ANALIS DIS: SYNDICATE (SINGLEPLAYER)
El Syndicate original desarrollado por Bullfrog y lanzado en 1996 situaba al jugador en una distopía en la que unas corporaciones malísimas, peores incluso que Apple, Telefónica o Microsoft, pretendían hacerse con el control del mundo. Para ello el juego, un RTS de acción en perspectiva isométrica en el que cuatro cyborgs debían de colaborar conquistando territorios, terminaba funcionando como crítica social de un posible futuro Orweliano a lo 1984.
Seguramente animados por el éxito de Bioshock (que lleva camino de convertirse en el juego más influyente de los últimos 10 años) alguien en Electronic Arts (probablemente el mismo tipo que piensa que el éxito se logra consiguiendo muchas portadas de revistas que ya nadie lee) pensó que a lo de la gestión y la estrategia en tiempo real le podían ir dando por el bullas, pero que los juegos de acción con poderes (Bioshosk, Deus Ex, Skyrim, Batman Arkham Asylum…) con un trasfondo Sci Fi o fantástico, lo venían petando y que el universo de Syndicate en ese sentido tenía mucho que decir. ¿Y saben qué? Que hasta ahí en mi opinión todo bien. HASTA AHÍ.
Porque efectivamente de un universo como el de Syndicate se puede obtener petróleo si uno hace el esfuerzo, se sienta en una silla, enciende su pipa y se pone a pensar mucho rato. El problema comienza cuando lo de pensar se lo dejamos a otro y hacemos que sea el equipo artístico en exclusiva el que sitúe, ubique y delinee lo que acontece en pantalla ya que entonces lo que nos queda es un producto precioso, pero enormemente vácuo y estéril.
Adiós a la crítica social, a la mala hostia del original, al guión, a una historia medianamente interesante y hola a lo que parecen ser un montón de salas molonas (arenas) que dejan al ojo satisfecho pero poco más. Porque este Syndicate es jodidamente «molón» en todo aquello que entra por la vista y el oído, con el culmen en ese pedazo de reinterpretación del tema original de la banda sonora original.
Y más allá del bonito diseño y el sonidaco, pues «casi, casi» la nada.
Casi. Porque como juego de «pimpampun» no termina de estar mal pero tampoco bien. Las armas resultan contundentes y aunque la implicación de poderes «Jedis» por desgracia termina siendo más un engorro que una ayuda, el «gameplay» resulta medianamente digno. Y ya. Ese es el verdadero problema de este Syndicate, que son muchísimas nueces y fuego de artificio para tan poca chicha. Porque al final es más un «shooter» desenfrenado que estratégico y prácticamente en ningún momento da la sensación de que los añadidos que el juego ofrece realmente sirvan para algo que no sea estorbar.
Que Syndicate sea ligeramente ortopédico en el manejo durante unos instantes puede tener su aquel si a cambio lo que te aporta merece la pena, sin embargo el juego se empeña en llevar hasta el infinito esta sensación de incomodidad garcias al envío constante de centenares de enemigos clónicos hasta que el agobio supera con mucho a la diversión. Que sí, que soy un fulano súper especial cibernético del copón pero que resulta que me paso la vida corriendo por las salas de cobertura en cobertura y dando saltos hasta que se me rellena la barra de poder y de paso la de salud. ¿Qué mierda de actitud es esta? ¿Quién se ha creído este juego que soy? ¿El puto JOHNNY DEPP en piratas del caribe? ¿Un héroe de acción MARICÓN?
Para dar variedad a la situación, a Starbreeze (una Strabreeze enormemente diluida en litros de Electronic Arts etapa «Riccitello desencantado tras el fracaso de Mirror’s Edge y envidioso del triunfo de Ubisoft con mierdas del tamaño de un piano» o si lo prefieren de la etapa Riccitello confundido») no se le ocurre otra cosa que crear fases de tiro al pato “on rails” (¡Una fase en un tren! ¡EN UN JODIDO Y PUTO TREN! ¡A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA!) y (EJEM) enemigos finales MUY cansinos.
Enemigos finales que vienen a tu casa de visita a las 3 de la tarde de un puto domingo y se sientan ahí y te empiezan a hablar de sus enfermedades. Enemigos finales que te respiran en la nuca en el metro mientras te restriegan su pequeña cebolleta cibernética. Que te quieren vender kleenex en los semáforos. Enemigos finales borrachos que te dan la tabarra en un Bar a las 5 de la mañana con no sé que mierdas de su puto equipo de Fútbol. Enemigos finales que te enseñan las canciones molonas de su Iphone. Que te envían privados con intercambios de enlaces.
Enemigos finales que no se mueren ni a la de tres. Enemigos finales que necesitan tragar tanto plomo para morir que el juego se ve obligado a ponerte a su lado DISPENSADORES DE ARMAS. Enemigos finales muy incómodos que no pillan las indirectas.
Hordas de teleoperadores clónicos del 1004 con potentes teléfonos cyberpunk jodesiestas que te acorralan una y otra vez hasta que no te queda otra que pedir la cuenta y marcharte a otro sitio muy indignado. (Cáballero, deme la cuenta que me voy al escritorio de Windows)
Y así, entre tiros, salas futurísticas de texturas impolutas, malotes de gaseosa de extraño comportamiento y cien mil enemigos a priori indistinguibles, la cosa va transcurriendo en un sinsentido argumental en el que en un continuo «Simon Says» sin posibilidad de elección alguna le robamos a gente que no conocemos de nada chips de su cabeza para así mejorar las habilidades de nuestro personaje (regeneración más rápida, una mejor puntería o una mayor salud…) El acabóse.
Queda tras jugarlo la sensación final de que esto en algún momento estuvo a punto de ser cancelado. De parada a medio camino en la que esto iba para algo más y al final no pudo ser. Tenían el esqueleto pero les faltó rematar quizá porque en algún momento en un despacho alguien dijo «Bueno, oye, que lo saquen como está, pero ni un duro más». Un juego que huele a buena idea sobre el papel y una ejecución técnicamente impecable pero vacía, algo que resulta especialmente doloroso viniendo de unos señores que nos sorprendieron a todos con los magníficos juegos de Riddick y el regular pero notable Darkness.
¿Resulta un FPS entretenido? Sí y quizá cuando se ponga a 10 Euros en STEAM será un buen momento para hacerse con él mientras tanto… uys, espera… que me he liado.
Pd: El Cooperativo dicen que está bastante mejor que la insulsa campaña para un sólo jugador, lo probaré en breve con el gran Mr. Grey y ya les contaré.