YO, EL ESTRATEGA

Hacía siglos que una servidora no se acercaba al género de la estrategia. Miento; en realidad prácticamente todos los años me acercaba y acababa huyendo de manera despavorida pensando «manolete para que te metes, que esto no es lo tuyo«. Y es que es un género que nunca he sabido jugar, no sé si por falta de paciencia, inteligencia o un poco una mezcla de los dos. No pretendo demostrar lo mucho que sé del género, si no más bien todo lo contrario, mostrar por qué este género, definitivamente no es para mi.

Cada cierto tiempo, y desde el mundo pecero fundamentalmente; surge un rugiente y sonoro murmullo que me afecta de refilón acerca de determinado juego de estrategia.

Por ejemplo; jugué al Dune original, pero le encontré demasiados problemas que no pude o supe perdonar; por enumerarlos vamos a dejarlo simplemente en que mis unidades iban por dónde les salía de los cojones con unas rutas extrañísimas que rara vez se acercaban a aquello de que entre dos puntos la distancia más recta es la línea recta, nunca acertaba a establecer un equilibrio entre fuerzas de ataque y defensa, no gestionaba bien la recolección de recursos y además cuando por fín conseguía hacer bien las cosas, la cosa se limitaba generar dos zillones de tropas y lanzarlas en un ataque masivo sobre el desafortunado enemigo, arrasando así la base enemiga y pudiendo acceder al siguiente nivel que tenía, menos recursos… y el enemigo estaba en otra posición de un mapa realmente parecido.

Si bien llegué a jugar bastantes horas a aquél título desde entonces de vez en cuando, con el lema de «esto no es lo mío» por bandera, me he ido acercando tímidamente al género, picoteando aquí y allá y por desgracia, encontrando similares problemas. Con Comand & Conquer: Red Alert, me sucedió tres cuartos de lo mismo.

Tienen que entender que además, para una persona como yo, que en lugar de cerebro tiene adecuadamente dispuestos en su hueco craneal dos bolas enormes antiestres y un cuarto de salchichón ibérico, en muchos aspectos, la cantidad de variables a manejar permanentemente saturaban mi buffer mucho antes de lo deseado.

Si un jugador avezado en la materia, se «agobiaba» cuando atacando una base, descubría una treta enemiga de acoso a la suya propia por la retaguardia, el que suscribe se empezaba a agobiar en el momento en que tenía que construir un edificio y mientras tanto enviar a unos cuantos fulanos a reocger «mineral» «especia» o «wathever».

A fin de cuentas esto de los juegos va de la búsqueda y el encuentro de sensaciones, y precisamente el agobio que sienten los Dioses es lo último que quiero sentir, que en la vida real ya voy bastante bien servido de historias. Y es que se lo crean o no, los imbéciles de encefalograma plano también tenemos derecho a divertirnos.

Llegó Battlezone; y sí que jugué al género de nuevo… la posibilidad de manejar en primera persona mis unidades, montarme en ellas y comandar mis ejércitos desde el mismo campo de batalla, es indudable que ofecía un plus; pero a fin de cuentas se trataba de sustituir la puntería y pereza de mis unidades por la mía propia y créanme si les digo que dado mi largo historial de inhabilidad absoluta videojueguil a la larga no es una gran idea, máxime cuando al agobio de la gestión has de sumarle el de la acción (aunque fuera opcional). Demasié pal body. Además, yo es que soy más de trabajar sólo, a mi bola… y claro, tratar de acabar con el enemigo con tan sólo un tanque.. como que no acababa funcionando.

Si consideramos como estrategia la saga Commandos; ahí sí que puedo decir que me pelé el culo tratando de pasar por completo (fracasando, of course) las dos primeras entregas de la saga, pero entiendo que quizá Commandos sea un género en sí mismo. No lo sé. Recuerdo con pavor los cabreos provocados por el ensayo error y la desesperación que me entraba cada vez que un sastre alemán gritaba aquello de «¡Ancho le esta!«. Tantos y tantos momentos de sigilo arruinados por unos niveles creados bajo la premisa de la exactitud milimétrica tanto estética como jugable.

Algo similar me sucede con uno de mis favoritos de todos los tiempos (motivo fuindamental por el que sigo volviendo a la estrategia una y otra vez para ver si encuentro algo similar); Incubation: Time is running out en lo referente a si se puede considerar estrategia. Ya que para mi este juego también podría ser un género en sí mismo si Commandos lo encasilláramos en el «Ensayo y Error bajo milimétrico sigilo» el citado resultaría abarcado bajo la «Acción por turnos estratégica hexagonal frente a enemigos francamente hijos de puta» curiosamente ninguno de los dos contiene gestión de recursos.

A ver si va a ser eso.

Y pasaron Stacrraft y Warcraft, a los que me acerqué y alejé inmediatamente por todos los motivos expuestos ahí arriba y alguno más; fundamentalmente lo que me pasó es que la gente que jugaba «tantas» horas a Starcraft parecían «yonkis» con los ojos inyectados en sangre y me daba miedo acabar así.

