ANALIS-DIS: DEAD ISLAND (PC)
Tengo que decirlo: Yo sigo esperando, como marido una treintañera a la que se le pasa el arroz, a que por fin alguien se decida y nos regale el gusto con un buen juego de zombis, con una campaña singleplayer sólida como un garrote de encina, orientado a la supervivencia, con sus notas de RPG y más denso que un chocolate suizo.
De hecho se lo llevo pidiendo a los Reyes Magos desde que supe que los reyes son los padres de la patria, y ni caso me hacen. No sé si será por la poca “majia”, por la crisis que ya es statu quo “de toda la vida”, o porque lo que más vende es repartir mamporros que no esconderse en un armario aterrorizadito (Sí, Amnesia). Pero por ahí van los primeros tiros que quería disparar, aunque a la hora de los tiros debe quedarles muy claro que más vale Dead Island en mano que ciento volando; y que en estos momentos no hay pájaro de plumas más brillantes y de sabor más delicioso.
El chasco que me llevé con la cancelación de Zombies: The awakening (de Krysalide) fue morrocotudo. El dolor por la cancelación de City of the Dead, fue bastante menor porque tanto bombo con la participación estelar del bueno de Tom Savini me olía pero que muy mal. A los dos días de hecho se fue al carajo. También anunciaron un “moropogo” llamado Exanimus que sobre el pixel sonaba de miedo, como casi todo con Photoshop y corrector ortográfico, pero que se fue al carajo; otro que tal baila.
Pero ese “ay Marcelino, Pan y vino, ¡lo que pudo ser y no fue!” es bastante más doloroso cuando el proyecto llega a los mercados y uno se echa las manos a la cabeza. Fiascos gordísimos fueron, son y serán: Trapped Dead o Shellshock 2. El caso, según parece, es prometer hasta meter, y una vez metido en la cesta de la compra, entre el ajo y la botella de agua Bezoya, no se aceptan reembolsos.
De momento sólo nos queda la esperanza (de marca) blanca titulada Dead State y ya veremos si los zombis y las zombas nos salen por peteneras o no; y en menor medida Project Zomboid.
¿Qué pasa conDead Island?, ¿Es este el videojuego que prometieron en su día, hace 6 años, incluso hace 3 años, 2 años? ¿Le importa a alguien que no lo sea?
Un poco de todo. No, no es ni por asomo ese RPG con decisiones tremebundas y dramas humanos desgarradores, narrativa sólida, facciones y el oro y el moro . A mí viendo lo visto, me da cierta rabia pero no me importa demasiado, porque Dead Island brilla con un encanto único y a pesar de sus defectos y sus travesuras, uno se lo perdona todo como a un hijo feucho, no muy listo y brutote pero que tiene buen corazón y es muy simpático y limpio.
Sobre eso, sobre la atmósfera, no sobre el niño feucho y medio tonto, es de lo que vamos a empezar a hablar:
Un estupendo Torremolinos en el Océano Pacífico donde nadie hace topless y sólo se bebe whisky y Gatorade, que ¡arrea Nicanora! sufre sin avisar un violento brote zombi por la mala mezcla de la salmonelosis de los chiringuitos y las tradiciones caníbales de los lugareños. Un escenario perfecto para pegarle un buen repaso y llenar un juego de homenajes desde a Romero o Fulci, pasando por Snyder, Tarantino y hasta Lovecraft. Se lo digo porque aunque de homenajes, con mayor o menor gracia, no vive el ONVRE este es un juego imprescindible para los amantes del género. Ahí queda dicho eso.
