ANALIS-DIS: NEED FOR SPEED HOT PURSUIT (XBOX360)
Después de «Burn Out Paradise» y de «NFS Most Wanted» ya pensábamos que todos los juegos arcade iban a tener idéntica manera de afrontar la siempre peliaguda tarea de ofrecer misiones al jugador sin cortar el ritmo de juego. Esto es, ofrecer una zona de juegos inmensa que el jugador va recorriendo para encontrar los puntos donde iniciar carreras, de tal modo que se funden el modo libre con el modo principal de juego haciendo que todo sea más fluido. No obstante, para «Hot Pursuit», Criterion abandona, y a mi juicio de manera más que acertada, esta mecánica y nos devuelve a tiempo pretéritos donde avanzábamos paso a paso desbloqueando circuitos y coches. Eso supone sacrificar la historia para centrarnos en la progresión del jugador, bien como poli o bien como conductor fuera de la ley. Y aunque parezca mentira, me pongo colorada cuando me miras y además el ir escalando puestos en el escalafón policial/criminal es de un adictivo tan simple que asusta pensar cómo nos hemos ido complicando la vida con otras mecánicas jugables que, acertadas o no, es indudable que han alejado la saga NFS de lo que fue en sus inicios. Huelga decir que «Hot Pursuit» es el mejor título de la saga Need For Speed desde el propio «Hot Pursuit», parando tal vez en el primer «Underground» , que siempre es denostado por gafapastas que se sacaron el carnet de conducir a la décima intentona.
Para algunos, «Hot Pursuit» no deja de ser una especie de «Mario Kart» con coches guapos. Claro que, para algunos, Giselle Bundchen no deja de ser una mujer más.
En cierto modo, este juego es a la saga NFS lo que el quinto o sexto álbum de estudio para una banda, la vuelta a los orígenes. Puede salir bien o mal, eso depende mucho de los fans. Pues bien, este juego da satisfacción por estar más cerca de los primeros títulos de la franquicia que de los últimos, pero desde luego se queda corto de opciones comparado con lo que el jugador ha recibido en los últimos años de títulos de esta índole. Léase cámaras, manejo del vehículo, opciones de configuración,…
A cambio tenemos el autolog, una forma de integrar a todos tus amigos que tienen ese juego en un ranking de puntuaciones diseñado única y exclusivamente para picarte por batir los mejores tiempos y dar por culo. Como si fuera un arcade de toda la vida con sus tablas de nombres de tres letras.
La conducción está muy simplificada, no podía ser de otra manera si resulta que tenemos que manejar varias formas de parar al criminal, como pueden ser clavos en la carretera, helicópteros, pulsos electromagnéticos (cágate lorito), y además cambiar marchas y estar atento al asfalto. Es decir, no es que el juego no pueda implementar esto, es que la propia mecánica de las pruebas no admiten más complejidades para el jugador que la propia lucha contra el crono y los rivales, si además tuviera que competir contra una física y una conducción realistas entonces estaríamos ante un juego mierdoso. Por otra parte, no deja de ser gracioso ver cómo un amante de los Forza Motorsport se tira de los pelos cuando tiramos del freno de mano a 400km/h para entrar en una curva. ¡Vin Diesel a mí!
Jraficazors y de los buenos, las ostias contra el tráfico rodado se repiten a cámara lenta como si fueran un takedown de toda la vida.
Hacer de policía es muy gratificante ya no solo por los varios gadgets que puedes emplear para frenar a los delincuentes sino por las tácticas que tendrás que emplear para conseguir los mejores resultados con el mínimo esfuerzo, porque ir a estrellarse contra el primer coche que vemos está muy bien, pero eso te hace perder tiempo respecto a los demás y tirar de turbo para alcanzarlos solo te deja expuesto a chocar en cada curva y/o cambio de rasante. Es necesario calibrar bien tus fuerzas, las del rival y conocer el terreno para saber dónde y cuándo montar una barrera o lanzar un ataque de pulso electromagnético (EPM).
