ANALIS-DIS: BOTANICULA
Si nos describen X como “algo infantil” seguramente pensemos en algo simplón, ñoño y lleno de animales que gritan y comen donuts. Algo de segunda, reservado a que los nenes no den la tabarra, no tiren de la cola del perro ni cerillas encendidas por la ventana. Pero esto no ha sido siempre así.
El problema básico es que un ejército de pedagogos locos empezaron a estudiar y a observar a los infantes para, después de la cuarta pedrada en la cabeza, concluir que lo mejor era tratar a los niños como tontitos y llevando chichonera; también se pidió a las más altas instancias, los Lannister por lo menos, que no se les diera café de Colombia para merendar, que les dieran una achicoria aguada con unas gotitas de miel. Así con todo.
Con esto a la pequeña Casilda y al regordete Timoteo les empezaron a dar “sus cositas, propias de su edad” adaptadas y enriquecidas con cucharones de azúcar de medio kilo, y se les dejó de tratar como pequeñas personas con poca muy poca experiencia en los trolleos de este foro que llamamos Elvivir.com
Así la infancia se convirtió en otro target del marketing con cash flow a punta pala y nos robaron muchas cosas.“Pumbi y los tres casualones” sustituyó en los videoclubs de cintas Beta a «Sabrina contra Jaimito» y a “Los tres cerditos: La vendetta”; por no empezar a hablar del injusto sello, que cayó como una losa en la riquísima literatura que se llamaría desde entonces “infantil” cuando en realidad debería llamarse universal.
Ahora si les digo que Botanicula es un juego “infantil”, quisiera que me entendiesen:
Botanícula es uno de esos juegos dirigido a niños, niños grandes y mayores; personas que mantienen aún esa capacidad de asombro, de entrega y de maravilla. Hablamos de ese punto cero tan intenso en los niños, ese nirvana, esa pasión y curiosidad desbocadas , ese espíritu pánico y, porque no, ese arrebato que Zulueta tan bien describe en su película del mismo nombre.
¿Qué nos proponen los fieras de Amanita, los mismos monstruos del estupendo Machinarum?
Una preciosista fábula en la que en un mundo arbóreo, tremendamente orgánico, aunque en realidad no se sabe dónde empieza lo biológico y termina lo onírico. Un ecosistema poblado por los seres más fantásticos y simpáticos vistos en mucho tiempo, y un humor blanco exquisito.
Un mundo con reglas y lógicas desconcertantes que nos harán sonreír al descubrir cómo funcionan, con su propia mitología: La creación de estos “árboles” a través de unas esferas/semillas de luz y de cómo una especie de arañas negras los devoran y matan.
Intentaré no desvelar nada, pero baste decir que el juego comienza cuando a uno de estos seres (yo lo llamo “Avellano”, que no Avellone) le cae una de esas semillas en la cabeza y tiene una visión, que se convierte en su misión: Juntarse con sus amigos y proteger esa semilla, acaso de esperanza, de la negrura que ya está invadiendo su hábitat.
En esta amable aventura de point & click, incluso sin click en algunos casos, nos encontraremos con puzles muy sencillos, que no simples, y bastante intuitivos si nos dejamos guiar por el particular lenguaje visual y musical del juego: Pocos cosas son obvias en este surrealista universo, pero las soluciones están casi siempre a mano o bastante cerca.
Baste decir que, por ejemplo, uno de esos puzles consiste en mover una hoja para que un moscón beba la savia y se emborrache, vomitando sobre un caracolillo, y algún otro pase por utilizar a uno de nuestros compañeros en concreto y no a otro.
Otros muchos serán originales mini-juegos que van desde una carrera de mariquitas (con un maldito tramposo repelente), un partido de voleyball e incluso un viaje psicodélico con peor o mejor resultado, con mejor o peor viaje, dependiendo del simpático vegetaloide que beba de una misteriosa espita.
¿Es tan sencillo? Mucho, pero, y siempre hay un pero, en este juego da la sensación de que los puzles estorban, que los árboles no nos dejan ver el bosque, pues es tal el derroche de humor y originalidad cuando los resolvemos que nos harán reír, sonreír o emocionarnos, cuando no todo a la vez. Es tan cuidado el detalle que incluso habiendo resuelto algunos “lugares” veremos que la acción que allí se desarrolla es diferente, provocándonos de nuevo, sí, como mínimo una sonrisa. Como cuando… ¡Silencio!
El colorismo preciosista (excepto en la última parte tremendamente expresionista y amenazadora, puro negro, blanco y rojo), el barroquismo sonoro (la música y los efectos están cuidadísimos) y sobretodo, insisto, la simpatía, jolgorio y fascinación que nos transmite, nos indica muy bien para qué está hecho Botanícula: para deleitarse y rescatar a ese niño que llevamos dentro debajo de los empastes y las facturas sin pagar. Les aseguro que después de las 4 horas que dura (en varias sesiones, como las cosas buenas) parece que hemos estado toda una vida con él, y que nunca ha faltado en nuestra colección. Es posible que hasta algunos sean mejor personas y todo.
El placer de aprender/compartir un lenguaje común que no recordábamos, hecho de música, colores, humor, ternura y amenaza y terror (pues esa es la vida de un churumbel señores) es algo que les recomiendo encarecidamente.
Botanicula es un juego, no, es un JUEGO, y como tal uno debe relajarse y entregarse bien duchado de cuerpo y mente a estos barroquísimos retrablos que nos sorprenderán, nos harán reir y nos seducirán como pocos juegos saben hacer. Es un JUEGO-FÁBULA, que nos transmite grandes cosas con su apariencia “infantil”:
Porque al fin y al cabo este es un juego sobre la vida, la muerte y la renovación, sobre la lucha del bien y el mal, sobre la importancia de cada onírico personaje por pequeño que parezca, sobre la amistad, y esas son unas cosas tan vitales, que adecuadamente envueltas y adornadas se pueden escuchar miles de veces porque nunca terminamos de haberlas aprendido bien.
En una frase torera: Botanicula es “majia” de la buena, de la de verdad, y pura capacidad para evocar y conmover.
-Les gustará:
-Si les gusta JUGAR.
-Si saben aprecian y valorar el mimo que se ha puesto en el apartado gráfico y musical.
-Si tienen corazón y el sentido del humor bien colocado en su sitio.
-Si echan de menos que alguien les cuente un cuento (y no sea un político).
-Si están también juegan a Petz Cats, que dicen que es todo amor.
-No les gustará:
-Si buscan un reto largo y unos sesudos puzles con los que estar días y días hasta tener que mirar la solución en Google.
-Si no son lo suficientemente pacientes como para darle tiempo al juego hasta que la historia y los personajes les enganchen.
-Si no les gustan los cuentos.
-Si “lo de los muñequitos” como que no, y les tira más un gallardo marine con puro en la boca y cuarenta metralletas en cada brazo, y cuatro en la punta de la…
-Si no se conmueven nunca, por nada ni por nadie; total ¿Para qué?