Si los más puñeteros se olvidan además de cosas como que no todos los edificios, ni siquiera muchos, son accesibles, el molestísimo level up de los zombies, infectados y demás gente de mal vivir (tan hijo de su madre y de su padre el multiplayer), los castillos de arena indestructibles ¡INDESTRUCTIBLES!, los pobres zombies que se ahogan en un vaso de agua (o en su defecto en una piscina infantil), que puede pecar de repetitivo y que muchas cosas demuestran el mimo puesto en los detalles mientras otras se sienten torpes, aceleradas e incluso omitidas (la parte de la ciudad “alta”, las alcantarillas de corta y pega etc) tienen en sus manos un juego que les va a compensar con muchas horas de mamporro, escapada y más de un susto. Si no son capaces de cerrar un ojo a bastantes desbarajustes, mejor ni lo prueben porque se van a llevar un berrinche y les va a subir la tensión.
Quizá la mayor virtud de Dead Island sea su variedad, los mapas, a pesar de cierto copia y pega que antes les decía, son enormes, coloristas y muy variados (cárcel, jungla, laboratorio, bajos fondos etc. lo más granado de tanto cliché cinematográfico); puede que no se recompense en exceso la exploración y que aunque tenga docenas y docenas de easter eggs, cintas de grabaciones, diarios Buñuelescos y recovecos ideales para llevarse al amor del verano; parece que una y otra vez se empeña en llevarnos por “el camino”, “el pasillo” de siempre, aún semi-oculto con arbustos, barricadas etc… antes que dejarnos explorar a nuestro ritmo, y por nuestra cuenta y riesgo. Y cuando no son objetos, ¡ay! este mensaje avisándonos que dejamos la playa nos rompe nuestros sueños de trotamundos y manguis.
Pero para ser justos hay que decir que es un placer perderse, en la medida que nos dejan, que tampoco es pequeña, por las calles y piscinas, bajar a las cabañas y subir a los palacios, y contemplar la belleza, e insisto, la atmósfera única que ha conseguido plasmar este título. La primera vez que se pierdan por las calles y les estalle una tormenta se acordarán de mí.
Y todo, todito, claro está, abarrotado de zombis; y en el grandísimo acierto de este título es la pura acción con un importantísimo contenido estratégico. ¿Peleo o huyo? ¿Si peleo con quién o qué empiezo? ¿Si huyo hacia donde lo hago? Siempre pendientes de su barra de «energía» para no quedarse sin fuelle y terminar como un montadito de jamón sobre el gris asfalto, teniendo que pagar X petrodólares para resucitar…
La variedad, llamémosla estrambótica de zombis “especiales”, traidos al pairo con menor gracia, según mi gusto aunque entender entienda el por qué, con cierta rabia, aunque no el para qué . Esta visto que en la vida, y en los bailes agarrados, no se puede ser demasiado purista.
La cantidad de situaciones y grandes momentos sorprenden, especialmente al más novato. Comenzar a repartir mandobles a dos amigos de la carne viva, que un tercero nos salga por detrás y que una cuarta aparezca de un callejón es memorable. Especialmente cuando en la lejanía vemos a dos infectados corriendo a toda pastilla, histéricos y como eccehomos para unirse a la juerga y no nos quede más remedio que intentar salir de allí corriendo, dando codazos a todo lo que nos pase delante de los ojos sin saber a dónde vamos. Pánico sería la sensación que mejor describe esos grandes momentos que Dead Island los borda como pocos títulos anteriores.
Por suerte, a la hora de las yoyas, tenemos todo tipo de apaños alla Dead rising II (del que mi admirado y varonil Mr.Green realizó un Analis-dis de rompe y rasga, y hasta de cortar la pana): Bates con pinchos, cuchillos explosivos, bates con sierra, escopetas incendiarias, katanas electrificadas, antorchas… ¡un gozo de la carpintería y del espíritu punk del “do it yourself”! A pesar de que esos diseños tan ingeniosos los tendremos que conseguir haciendo misiones secundarias y dorando la píldora a todo tipo de NPCs (que además todos son clones o familiares muy cercanos) y que encima de poner la mesa de herramientas, los componentes y hasta la cama se nos cobre dinero. ¿Quién y para qué?
Pero no hay que hacer feos a nada, especialmente en un juego en que una pierna ajena rota a tiempo (y verán qué sonidos de rotura de huesos) o un brazo cortado limpiamente nos puede dar el necesario respiro para seguir liándonos a patadas con media isla. Y es que el combate está muy bien desarrollado y se ve, literalmente, qué estás golpeando y qué efectos tiene en las carnes de nuestros vecinos.
