ANALIS-DIS: NBA2K12 (XBOX360)
Me decía Pink que me enviaba este juego entre otros muchos motivos, sadismo sobretodo, porque yo había jugado a baloncesto muchos años. Lo cierto es que a lo mío no se le podía llamar jugar. Yo estaba llamado a ser el Dennis Rodman blanco, pero como me negué a hacerme tatuajes, ya que tengo el umbral del dolor muy bajo, pues no llegué a nada.
Estuve un par de temporadas a las órdenes de Xavi Pascual, el actual entrenador de la sección de baloncesto del F.C. Barcelona. Como jugador yo era muy veloz, con gran capacidad de anticipación gracias a una buena lectura del juego del rival, sólidas bases defensivas y una transición ataque-defensa que provocaba siempre escenas de pánico entre rivales y compañeros por la velocidad que le daba al contraataque. Sin embargo, mi lamentable mecánica de tiro me llevó a unos porcentajes de acierto tan bajos que hasta me prohibieron tirar a canasta. Recuerdo como si fuera ayer el momento exacto en el que perdí totalmente la confianza en mí mismo.
–Insertar música de flashback–
Íbamos cinco arriba y quedaba un minuto para que finalizara el partido. El entrenador quería que jugáramos una posesión larga y sacó a los dos bases del equipo para manejar el cotarro, así que yo quedé desplazado a la posición de alero. Como el equipo rival no se atrevía a hacer falta para no darnos dos tiros libres, se replegaron atrás, tan atrás que nos dejaron toda la línea de tres puntos para nosotros. Ese fue el primer error. En un momento dado, un rival se adelanta para presionar al que tiene la pelota, en ese instante se abre un hueco tremendo hasta la cocina que el pívot rival también visualiza y da un paso al frente para tapar la penetración, liberando así a nuestro pívot que rápidamente pide el balón. Yo me ofrecí para recibir la bola porque los dos bases se la estaban pasando entre ellos con la idea de ir agotando la posesión. Ese fue el segundo error. En el momento en el que me la pasan, el pívot rival ya ha reculado cerrando la línea de pase, el hueco se abre de nuevo y yo veo la oportunidad de poner la directa hasta el aro e intentar sacar un dos más uno. Mi marcador me ve las intenciones y da un paso atrás y a un lado para cerrar la penetración. Y en ese instante, puede prometeros que experimenté una dilatación del tiempo y el espacio, no sólo es que todo lo vi a cámara lenta sino que, además, todos los otros jugadores sobre la cancha me dieron la sensación de desaparecer. Sólo tenía ojos para el inmenso espacio que había entre mi par y yo. No me paré a pensar absolutamente nada, sencillamente lancé a canasta. Pero ese no fue el último error.
Mientras el balón surcaba el aire, todo el mundo menos yo ya sabía lo que iba a pasar. El equipo rival cerró el rebote, pero ni siquiera hizo falta porque el balón no tocó ni el aro, cayó directamente en las manos del pívot contrario, que le pasó el balón al alero, el cual ya había salido disparado hacia nuestra canasta. Yo pude reaccionar por instinto y hacer la transición defensiva en un abrir y cerrar de ojos, desgraciadamente quise arreglar el fallo y cometí otro. Personal y tiro libre. Quedaban 40 segundos y nuestra ventaja era de dos puntos. Me fui al banquillo recibiendo la bronca más grande que me han dado nunca en la vida. Y aunque acabamos ganando el partido, ese día comprendí que nunca llegaría a ser nada más que un esforzado amateur.
–Finalizar vergonzoso recuerdo de treinteañero–
Siempre he recelado del baloncesto USA principalmente por la total y absoluta falta de imaginación táctica de la que hacen gala sus entrenadores y jugadores. Aunque hemos importado muchas palabras técnicas y ahora al bloqueo y continuación se le llama pick and roll y todo el mundo habla del triángulo ofensivo de Phil Jackson como si fuera un arma infalible, yo sigo alucinando cuando recuerdo que hace veinte años atrás, prácticamente todos los equipos a los que nos enfrentábamos (y nosotros mismos, por supuesto) dominábamos varios tipos de defensa zonal y mixta, teníamos más de 10 jugadas de ataque (algunas de las cuales eran puro pick and roll) y se ensayaban todas hasta automatizarlas. Toda esa riqueza de conceptos del juego yo no la veía nunca en los partidos de la NBA que daban de madrugada. Amaba el juego USA sólo por gente como Clyde Drexler o los «Seattle Supersonics» de los primeros años de la década de los ’90.
