MENTE FRIKI
Una historia basada en hechos reales.
El otro día estaba leyendo un periódico local, también debo reconocer que no le estaba haciendo mucho caso, intento en alguna medida enterarme de lo que ocurre ahí afuera, pero las noticias lamentablemente no eran muy entretenidas lo mismo de siempre, problemas y más problemas, y cosas que no atraían demasiado mi atención, pero de pronto leo el siguiente (o muy parecido, no lo recuerdo ahora con exactitud) titular en una columna:
– Vuelven las oleadas de robos en el campo.
Yo leí eso, pero mi cerebro procesó el asunto como le dió la gana, lo que entendí de una manera muy diferente amigos fue:
– Vuelven las oleadas de robots en el campo.
Y entre que no estaba en ese momento muy lúcido, después de comer y al borde de la siesta, y una cosa lleva a la otra y a la de más allá, durante 2 ó 3 segundos pasó mi vida por delante,
¡jueeeerrr, espero que no lleguen a la ciudad!!, ¡FINISH THE FIGHT!, ¡QUE PREPAREN EL BATMÓVIL!, ¡A LAS BARRICADAS!.
Les aseguro que fue exactamente mi primer pensamiento mirando a la ventana. Debo reconocer ante la parroquia que alguno de mis sueños más interesantes, salvo aquellos protagonizados por Heidi, Stoya o Tera Patrick, han sido aquellos en los que una legión de extraterrestres invadían la tierra, al más puro estilo «V» o «La Guerra de los Mundos», en los que me enrolaba sin pudor y con grandes dosis de valentía en fuerzas armadas de la resistencia urbana, defendiendo el barrio a capa y espada, muy al estilo Half-Life 2 pero con mejores gráficos y anisotrópicos. Quien no haya tenido un sueño de este tipo que tire la primera piedra.
Así que durante unos pocos instantes, aquellos sueños de juventud se habían hecho realidad, mi cerebro me engañaba vilmente, incluso había apretujado con firmeza un pequeño cojín que me acompaña durante esos momentos de asueto. Sentí valentía y ganas de machacar a base de laserguns y otros menesteres cualquier intruso que pusiera en peligro la seguridad y bienestar de los míos.
Y entonces lamentablemente la lucidez iluminó la estancia, «esto no puede ser», la realidad me acababa de volver a poner en mi sitio lógico. Volví a leer la noticia de periódico, efectivamente ahí ponía claramente «Vuelven las oleadas de robos en el campo», lo cual debo decir y aprovecho, que me parece fatal, y espero que las fuerzas de seguridad del estado pongan cartas en el asunto y ese tipo de cosas.
Cierta tristeza me embriagó, cierto alivio también. Terminé de leer el periódico, me reí con la tira de Garfield, doble el diario y Morfeo me acogió en sus brazos, pero sin mariconadas.