñado de mecánicas rotas como esas coberturas que en realidad no cubren, los enemigos que ven a través de las paredes o a cientos de metros de distancia, una inteligencia artificial deficiente, un manejo torpísimo del personaje, un método de manejo y ocultación de cadáveres absolutamente ORTOPÉDICO y demencial, un “respawn” de enemigos que rompe la coherencia y unos scripts MUY cutres que restringen lo que puedes hacer en todo momento a lo que “Rebellion” ha planeado y nunca a lo que quiere el jugador y el pequeño desastre está servido.
“Rebellion” es esa mujer que está muy buena de primeras pero a la que, cuando llega el momento del folleteo después de que te haya dicho setecientas veces NO PUEDES HACER ESO ASÍ y se haya convertido en FEA, malditas las ganas que te quedan de darle con el aparato de hacer pis. Aunque al final lo hagas.
El contraste entre lo que puedo haber sido y lo que es. Entre lo que el mercado ofrece y lo que se atreve a dibujar en el aire “Rebellion”, no hace si no aumentar aún más la sensación de pena, de tiro al aire, de oportunidad desaprovechada con tintes de chapuza. Que se nos acaba el año fiscal, sácalo como esté. Y esas cosas.
Porque este juego, en su versión para un sólo jugador* es, se mire por dónde se mire, eso, una verdadera pena.