LO QUE NOS JUGAMOS CON LAS PORTÁTILES
Hoy es el día de los Santos Inocentes y no hay nada más inocente que un recién nacido, pero hemos debido volvernos crueles como rudos espartanos que juzgan y abandonan a los bebes que muestran debilidades pues hemos despreciado a la PSP Vita hasta el punto de no hacerla mención.
Con la 3DS sucedió algo parecido, pero al menos su novedosa pantalla suscitó algo de interés, el suficiente al menos para que fuera a su presentación y la dedicáramos un artículo, aunque después de eso no hayamos analizado ninguno de sus juegos, que alguno habrá interesante.
Es como si hubiésemos dado por perdido el espacio videojueguil portátil, habiendo decidido que haya dos tipos de juegos, los suficientemente simples como para resultar adecuados en una portátil, pero que entonces están mejor en un smartphone, y los suficientemente complejos como para ser considerados verdaderos videojuegos pero que entonces preferimos disfrutar en una sobremesa.
Evidentemente no toda la culpa ha sido nuestra, han sido las dos grandes compañías las que dando bandazos en sus lanzamientos han provocado la desconfianza en sus máquinas. Por un lado Nintendo, con un precio superior incluso a una consola de sobremesa, un catálogo inicial pobre para lo que se anunció en el E3, y finalmente el desvarío con lo del programa de embajadores con juegos regalo cambiantes y atrasados y el horrible add-on del segundo stick analógico, nunca obligatorio pero que huele a rediseño y nuevo modelo que tira para atrás.
Por otro lado Sony, que vuelve a apostar por una máquina que es una maravilla tecnológica, esta vez a un precio competitivo, pero que parece destinada a volver ignorar las restricciones que impone la palabra portátil en la jugabilidad de los videojuegos y en lo que a duración de batería se refiere. Enrocada en una batalla contra la piratería y la segunda mano tomando extrañas decisiones que en nada benefician al jugador en cuanto asociaciones de cuentas a juegos y partidas salvadas en el sistema o en el propio juego de manera mutuamente exclusiva. Sin dar detalles, a no ser que se me hayan pasado, de su estrategia online en Europa, capital en los tiempos que corren y que espero no se reduzca a esa absurda mini aplicación de la Play 3 que obligaba a conectarla por cable y tenerla enchufada y consumiendo para poder jugar online encadenado a tu casa si querías jugar con un amigo sin estar junto a él.
Por todo ello asistimos de una forma absolutamente pasiva, o puede que incluso con cierta sorna y alegría, al auge de los smartphones, cuyos juegos más que juegos salvo honrosas excepciones son pasatiempos, pero que han sabido leer el mercado en cuanto a precio, mecánicas, disponibilidad, duración…
Esta actitud tanto de los jugadores como de los medios (quizás tenga la percepción sesgada debido a las páginas que frecuento), de abandonar/dar por perdida esta parte de nuestro mundillo no es nada buena. Por un lado las portátiles han sido en varias ocasiones la tabla de salvación de Nintendo, y es bastante probable que tengan que volver a encaramarse a ella si el lanzamiento de la Wii U no les sale como esperan. Por más que no haya tenido una consola de Nintendo posterior a la SNES Nintendo es una compañía cuya pérdida sería terrible e insustituible para nuestro hobby. Por otro lado la PSP tiene el juego al que más horas he metido en esta generación: Monster Hunter Unite, y aunque vivimos en un mundo donde parece que el no ser el mejor es un fracaso, la PSP ha sido un más que digno sistema, el único capaz de sobrevivir a la alargada sombra de las portátiles de Nintendo, con verdaderas joyas en su catálogo: Puzzle Quest, Exit, Metal Gear Peace Walker, Yu-Gi-Oh, Mercury Meltdown, Patapon, Killzone Liberation, Locoroco… por no hablar de sus capacidades de emulación dándote acceso a todo el catálogo videojueguíl anterior a la Playstation 2. No me gustaría que el mal hacer de Sony impidiera que siguieran saliendo este tipo de títulos y otros que aun desconocemos que son los verdaderamente naturales de una portátil.
Así pues y sin poder ni querer obligar a nadie a comprarse una consola que no quiere, o a hablar de un juego que no le interese, me gustaría que todos fuéramos conscientes de lo que nos jugamos en un terreno que parece hemos abandonado, hay veces que me parece que nos regodeemos (me incluyo) de los fracasos de las compañías que nos dan de jugar, y eso no está bien y no puede más que hacernos daño a la larga. Y una vez advertidos entre nosotros también me gustaría decirles algo a las compañías: Quiero querer comprarme una 3DS, quiero querer comprarme una Vita… ¡Empiecen a hacer las cosas bien de una vez, leñe!
P.D: Perdonen que no haya puesto ni una sola foto en el artículo, es que me encuentro en una situación de conectividad algo precaria. Ni un puto logro de Steam he podido sacarme desde el 23 de diciembre. Eso sí, sigo comprando alguna ofertilla.