MR BERMELLÓN’S IN DA HAOUSE
Un año más ando entre gente norteamericana, al pie del cañón, buscando la noticia. Espero que este año la encuentre.
En el momento en el que escribo estas palabras, todavía no he perdido ningún ordenador portátil, teléfono, ni tiempo alguno. Y no es porque haya estado trabajando, sino más bien porque me he dedicado a beber, comer y tocarme las bolas. Y ya llevo en los Ángeles como dos días o yo que sé.
Anoche estuve en un bar, cortesía de Microsoft, en el que del baño salían muchachas paletas de Iowa, de esas que salen en las películas, pero no existen en la realidad, de buenas que están. La cosa es que observamos con sorpresa que las muchachistas nada más salir del baño se agarraban a un hombre, normalmente de aspecto desgaradable, y se iban juntos.
Entre varios periodistas presentes, hablamos sobre la posibilidad de que todo ese bamboleo no fuese premeditado. Me pedí primer, pero no me dejaron, porque era más bajo. Así que me quedé ulti en la comisión de periodistas españoles que esperaba agarrarse al brazo de una diosa, cuando esta saliese del baño. Por suerte estaba el último, porque descubrimos, al intentar agarrar una, que los hombres ya las conocían de antes, y que no podías cogerlas a lo tonto.
Por último, sólo contar que un periodista de Marca Player me dijo:
– Yo quiero ir a una tienda muy chula de juegos de magia. Porque te los hacen, y te flipas, y te los compras.
– ¿De verdad que te interesa esa mierda?
– Sí, tío… -dijo él.
– Vale, te acompaño, pero me parece que eres un menos mola por ir a tiendas de magia.
Y el caso es que fuímos y me gasté como 40 euros en dos barajas de cartas estúpidas. Lo peor es que intentaba hacerle mis trucos a todo el mundo y me salían mal y ahora soy el paria de la comitiva de periodistas españoles, porque se ríen de mí y me pegan.
En, yo que sé, tres horas es el evento de Microsoft… Ya te contaré más.
La suerte está echada aunque igual no y además tampoco.