Con la posibilidad de ir añadiendo perks de combate, furia y supervivencia (Algunos únicos dependiendo de con cuál de los cuatro protagonistas, horteras insufribles, juguemos). Eso sin contar con que, a pesar de lo que prometían de «todo será tu arma», siempre podemos tirar de algún apaño improvisado en forma de bombona de butano, cocteles molotov, explosivos marca Acme y hasta Axe y cuando todo falle echar mano de la flagoneta. Dead Island es un parque de atracciones del mamporro y el desenfreno.
En resumidas cuentas de vieja, si los suyo son los juegos de zombis y se lo han pasado pipa con el Dead Rising o el Stubbs the zombie háganse con él ya mismo para pasar los meses de ocoño calentitos. Dead Island puede no ser perfecto y necesitar unos cuantos brochazos y mods de Mr.Fucksia por aquí y por allá, pero a pesar de sus fallos y de cierta repetición, es un clásico a la altura del Boiling Point, con la guasa de que además se mea en Valve varias veces por capítulo. Y créanme que se mea con mucha razón y mucho gusto y gracia.
Les gustará si:
-Si a pesar de que aman con pasión a Edward Cullen aún sienten un no sé qué por los zombis.
-Si se lo han pasado pipa con Dead Rising, Left 4 Dead, Stubbs the zombie o Borderlands.
-Si les gustan los juegos que mezclan sigilo, mamporros y fuga en batiburrillo, todo junto y revuelto sin saber dónde termina uno y empieza el otro y encima borracho.
-Si lo suyo es conducir atropellando señoritas en bikini.
-Si necesitan urgentemente un videojuego con el que descargar mala baba y adrenalina.
No les gustará si:
-Lo del combate con arma blanca a cara de perro no les excita. Porque las armas de fuego tardan en aparecer y ni siquiera son lo más importante del juego.
-Si desearían quedarse a «jugar» con Svetlana en lugar de ir defenestrando cráneos ¡y no pueden, NO PUEDEN!
-Si lo de los zombis nunca ha sido lo suyo y quieren conservarse vírgenes para Edward Cullen
-No tienen corazón.
P.S:
Multipayo.
Sin duda el punto fuerte de este título; ese ir en coche con tres amigos arreando escobazos del tren de la bruja, ese compartir misiones, ese repartirse las tareas para ir avanzando juntos, en franca y sana camaradería ¡Ah el compañerismo! ¡Otro mundo es posible!
Conseguir los jet packs y volar pajarisiadimente por esa isla paradisiaca, organizar pequeños partidos de futbol con el balón de playa de 100 kg, emborracharse juntos en los chiringuitos, jugar al tute arrastrado, incluso jugar al juego de la galleta con Jenna Jameson zombi en el centro… ¡De todo! ¡De todo me imagino en este título enorme!
Y digo bien en decir que me lo imagino porque no sólo no lo he probado sino que tienen delante suyo a una persona, es un decir, que rehúye el multiplayer. Con decirles que al último que jugué profusamente fue al de Land of the Dead: Road to Fiddler’s Green (que fue un juego deliciosamente bochornoso) y que el Left 4 dead me lo conozco de memoria pero sólo he jugado 2 o tres partidas con gente yanqui que grita mucho, lo digo todo y no digo nada.
Como sería muy largo explicarles el por qué, inmersión, narrativa, falta de amigos, precariedad cognoscitiva, soledad divino tesoro etc. solamente les diré que no tengo ningún prejuicio contra el multiplayer, solamente que no lo practico, como tampoco como caracoles con tomate y que lo mío siempre ha sido otro palo y que cada palo aguante su vela. Sin mucho bochorno yo les aseguro que sin duda se lo pasan muy bien con sus amigos haciendo el cafre por los bosquecillos y bajos fondos de este Torremolinos virtual.