Del mismo modo, del lado criminal, aunque tenemos la posibilidad de contraatacar con clavos y EPM, la mejor opción de todas es correr, correr mucho y procurar encontrar el hueco en las barreras para no tener que dejar de acelerar. Y podéis creerme, aquí se va muy rápido, sin ser «Nail’d» y su mareante sensación de velocidad, en «Hot Pursuit» no hay tiempo para sopesar una decisión. O tomas el atajo o no lo tomas, pero no puedes pensar qué hacer, así pues, se suele conducir por puro instinto y aferrándote a los recuerdos de varios títulos anteriores para prever tanto lo que te vas a encontrar delante como la respuesta de los rivales, porque amigos, aquí volvemos a tener esa IA fullera que te pisa los talones aunque la hayas dejado atrás con los neumáticos reventados, porque tus compis criminales se aprovecharan de cualquier mínimo fallo para adelantarte, aunque tu creas que los has dejado muy atrás.
Que el juego va a putearte es algo de lo que debería darte cuenta enseguida, básicamente cuando desbloqueas un Lamborghini Gallardo y te ves obligado a correr con él en un circuito con más curvas que el catálogo de Victoria’s Secret.
En el lado negativo de la balanza está el apartado musical, que si bien por un lado nos olvidamos de los EA Tracks y tiramos de originales, por el otro nos vamos a destinos por todos conocidos, con Bad Religión como ejemplo más claro. Lo más acertado de todo el montaje sonoro son las pistas propias que suenan al inicio de cada persecución. Luego sonará algo medianamente decente para un juego de este tipo (léase Pendulum) y en la siguiente carrera tendremos a ¡¿Weezer!?
Con el sistema de autolog, un par de meses después de que hayas abandonado el juego te encontrarás publicado en tu muro del Facebook o vía mail un aviso de que algún malnacido ha batido tu record en una prueba determinada y además humillándote. Evidentemente, no podrás dejar que se salga con la suya así que dejas lo que estás haciendo y te lanzas a una frenética carrera contrarreloj por volver a aprender lo que has olvidado todo el tiempo que has tenido este juego encerrado en la funda.
Las carreras en el bando policía consisten en ir de A hasta B en el menor tiempo posible, o bien dar caza y captura a cuantos mierdas (aka Lewis Hamilton). En el modo fuera de la ley, cannonball, gumball o como yo prefiero llamarlo: Manolete on wheels, debemos escapar de la poli o ganar una carrera contra otros malotes como tú.
No serán pocas las veces que le demos a reiniciar una misión si no logramos esquivar una barrera de clavos, o bien el control que hemos puesto no ha sido efectivo, no es un problema, ese tipo de misiones ya se prestan a esa opción de reiniciar, solemos estar dos o tres minutos corriendo en el peor de los casos, así que tenemos acción muy intensa y concentrada. El problema viene con las carreras de 5 o 6 minutos, donde estamos corriendo a lo largo de 15km o más, el guión es el que sigue: la primera vez llegas en cabeza al último kilómetro y en la curva antes de meta te confías y acabas golpeando el lateral de la carretera, momento en que te pasan entre uno o cinco coches en función de lo mucho que quiera putearte el juego. La segunda vez estás tan concentrado en no cagarla en la última curva que la cagas en el resto y acabas el último. Empiezas la carrera por tercera vez y acabas cuarto por ser más prudente. A lo tonto ya llevas 20 minutos jugando. Después de dos intentos más, llegas con un par de segundos de ventaja a la última curva y como no eres yugoslavo, te entra el miedo escénico y clavas frenos para no estrellarte, momento en el que te pasan entre uno o cinco coches en función de lo mucho que quiera putearte el juego. Te juras a ti mismo que esta vez lo conseguirás sólo para estrellarte de frente contra un coche nada más tomar la salida. Finalmente, 45 minutos de juego después, acabas el primero, dejas el mando encima de la mesa y tomas aire, cierras los ojos y procuras relajarte. Cuando los abres ves en pantalla el siguiente mensaje: “Uno de tus amigos acaba de batir tu desafío”. Fuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
P.D: las fotos que acompañan al texto perpetrado han sido realizadas por su no tan humilde servidor en el modo foto del juego. So, what you see is what you get.
Cuanta razon lleva usté en el ultimo parrafo, bueno, y en el resto tambien! Genial analisis. :jarl