ANALIS-DIS: FRONT MISSION EVOLVED (XBOX360)
Front Mission Evolved es el intento de una compañía japonesa por lanzar fuera del mercado local una exitosa saga de estrategia y táctica.
Esto de los prejuicios y estereotipos siempre ha dado para algunos momentos de mucha risa. Claro que, por otra parte, también ha dado pie a varios incidentes diplomáticos, como mínimo un par de decenas guerras (dos de ellas mundiales) y, quizás lo más grave de todo, ha permitido que artistas de calidad infumable se hayan ganado la vida contando chistes de léperos.
La ignorancia sobre los usos y costumbres del extranjero puede llevarte a degollar a alguien porque haya frotado su nariz con la tuya, te haya servido el vino por la izquierda o simplemente porque le toque las tetas a tu novia como una muestra de aprecio a su interlocutor y tú te lo tomes a la tremenda. En fin, que durante algún tiempo los Estados Mayores se preocupaban de editar libritos que avisaban de estas cosas para que sus tropas no anduvieran por ahí violando o matando sin atender al más mínimo protocolo. De ahí que los yanquis crean que todos los franceses van con una baguette bajo el brazo, que los japoneses crean que los yanquis son todos criminales y que los alemanes piensen que los rusos se comen a sus niños.
Los japoneses han debido pensar que lanzar un juego de estrategia allende sus fronteras era como intentar vender morros de cerdo en Arabia Saudí, por ello decidieron suprimir todo lo que podía ser intelectualmente complicado para un ciudadano occidental: léase, tácticas, estrategia y pausas en medio de la acción. Al final les quedó un intento de shooter que, valga la ignorancia, es bastante más entretenido que la media. Lamentablemente, no se dieron cuenta de que lo verdaderamente infumable de sus anteriores juegos eran las cinemáticas y la historia.
Aunque eso se aplica en realidad a toda la industria japonesa del videojuego. Anclada en modelos caducos y reiteraciones constantes, sorprendentemente de vez en cuando tienen buenas ideas que, con suerte, se entregan al público sin pasar por la máquina de clonado que, entre otros poseen Capcom y Square Enix. Hay quien dirá que el juego lo han hecho en realidad unos tipos llamados Double Helix que resulta que no tienen los ojos rasgados, pero claro, echarle la culpa a otro es muy español y además elude cuestionarse la responsabilidad del que hace el encargo.
Volviendo al tema estereotipos, Super Mario Galaxy, ese videojuego regulero encumbrado a obra de arte por los tiempos de los tiempos, contiene decisiones de localización que hacen llorar al niño Jesús. Nintendo España debería haber sido erradicada de la faz de la Tierra y no sólo por el timo de los puntos estrella, sino por hacer que el propietario de una chatarrería espacial hable con acento andaluz en un intento de hacernos creer que un patriarca gitano controla el tráfico de cobre de la Galaxia. Y no he oído, ni leído a nadie quejarse de que un juego para niños (entre otros targets menos polémicos) haga uso y abuso de este estereotipo claramente vejatorio. Una muestra más de que los videojuegos importan una mierda en este país.
En fin, Front Mission Evolved es algo así como una lucha medieval entre gigantes, pero sin barro, vamos que hay tollinas hiperrellenas de acero. También hay metralletas, misiles, escopetas, arsenal bien variado, pero que palidece ante un buen escudo y una maza de varias toneladas.
Al igual que en Battletech, la parte interesante de todo el conjunto es la de personalizar los mechas. Y no hablamos únicamente de colorines y pegatinas, sino de equilibrar potencia y armamento para que no se te fundan las baterías cada vez que aprietes el gatillo y sobre todo, para que puedas afrontar cada misión y a cada enemigo final con la mejor combinación posible de armas y munición. Ejemplo: una escopeta con munición abrasiva está muy bien si te encuentras en un escenario pequeño bajo techo, pero si te lanzas en espacios abiertos a luchar contra otros robots y no cambias de arma, tu táctica pasara, obligatoriamente, por acercarte lo más posible al enemigo y meterle las postas por la junta de trócola. Claro que, entonces es cuando te darás cuenta de que has elegido un modelo tan tocho de robot que si esto fuera un juego de rol tendrías que consumir todos tus puntos de acción sólo para girarte.
Así pues, lo que va en medio de cada tuneo del robot, es decir las misiones, no son más que una especie de testeo de nuestras habilidades como diseñador. No quiero decir que la experiencia de juego sea un dolor de muelas, antes al contrario, Front Mission Evolved me ha entretenido mucho, aun siendo un juego fácil, que sólo le pide al jugador que sea pelín fanático de las luchas entre mechas y que no le importe la ausencia de táctica. Da lo que promete, ostias en el giróscopo y disparos sin sentido. El resto, misiones a pie, doblaje sin sustancia dramática, gráficos, sonidos y todo aquello que ponen en los análisis y que yo ignoro, es empleando un término políticamente correcto: pasable.
Aunque en el fondo, lo que de verdad molesta de todo el juego son precisamente los elementos nipones, a saber:
A. Cinemáticas en todos lados, solo faltan en la carátula, para explicar algo que no necesita explicación porque lo estamos jugando nosotros mismos, la información que aportan es nula y sin embargo los desarrolladores se recrean en ellas una y otra vez.
B. Historia más que trillada, enrevesada innecesariamente para dar cabida a todos los tópicos de Final Fantasy, con malos malosos, buenos buenosos, conspiraciones mundiales y corporaciones infames. Se salva porque salen tías con tetas grandes.
C. El Universo recreado es totálmente inconsistente. Seamos serios, estás montado en una máquina de 15 metros de alto (así a ojo) capaz de pegar saltos y acelerar de forma brusca y sin embargo el cockpit se compone de una silla metálica incómoda, que ríete tu del Trono de Hierro de «Canción de Hielo y Fuego». Tampoco encontramos cinturón de seguridad y además, todo el robot se controla con dos joysticks y un panel con botones que hacen palidecer al tablero de control de una central nuclear.
D. Moral. Puede que sea necesario que el héroe sea tan recto moralmente que hasta parezca gilipollas, no digo que no, pero no hace falta putearlo hasta el extremo de enfrentarlo en combate no una ni dos ni tres, sino hasta cuatro veces contra el mismo enemigo que, increíblemente, siempre sale huyendo cuando su barra de vida se acerca a cero. Los que jueguen a este juego ya me contaran qué se siente cuando estás a punto de aplastarle la cabeza a un robot con tu escudo y entonces va y ¡pam!, exacto, cinemática del enemigo hablando con nuestro personaje diciéndole que todavía no ha dicho la última palabra. Y yo pienso, un momento, quién ha decidido que me tengo que echar a un lado y dejar que este hijodemilpadres se escape, que su robot está hecho polvo y pierde más piezas que la MIR en sus buenos tiempos. Pues eso, que luego tocará sufrir mil putadas más por parte del mismo enemigo hasta que, por fin, el juego nos permita matarlo (a no, que tampoco). Al final, el héroe llega al éxtasis del guerrero a fuerza de que le hinchen las pelotas, lo mismo que en «Bola de Dragón», pero sin 1000 episodios de por medio.
Resumiendo por la vía rápida: a mí me ha gustado, pero no deja de ser un juego de esos que compras por 20€ un día tonto, porque a precio revolucionario hispanistaní (60€) tiene que ser épica la cara que se te queda cuando ves los escenarios y piensas que se te han caído texturas al suelo cuando has abierto la caja.