El siguiente vídeo os permitirá conocer en detalle qué visión tengo yo del baloncesto NBA:
Nunca he apreciado las jugadas individuales por haber sido criado desde pequeño bajo la premisa de que el equipo es lo importante, así que podéis imaginar que los videojuegos de baloncesto consistentes en chuparte todas las posesiones y lanzar a canasta desde donde haga falta para subir estadísticas nunca me han llamado mucho. A este NBA2K12 me he acercado con mucha prudencia, pero al final he acabado rendido a sus pies por una sencilla razón: la libertad de elección. Mirad, en el FIFA12 tu obtienes mejoras estadísticas en función de cómo juegas, exactamente igual que en Skyrim. Sin embargo, en NBA2k12 recibes puntos por tus actuaciones los cuales gastas en lo que quieres, aunque siempre con sentido común. Es decir, si has diseñado un jugador de menos de dos metros y de corte eminentemente defensivo, tus stats de salida no van a priorizar el tiro en el poste bajo ni los mates, así que no vale la pena gastar puntos en mejorar unos atributos que no pegan para nada con tu jugador, a menos que insistas en hacerte un Spud Webb. Esto que es tan sencillo de explicar y entender, hay muchísima gente que no lo comprende y acaba por arruinar su experiencia jugable, ya que pierden el tiempo intentan jugar de la manera más completa posible, jugando un rol que es imposible que exista como es el de todoterreno. Hay que especializarse, al igual que en Skyrim, contra más quieras jugar a tener todas las magias posibles y ser al mismo tiempo un Conan de la vida, lo único que consigues es rolear de la manera más lamentable posible. Es necesario y casi obligatorio saber a qué quieres jugar para saber a dónde quieres llegar.
Mi personaje en NBA2K12 está hecho a mi imagen y semejanza, mis estadísticas de tiro son ridículas, pero en bandejas, penetraciones, robos de balón y tapones estoy por encima de la media, tanto que soy titular fijo en el equipo y estoy en algunos apartados entre los veinte primeros de la NBA. Hay que ser muy consciente de esto cuando se juega, no todo el mundo está llamado a ser Michael Jordan ni es más divertido ser tú el jugador que se juega todos los tiros del equipo o al que le dejan las posesiones finales para decidir un partido. Ese pasádsela a Will que hemos visto antes, es lo que menos me atrae de toda la NBA.
La posibilidad de ordenar varios tipos de defensa y de solicitar ayudas en el marcaje, le dan una riqueza tremenda al juego defensivo. Pero en ataque todo se resume a cuatro jugadas básicas y mucho bloqueo y continuación, por lo que el jugador, cuando tiene la posesión del balón, debe tener muy claro qué hacer, ya que conseguir superioridades sólo es posible si estamos concentrados a un alto nivel todo el rato. Relajarse un momento y cederle la iniciativa a tus compañeros suele acabar en jugadas inverosímiles y selecciones de tiro que harían llorar al niño Jesús. Es necesario ayudarles ocupando los espacios con lógica y ofreciendo siempre dos alternativas claras a la IA: una solución de tiro no forzado o bien un pase claro. Por norma general, la única manera de desatascar el ataque es realizando un bloqueo sobre un rival y ofrecer a partir de ahí los espacios y superioridades para abrir brecha en la defensa. Aunque el pick and roll está incrustado en la esencia del baloncesto y da pie a muchísimas posibilidades y variantes ofensivas, exige a cambio una sabia utilización del mismo y una lectura constante de la situación, cosas ambas que escapan un poco a la IA actual y que, por momentos, incluso nos superan a nosotros. La jugada típica que define el uso y abuso que se hace del pick and roll en la NBA es aquella en la que se utiliza simplemente para darle a la estrella del equipo el espacio y tiempo necesarios para armar el tiro. Por norma general, se hace al final de la posesión, después de haber mareado y sobado la pelota cual 3DRealms con Duke Nukem Forever.
