PARTES ÍNTIMAS
Siendo el verano una estación muy propicia para los rituales de apareamiento, pudiera ocurrirles que algún día, después de beberse hasta la cerveza de los ceniceros, triunfaran, no digo ya con alguna señorita, seamos realistas, con cualquier persona bípeda en sus mismas condiciones etílicas y con sus mismos anhelos y objetivos erótico-festivos; terminando, como es lo más natural, por irse ambos bien juntitos, haciendo unas eses como el circuito de Monza, a cualquier huerta a imitar a la bestia de las dos espaldas sin tomar las precauciones profilácticas necesarias, ni preocuparse por el qué diran las malas lenguas, ni por las lechugas que están destrozando al pobre labriego con su frenesí pasional.
Es muy posible que después de algunos días descubran una nueva forma de convivir con sus genitales, ya sea porque éstos les produzcan sospechosos picores en su siempre bello vello púbico, sufran molestias al orinar y supuren de su segunda cabecita un liquidillo blancuzco tintado con motitas de sangre, su prepucio se haya llenado de pequeñas manchas púrpuras o hasta les hayan aparecido unas pequeñas verruguitas blancas que antes no tenía su amigo más íntimo. Todo esto en el mejor de los casos, claro.
Ante semejantes síntomas tienen tres opciones a seguir, a saber:
1) Acudir a su médico de cabecera para que les reconozca y les envíe al especialista correspondiente.
2)Acudir a cualquier chamán argentino de su barrio para que les haga un ritual de limpieza de chakras y espíritus malignos, les frote la zona afectada con esencia de pachuli y guano y termine por cobrarles un dineral, quedarse con su tarjeta de crédito y su Nintendo DS.
3) Descargarse el estupendo videojuego gratuito de Zombie Cow, titulado Privates: Parte juego de tiros, parte juego educativo, todo cachondeo de teta, culo, pedo, pis pero hecho con cierto buen gusto y bastante mimo y simpatía, e intentar descubrir qué demonios puede estar pasando a nivel microbiano en su amada espingarda.
Yo les recomiendo la opción 1º y que, después de la consulta y ya en tratamiento, visiten la página donde se lo pueden descargar, lo instalen, se entretengan con él y se olviden durante una temporada de hacer el Casanova de descampados y callejones. Den gracias a Fleming por descubrir la penicilina.