No se me extrañen, por motivos similares nunca quise ir a ver en un plató de un programa de la tele ya que estaba convencido de que a la gente o bien la lobomizaban o les daban una droga para que aplaudieran por cualquier estupidez. (Hasta ideé un plan para convertirme en asiduo de platós de medio mundo y ser conocido como «el hombre que nunca aplaude»). En definitiva, aquello parecía muy extremo y «hardcore» para mi.

Nunca jugué un Age of Empires o un X-Com. (Y eso que este último me lo han recomendado hasta la saciedad y pienso hacerle mi personal justicia un día de estos) y aunque Total Anihilation; introdujo el terreno en 3D, la visión a distintas alturas y unas magníficas emboscadas que ríase señora de los 300 de las termópilas, mantenía demasiados puntos en común con todo aquello que me hacía alejarme una y otra vez de este submundo que es en si misma la estrategia.

Y mientras llegaban Ground Control (gran juego… pero lo siento, muy denso para una cabeza de chorlito como la mía), varios Europa Universalis (otra de mis deudas pendientes) y unos chorropocientos Civilization; llegó otro juego que me hizo volver a retomar la fe: Homeworld; o de cómo hacer un juego precioso y en 3 Dimensiones reales (está situado en el espacio sideral de la muerte y que además cuenta con el aliciente de tener una buena historia).

Aún a día de hoy se pueden acercar a este juego, vale que el control es especialito y que al principio cuesta un poco hacerse con él, pero se trata de todo un juegazo que hasta los que no son acérrimos seguidores de esta rama videojueguil disfrutarán muchísimo. A fín de cuentas, si me ha gustado a mi, que no soy una talibán del género, imagino que le gustará a todo el mundo.

Fundido en negro.

Tras unos cuantos años de ostracismo, dedicado a otros menesteres, volví a toparme con un título para supuestamente idiotas con poco tiempo libre de esos que se llaman «acción estratégica», osea, unas pinceladas de estrategia, sin gestión de recursos y acción mucho más directa; Act of War. Dos niveles llegué a jugar.

De nuevo tenía ante mi un título de un preciosismo gráfico apabullante, con una historia medianamente competente detrás, vídeo de alta calidad con actores reales… vamos, una factura técnica sobresaliente, y mis tropas seguían haciendo lo que les sale de los cojones. Pero vamos a ver. Es que esto es como si paras a un fulano por la calle y le dices; «vete a hasta aqué arbol que está a 4 metros«. Y el fulano, cuando está a mitad de camino, se va hacia un banco, lo rodea; da la vuelta a un autobús que hay aparcado cerca, entra en el corte inglés, se sube a la cuarta planta. Baja. Sale a la calle y finalmente se acerca al arbol.

Es obvio que mientras tus tropas se van de parranda, el enemigo aprovecha para darte cera de la buena… y tú te quedas con la sensación de ¿PARA ESTO INVIERTO MIS RECURSOS? ¿PARA ESTA PANDA DE IMBÉCILES? Si el agobio que normalmente me produce el tener que estar pendiente de 17 cosas a la vez, le sumas la frsutración de la idiotez artificial de tus tropas, tienen como resultado mi sempiterno abandono y vuelta.

Y lo mismito con los «Company of Heroes». Lo siento. Yo usaba TANTOS y TANTOS refuerzos en las primeras misiones, que dudaba si en ese sistema de juego había implícito una crítica en si misma al poco valor que se la da a la vida humana en las guerras. Yo tomé Omaha… sí, pero desperdicié unas 800.000 vidas humanas en el proceso, lo cual además añade la sensación de que como estratega eres una puta mierda, ya que con la mera masificación de unidades, cualquiera gana una guerra, salvo Vietnam, claro.

Finalmente, y centrándonos en la historia más reciente, verdadero motivo de la creación de este artículo y aprovechando las pasadas ofertas de navidad en STEAM, cayó en mis manos a precio irrisorio una cosa llamada Defense Grid: The Awakening, y por fín desde tiempos inmemoriales un juego de estrategia me ha tenido pegado a la pantalla del ordenador durante horas hasta que lo he finalizado.

Lo que no sabía yo ( y se van ustedes a reir) es que este tipo de estrategia, es un subgénero en sí mismo llamado Tower Defense, del que no he jugado nada salvo el citado, por lo que me pregunto ¿Alguno más aparte del «Plant Vs Zombies» que merezca la pena jugar? Porque la verdad es que me ha encantado. Aquí no hay rutas, ni recursos (salvo que cuentas con una pasta inicial) simplemente tienes unas torres de defensa (misiles, metralletas, lanzallamas, granadas…) que tienes que plantar en el escenario para zurrar duro a unos enemigos que vienen en «hordas» uno detrás de otro y de paso con las torres, cerrarles el paso para impedir que se lleven tus recursos. Simple y realmente genial y adictivo. Las torres se pueden mejorar (o puedes invertir en plantar nuevas torres) y a cada enemigo que cae muerto, te llevas más pasta para invertir en mejoras o nuevas torres. Parece una memez pero lo mejor de todo es que lo es. El juego de estrategia que un cabeza de chorlito como yo, estaba buscando, sabrán disculparme los amantes de los «Heart of Iron» y similares, pero cuando uno nace así de lerdo, poco o nada se puede hacer. Al menos, como verán, cada cierto tiempo lo sigo intentando.

¿Recomendaciones?