Fundamentalmente porque maldita falta que le hace a un juego tan largo como este meterle con calzador misiones secundarias que lo único que hacen es alargar innecesariamente algo que no necesita en absoluto ser alargado porque por sí mismo ya es suficientemente largo. Y no, no hablo de mi pene.
Pero bueno, la cosa es que como es divertido y es una obra enormemente juguetona que apuesta por la creatividad del jugador, pues no te va importando mucho.
Hay peros por el camino, en fondo y forma, por supuesto. Lo ridículo de Quiet (pese a un espléndido jamonismo tan innecesario como infantilmente justificado), la repetición de misiones similares entre sí, la baja dificultad en según qué momentos, lo pocho del argumento, los innecesarios paseos por zonas vacías para llegar hasta el inicio de cada misión, lo absurdo del helicóptero como base de operaciones que convierte al juego en una continua carga de pantallas de carga que a su vez llevan a pantallas de carga y que restan muchísima agilidad a la propuesta pero en general todo correcto. Disfrutable. Divertido. Notable Alto.
Y entonces llegan unos créditos y te quedas a cuadros. «¿Ya está? ¿Se ha acabado? Pero si no han explicado nada.» PUM. «Capítulo 2», pone en la pantalla. Y te ponen, como en un serial televisivo, un resumen de las escenas cinematográficas que vienen por delante. «Hahahah Kojima, qué sustazo, menudo cabrón, me la has colao como en Metal Gear Solid 2». Te frotas las manos. MADRE MÍA QUÉ GUAPO LO QUE SE VIENE ENCIMA.
Y resulta que a partir de ahí, sólo hay repetición de las misiones que ya habías hecho, pero en modo difícil y sin justificación argumental alguna.
– Snake, vuelve a ir allí e inutiliza aquél equipo.
– Pero si ya fui la semana pasada.
– Pues ve otra vez.
– Pero..
– Y además sin equipo. Ni armas. Ni camuflaje ni nada. HASTA LUEGO. NOS VEMOS. SUERTE