Lo que sí ya se escapa a todo control por parte de un ser humano, es la enorme variedad de movimientos que podemos realizar. Movimientos que, evidentemente, podrán realizarse con mayor o menor vergüenza ajena en función de nuestros atributos. Si somos muy torpes driblando a mano cambiada, da igual lo mucho que te esfuerces que un reverso va a ser muy difícil de clavarlo bien, por no hablar de pases por la espalda o sin mirar, si resulta que nuestras estadísticas de pase son las mismas que tendría un pato borracho. Lo mejor que puede hacer cualquiera que se acerque a este juego es conformarse con aprender a hacer los movimientos y mecánicas más básicas del baloncesto e ir mejorando allá donde crea conveniente y le sea más útil a su jugador. Pasadas un par de temporadas, creo que ya estamos en condiciones de ir al menú de ayuda y memorizar algunos movimientos para reforzar nuestras aportaciones al equipo.
El juego te premia las acciones tanto individuales como de equipo, siendo estas mucho mejor valoradas, lo cual me da mucha alegría, ya que el juego demuestra ser más sensible a un jugador que captura un rebote, lanza un pase adelante y permite a un compañero anotar al contraataque, que al típico lanzapedradas por mucho que meta tres triples seguidos. De hecho, hay partidos en los que debido al rival o incluso a nuestra falta de acierto en el tiro, lo mejor será concentrarse en tareas defensivas y oxigenar a tu equipo a base de asfixiar al rival. Las malas selecciones de tiro y las pérdidas de balón se sancionan con mucha severidad. Nuestra aportación al partido se mide mediante una calificación que va desde la A hasta la E con sus calificativos de – o +. Cada acción que realizamos aporta o resta puntos a esa nota y creedme si os digo que un par de malos minutos en la cancha pueden arruinarte un partido, independientemente de si tu equipo gana o no. En ese sentido, siempre se juegan dos partidos como todo profesional sabe y conoce, por un lado el individual, donde estamos siempre presionados por las estadísticas, esas tablas que tanto agradan en los EEUU y que servirán para que nos evalúen, y por otro lado el de equipo.
Cada uno debe encontrar la manera más cómoda de jugar y de divertirse. Por ejemplo, hacer de base implica mucha responsabilidad ya que seremos nosotros quienes elijamos las jugadas en ataque y, aunque no tengamos la profundidad y variedad táctica de un NFL, sí que debemos leer muy bien el juego para evitar perder balones de manera estúpida. La lectura de los desmarques de nuestros compañeros es vital para lo que estamos comentando. No precipitarse en la entrega ni tampoco demorarse es, como decía Aristóteles cada vez que pedía un chato de vino, el término medio que deberemos aprender cuando nuestro pívot se haga sitio en el poste bajo. Quizás, el rol más agradecido de todo el juego sea el de alero. Es relativamente fácil conseguir un personaje con un porcentaje de tiro decente a media distancia que nos permita ir mejorando sin tener la responsabilidad de dirección de un base, la anotadora y defensiva de un escolta o la dominante de un pivot.
Lo que sí que será común a todas las partidas es lo mucho que vais a disfrutar con la recreación del increíble ambiente que se respira antes, durante y después de los partidos (geniales las ruedas de prensa). La NBA es un espectáculo y como tal se nos presenta en este juego. Desde las animadoras, las repeticiones patrocinadas, las estadísticas de jugadores, los sucesos en otros partidos, el ambiente en las gradas,… todo invita a jugar una y otra vez. Siempre he pensado que lo más mágico de la NBA es la iluminación. La manera en que los focos se dirigen a la pista de forma que, tanto en directo como por televisión, toda la atención se dirige a los verdaderos protagonistas del show: los jugadores. Esto tan sencillo nunca lo he visto fuera de los EEUU, ni siquiera en los Mundiales se ha tratado de incentivar la respuesta del público a base de hacer que todos y cada uno de los elementos del juego, sean o no deportivos, giren en torno al espectáculo.
A modo resumen y como frase para la contraportada del juego, podemos decir que NBA2K12 es sin duda lo mejor del año 2011 en el género deportivo y el mejor juego de baloncesto NBA de todos los tiempos.